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Columna
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Increíble, señor Allen

"¿Seguro, señor Allen, que en sus 46 películas rodadas ha sido siempre total y absolutamente libre?"

Carta de la semana: Increíble, señor Allen

Interesante y divertido (como siempre) el irreverente y genial Woody Allen en la entrevista de El País Semanal (2-11-2014). Los calificativos que reiteradamente se aplican y definen su personalidad se reflejan, una vez más, en sus respuestas y opiniones. A quienes tienen el placer de ser woodyallenianos perpetuos e irredentos –como es mi caso– y a los que disfrutamos sus anuales películas (las excelentes y las menos buenas) nos pueden parecer estupendos sus flases de humor, de ironía, de contradicción, de provocación, de cinismo… Por otra parte, dejo a un lado las acusaciones de su exesposa Mia y su hija Dylan. Si son ciertas o no, lo ignoro, pero en modo alguno afectan a mi criterio sobre su indiscutible talento como cineasta, que es lo único que me interesa de él. Ahora bien, su declaración de que siempre ha sido “libre al 100%” me parece una boutade fascinante, pero obviamente improcedente e increíble… ¿Seguro, señor Allen, que en sus 46 películas rodadas ha sido siempre total y absolutamente libre? De ser así, sería un caso insólito en la historia de la cinematografía y, con el debido respeto y admiración, permítame el saludable beneficio de la duda.

Tomás M. Serna. Alcobendas (Madrid)

Relegados al olvido

Experimento una mezcla de admiración y rabia mientras leo el artículo Hace setenta años de Almudena Grandes (2-11-2014). Admiración por el carácter heroico de unos pocos luchadores por la democracia, en Europa primero y en su país finalmente. Y rabia no solo porque su intento quedara sepultado en la maraña de intereses espurios de la posguerra europea. También por mi absoluto desconocimiento, y me atrevo a decir de la mayoría de los españoles, de una gesta que debería formar parte del imaginario de nuestro país. Esta y tantas otras historias que décadas de alienante educación franquista relegaron al olvido y que la democracia no ha ayudado a desenterrar. Lecciones de memoria histórica que nunca es tarde para recuperar.

Adrián Pascua. Madrid

Da vergüenza morir

El artículo La muerte en ‘streaming’ (26-10-2014) hace reflexionar sobre los cementerios actuales, que ya no son lo que fueron antaño. Sobre todo los de los pueblos. Antes no había tanta ostentación. Ahora los vivos rivalizan en los cementerios con sepulturas cada vez más fastuosas. Pero ¿qué interés pueden tener los muertos en presumir de una lápida suntuosa?

Antes solo estaban señalizadas por una cruz de hierro, madera o mármol, o se distinguían por una más rudimentaria y provisional clavada en la cabecera del túmulo. Ahora, en los cementerios abunda el mármol y el granito. Y además no se entierra como se hacía antaño. Antes los restos mortales alimentaban la tierra. Ahora preferimos que nuestros cuerpos sean quemados antes que entregarlos generosamente a la Madre Tierra.

Antes en los cementerios crecía el hinojo y florecían los cardos. Ahora solo prosperan las flores de plástico y un maremágnum de cajones de ladrillo, cemento y granito. Ahora se adorna la muerte con costosas pompas fúnebres. Ahora maquillamos la muerte porque nos da vergüenza morir.

Pedro Serrano. Valladolid

El fotógrafo de la vida

La publicación del reportaje Amazonas. Una odisea brasileña de Sebastião Salgado (19-10-2014) me invita a enviar un enlace sobre el documental de Wim Wenders centrado en la obra de este fotógrafo, La sal de la tierra, del que el propio realizador escribía en El País Semanal (http://www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/sal-tierra/2840543/). Salgado ha llegado a renunciar a seguir fotografiando a las personas ante tanta crueldad, tanta miseria, tanto sufrimiento… argumentando que el ser humano está condenado. Ha visto, observado y vivido mucho, demasiadas experiencias amargas y durísimas.

La defensa de la naturaleza, del medio, del planeta, ha hecho que Sebastião, de nuevo, se convierta en un defensor de la vida saludable de nuestro planeta, o lo que es lo mismo, en un defensor de nuestra propia vida.

José Herrera. Correo electrónico

Incongruencias

El 9 de noviembre se celebró la caída de un muro que dividió una ciudad durante 31 años, como ustedes recuerdan en el reportaje 25 años de la caída del Muro (19-10-2014). La mayoría de los ciudadanos de ambas partes soñaban y luchaban por derribar esa valla que terminaría con la separación de una ciudad, un país, un continente y la humanidad misma. En igual fecha estaba previsto que se llevara a cabo una votación por la independencia de Cataluña de España. Qué incongruencia, qué ironía: unos luchan por terminar con la separación, y otros, por separarse; unos creen que la unión hace la fuerza, y otros, que la separación los hará más fuertes.

Será hacia la libertad o entrarán en el yugo de unos cuantos radicales. Será que el ser humano no aprende de experiencias ajenas. Qué ironía que el mismo día se celebren hechos opuestos en una Europa unificada. Cuándo aprenderá el ser humano a trabajar unidos por un mismo fin, para lograr el beneficio de todos P

Mary Carmen Lopezbrun. Cholula (México)

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