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Leña
Columna
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Disney Gay

De adolescentes, mis amigos y yo jugábamos a adivinar qué personajes de las series eran gais, como nosotros, arañando para encontrarnos en la pantalla

El 26 de enero de este año, Disney Channel incluyó por primera vez a una pareja de lesbianas en una de sus series para toda la familia. No se trataba de una serie sobre estas dos mujeres, ni siquiera eran personajes secundarios. En el penúltimo episodio de la temporada final de Good Luck Charlie, que gira en torno a una familia blanca de clase media con cinco hijos, la más pequeña invita a una amiguita a su casa. Cuando la invitada llega, trae consigo la sorpresa de sus dos madres.

Como imagino que la Casa Blanca nos prepararía para la primera visita extraterrestre, la cadena había anunciado con seis meses de antelación que la familia de dos mujeres y una niña tocaría la puerta de los Duncan. También nos hicieron saber que el guion había sido elaborado con el apoyo de expertos en desarrollo infantil y consejeros de la comunidad. A pesar de toda esta asepsia, grupos como Un Millón de Mamás, que se ha dado a conocer por sus fallidos intentos de boicotear marcas que utilicen a celebridades homosexuales o que muestren en anuncios a familias con padres de un mismo sexo, salieron a defender el prístino pasado de unos medios en los que el único lugar posible para un personaje homosexual era el de la loca cómica y excesiva.

De adolescentes, mis amigos y yo jugábamos a adivinar qué personajes de las series eran gais, como nosotros, arañando para encontrarnos aunque fuese secretamente en la pantalla. Este deseo de vernos representados hizo que The L Word y Queer As Folk, culebrones con presupuesto, fuesen recibidos como el santo grial. La televisión es parte de nuestra educación emocional, y la invisibilidad mediática, una señal de tránsito hacia el armario.

Antes de ser esa adolescente, fui una niña gay, como deben ser, por estadística, miles de los hijos de ese “millón de mamás”, y estos niños, como los que tienen dos mamás o dos papás, que pagan impuestos y tele por cable, tienen derecho a la aparición de este par de mujeres en Disney y a mucho más de lo que en mi pueblo se llama sano entretenimiento.

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