Una excursión para amantes de los cuentos (y las castañas)

"Érase una vez un castañar mágico habitado por árboles centenarios que conocían la sabiduría de la Tierra". Parece el inicio de un cuento, pero es nuestra segunda ruta de senderismo, que conecta con el lenguaje de los relatos de fantasía y la capacidad de asombro de los niños: en el castañar de El Tiemblo (Ávila).

Le proponemos hacer este sencillo paseo en familia, y disfrutar plenamente de cada uno de los rincones de este entorno natural, donde los castaños cobran protagonismo. Se trata de la joya botánica del Valle de Iruelas, a unos 7 kilómetros de El Tiemblo, en la cabecera del río Alberche, en las proximidades de Gredos, Ávila. Es zona de especial protección para las aves y acoge una importante colonia de buitres negros.

Encontrará algunos de los castaños más bellos y longevos del sistema central, junto a robles, olmos y abedules que lucen sus vestidos otoñales, como en una pintura. Hojas ocres, rojas, verdes y amarillas adquieren tonalidades doradas cuando la luz del sol se filtra entre ellas. Será un placer para los sentidos caminar silenciosamente sobre la hojarasca como si fuera un personaje del bosque, dejándose envolver por la bruma, si la niebla osara aparecer…

Para alcanzar este estado de mimetización con el entorno, sería un lujo poder visitar el castañar en un día de diario, ya que al ser el bosque más mediático de Castilla-León tiene mucha afluencia de visitantes los fines de semana. Para evitar atascos innecesarios, le recomendamos dejar el coche en El Tiemblo y subir en el autobús público, que además es más económico, ya que el Ayuntamiento cobra una tasa por mantenimiento del castañar por vehículo y por persona.

Comienza la aventura…

Empezará y terminará en la zona recreativa de El Regajo, donde hay un área de descanso con la fuente y el pilón y varias mesas dispuestas a la sombra. A la derecha, una empalizada de madera con unas puertas de acceso para vehículos y un paso con un pequeño puente para peatones. Ahí empieza la senda circular de poco más de 4 kilómetros.

Tomará la senda que al comienzo va paralela al arroyo del castañar. Llegará a un gigantesco y longevo tocón, o árbol talado, hogar de musgos y líquenes. Ahí se bifurca el camino. Cogerá la senda de la derecha e iniciará una suave pendiente rodeada de avellanos, abedules y cerezos silvestres, entre otras especies vegetales. Esta primera parte del trayecto transcurrirá bajo la sombra de ejemplares de castaños jóvenes que crecen muy altos en busca de la luz.

Por el camino encontrará gigantescas raíces, además de troncos retorcidos y huecos que hacen las delicias de los niños, siempre dispuestos a jugar. Llegará al refugio de Majalavilla, construido en piedra y decorado en su interior con motivos naturales al resguardo de una chimenea.

A 100 metros, se encontrará con dos árboles únicos: un pino resinero de gran altura cuya peculiaridad ha sido crecer aislado de su especie, y el abuelo, con más de 525 años, el castaño más antiguo de Castilla-León y uno de los cinco árboles más longevos de España. Su impresionante tronco hueco, con 19 metros de altura y un perímetro de 19 metros, está rodeado de una valla de madera, que le protege, estando prohibido subirse a sus ramas, algunas de ellas quemadas. Observe cómo alrededor de su tronco crecen sus vástagos, siendo esbeltos, los más jóvenes, y retorcidos los más viejos.

Vuelva hacia el refugio de Majalavilla y retome la senda hacia un bonito puente de madera en la vaguada del arroyo de la Yedra. Este arroyo recoge el agua que filtra el castañar hacia el embalse.

Deje atrás los espigados castaños jóvenes para subir al Resecadal, donde los árboles se retuercen en originales formas que harán mella en su espíritu. Observe cómo de los viejos troncos salen pequeños vástagos. Es un excelente lugar para hacer fotos.

Llegará a la explanada de Praderas de Garrido, donde el bosque se abre ante la panorámica del macizo de Gredos y su contraste de colores. Si la temperatura lo permitiera sería un lugar apropiado para comer un tentempié, beber agua y descansar un poco. A la izquierda, el castaño Codao le invita a pisar su mullida alfombra de hojas húmedas y adentrarse en busca de castañas, de níscalos y de rebozuelos. No se desilusione si los más afortunados llegaron antes y se llevaron sus cestas llenas. Descienda hasta dar de nuevo con la Fuente de los Cazueleros, desde la que bajará por el mismo camino de inicio hasta cruzar el arroyo del Castañar y acabar en el área recreativa de El Regajo. Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Sugerencias de fin de ruta

Tras la caminata, le sugerimos que disfrute de la comida castellana en esta bonita localidad abulense que tiene fama por su refinada pastelería y por sus higos caseros, ofrecidos muchas veces por señoras del lugar a pie de calle. Siguiendo recetas tradicionales, los secan y enharinan para que no se apelmacen. Han de ser consumidos con rapidez, pues no incluyen conservantes. Pasee después por las calles de El Tiemblo, acercándose a la ermita barroca dedicada al patrón del municipio, san Antonio de Padúa, lugar elegido para celebración de muchos matrimonios. De vuelta hacia Madrid, podrá visitar Los toros de Guisando, donde Isabel la Católica firmó el tratado para ser heredera al trono de Castilla. Salga a la carretera nacional que une El Tiemblo con San Martín de Valdeiglesias y, a unos nueve kilómetros, verá a la derecha el desvío. Tras recorrer dos kilómetros, en la margen izquierda del arroyo Tórtolas, junto a la Cañada Real, se encuentran cuatro esculturas de granito de origen vetón, pobladores prerromanos de cultura celta.