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Un pelotón de antidivos

Han contado a los españoles las noticias más relevantes de los últimos tiempos. Ante todo son profesionales de la información Ahora aparecen en una serie de Canal + que recorre la historia del periodismo televisivo

Ángel S. Harguindey
Ide izquierda a derecha: Joaquí Arozamena, Marta Reyero, Manuel Campo Vidal, Mamen Mendizábal y Álvaro Zancajo.
Ide izquierda a derecha: Joaquí Arozamena, Marta Reyero, Manuel Campo Vidal, Mamen Mendizábal y Álvaro Zancajo.Caterina Barjau

"No le digáis a mi madre que soy periodista. Ella cree que toco el piano en un burdel”. Es una manera como otra cualquiera de comenzar a hablar de periodismo y de periodistas, con una ventaja: se aleja el divismo, probablemente una de las lacras de la profesión. Y para ser sinceros todos los que aquí figuran forman parte del pelotón de los antidivos, aquellos profesionales que tienen claro que su oficio es el de transmitir los hechos, si acaso analizarlos, pero siempre desde el respeto a la audiencia, desde la convicción de que son simples intermediarios entre los hechos y la ciudadanía.

Preguntados los, hoy sí, protagonistas de esta historia por los momentos que más les impactaron, aquellos hechos que se quedaron grabados en su memoria profesional, las respuestas son relativamente variadas por más que el terrorismo de ETA ocupe un lugar preponderante. Al fin y al cabo la crueldad de esos iluminados fue durante muchos años, demasiados, uno de los problemas que más agobiaba a los españoles. Y así lo confiesa Manuel Campo Vidal, quien tuvo que informar de los peores años de la banda terrorista, años en los que las bombas y los tiros en la nuca casi se incorporaron al paisaje cotidiano.

Marta Reyero no olvida las 48 horas que conmovieron a España, del jueves 10 de julio de 1997 al sábado 12, con el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, un militante del PP, concejal en su pueblo, Ermua, y aficionado al rock and roll. Francisco Javier García Gaztelu, Irantzu Gallastegui Sodupe y José Luis Geresta Mujika fueron los “heroicos gudaris” que secuestraron a un joven de 29 años, pacífico y desarmado, rubricando su hazaña con un par de tiros en la cabeza. Pocas dudas caben de que en aquel descampado de las cercanías de Lasarte ETA tocó el fondo de la vileza, lugar en el que por otra parte habitaba hacía tiempo.

También Mamen Mendizábal se refiere a la banda terrorista como protagonista de uno de sus recuerdos profesionales: 2006. El presidente Zapatero informa de que el fin de ETA está cerca puesto que la banda había declarado un alto el fuego permanente. El 30 de diciembre de aquel mismo año explota en la terminal T4 de Barajas una furgoneta bomba cargada con entre 200 y 500 kilos de explosivos, un “alto el fuego permanente” que costó dos víctimas mortales, 20 heridos y numerosos daños materiales. Entre el deseo voluntarista del presidente y la cruel realidad se impuso la sinrazón.

Vicente Vallés (izquierda), María Escario, David Cantero, Pepa Bueno, Olga Viza y Paco Lobatón.
Vicente Vallés (izquierda), María Escario, David Cantero, Pepa Bueno, Olga Viza y Paco Lobatón.Caterina Barjau

Pero el terrorismo no conoce fronteras. Ana Blanco, Marta Fernández y Matías Prats, que también protagonizan Las caras de la noticia, la serie que emite Canal + con referentes del periodismo televisivo español, comparten un recuerdo imborrable: el 11-S de 2001. Diecinueve miembros de la red yihadista de Al Qaeda, distribuidos en cuatro grupos con un terrorista-piloto cada uno de ellos, secuestran sendos aviones comerciales. Dos de ellos se estrellaron contra las Torres Gemelas, el Wold Trade Center, en Nueva York; otro impactó contra la fachada del Pentágono, en Virginia, y el cuarto tenía como objetivo el Capitolio, en Washington DC, pero se estrelló en campo abierto, cerca de Shanksville (Pensilvania) por la pérdida del control del piloto ante la rebelión de pasajeros y tripulación al grito de “let’s roll”, una frase que dejó huellas, desde una composición de Neil Young al registro como marca patentada por parte de la viuda de Todd Beamer, que fue quien la gritó en el interior del avión. Balance: 2.973 muertos, 24 desaparecidos y más de 6.000 heridos. Fue, sin duda, la jornada del terror en la que el periodismo audiovisual alcanzó una de sus mayores cotas de difusión. El derrumbe de las Torres Gemelas retransmitido en directo forma ya parte esencial de la iconografía de la barbarie del siglo XXI. Para Álvaro Zancajo el escenario de su primera gran noticia en el plató, en directo, es también Nueva York: un accidente de tren en el Bronx en 2012 con un balance de dos muertos. Los momentos de tensión se justificaron por la incertidumbre del origen del accidente, pues inicialmente se pensó en un atentado y con consecuencias más graves.

Claro que el terrorismo no es exclusivamente político. Existe otro de tipo empresarial o económico. Joaquín Arozamena destaca entre las numerosas noticias que tuvo que dar la del aceite de colza, un ejemplo de la codicia de algunos y de la torpeza de otros. Primavera de 1981: en España se produce una intoxicación masiva por la comercialización para el consumo humano de un aceite de colza desnaturalizado y destinado al consumo industrial. La enfermedad afectó a más de 20.000 personas de las que fallecieron 330. Ocho años después, en 1989, el Tribunal Supremo consideró en su sentencia que la desviación del mencionado aceite para el consumo humano fue realizada conscientemente y “por un desmedido afán de lucro”. Fallaron los controles pertinentes y falló la sensibilidad del entonces ministro de Sanidad, Juan Sancho Rof, cuando a modo de explicación dijo que: “Es un bichito que, si se cae de la mesa, se mata”. Treinta y tres años después, y a raíz de haber contraído Teresa Romero la enfermedad del ébola, tuvimos que asistir de nuevo a las torpezas de una Administración en la que, naturalmente, no podía faltar alguna frase desafortunada de uno de los responsables de la Sanidad. Chapuzas y estupideces parecen formar parte ya de la peor tradición de la clase política. La codicia es intemporal.

El derrumbe de las torres gemelas retransmitido en directo forma ya parte esencial de la iconografía de la barbarie del siglo XXI

David Cantero pone el dedo en la llaga en otro de los graves problemas del periodismo: la manipulación informativa, una manipulación que, generalmente, tiene dos responsables: el mundo económico y el mundo político, mucho más interesados en defender sus propios y respectivos intereses que la verdad. Cita dos ejemplos del tratamiento informativo torticero, en este caso de TVE: el Prestige y el 11-M, dicho de otra manera: una de las grandes catástrofes ecológicas nacionales y el mayor atentado que ha sufrido España. El hundimiento del petrolero y el encadenamiento de decisiones políticas equivocadas están aún muy frescos en la memoria colectiva y, sobre todo, en la de los miles de manifestantes y cientos de voluntarios que protestaron y ayudaron solidariamente a minimizar los daños de aquella marea negra. Baste decir que el presidente Aznar visitó días después del desastre A Coruña con una escenografía que recordaba a los filmes bélicos. Fue también lo que originó la ya inolvidable frase de Rajoy: “Son unos hilitos de plastilina”, refiriéndose a los primeros vertidos del petrolero.

De los atentados del 11-M no creo que haga falta refrescar la memoria de la mayoría: están aún muy presentes los burdos manejos del Gobierno en aquellos días de marzo de 2004 para tratar de culpar a ETA de unos salvajes atentados realizados por una célula yihadista, y todo porque así lo aconsejaban las inminentes elecciones generales. Una actitud bochornosa cuya cabeza visible fue el ministro del Interior, Ángel Acebes, el mismo que ahora está imputado por autorizar el uso de una caja B en el Partido Popular cuando era su secretario general, imputación que añadir a la del caso Bankia, entidad de la que fue consejero.

'Las caras de la noticia'

La serie sobre la historia del periodismo televisivo español consta de cuatro capítulos. Se emiten en Canal + a las 21.00 de los cuatro viernes de este mes: 7, 14, 21 y 28 de noviembre.

Y si David Cantero lamenta la manipulación informativa de la televisión pública cuando él presentaba uno de los informativos, Pepa Bueno recuerda agradecida la etapa de Fran Llorente al frente de los informativos de esa misma televisión pública, un tiempo en el que los telediarios alcanzaron su mayor cota de audiencia y, sin duda, de credibilidad. Un dato: en la última etapa de Fran Llorente, el telediario de La 1 llegaba a 2.500.000 espectadores. En el pasado mes de septiembre, con Julio Somoano como máximo responsable de la información de la casa, el telediario perdió 700.000 espectadores.

Olga Viza y María Escario cierran el lote: dos periodistas especializadas en la información deportiva que equivale a decir en la información más agradecida, pues pese a los fracasos y éxitos colectivos o individuales, siempre ha gozado de una gran audiencia. Las dos destacan la cobertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, un tiempo de vacas gordas y nacionalismos flacos. Como el resto de los profesionales aquí citados, pertenecen a ese estilo sobrio y funcional por más que en la actualidad, el periodismo deportivo que triunfa parece ser el de los sucedáneos de Cruz y Raya, un ja-ja, je-je constante y en el que las equivocaciones, también constantes, se ocultan con más ja-ja y je-je y mucho canto elegiaco a la maquinilla de afeitar. En resumen: todos los que están, son.

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