La joya del turismo 'eco'
La Joya del Cabo de Gata es un hotel que predica y comparte con sus clientes el estilo de vida ecológica y la importancia del cuidado del medio ambiente
Su dueña, Charo García, nos cuenta que cuando se lanzó a crear este lugar también instauró una serie de objetivos que tendría que cumplir. Algunos de ellos eran consumir cada día de forma inteligente; respetar el equilibrio de la naturaleza y salvaguardar sus riquezas. En sus propias palabras “la Joya es un jardín a lo largo de una hectárea; una colina asentada en medio de la paz del desierto, salpicada por olivos y árboles frutales. En ella, apostamos por la corriente Slow como concepto de vida y respetamos totalmente el ritmo personal de los huéspedes. Para ello, seguimos la teoría de Jorge Riechmann en donde la cultura ecológica no puede ser sino una de los ritmos pausados y los tiempos lentos".
Su perfecta ubicación en un enclave que combina mar y montaña lo hace el lugar idóneo para la gente que quiera desconectar del estrés, estar en contacto con la naturaleza y aprender un poco más de la corriente eco-friendly. Cada uno de los puntos en la construcción estuvo minuciosamente medido y estudiado. Nos referimos al grosor de los muros; a los materiales ecológicos; a los sistemas aislantes; a los techos de puntal alto; a la orientación o a los cristales utilizados en las ventanas. Así nos lo explica Charo García: “En este cortijo todo ha sido construido para adaptarse al clima en el que se ubica, cambiante moderadamente de verano a invierno. Toda la construcción es bioclimática, está pensada y orientada para combatir, sin esfuerzo, el calor o el frío, intentando conseguir, de esta manera, el máximo ahorro de energía, aprovechando la luz natural y canalizando las brisas como ventilación natural que permiten lograr un ambiente confortable en cualquier época del año, sin necesidad de climatizaciones forzadas siempre dañinas para la salud y el bienestar.”
El agua también desempeña un papel fundamental en la finca. El riego se efectúa por un meticuloso sistema de goteo de tal manera que la vegetación recibe la cantidad que necesita, sin perder ningún litro innecesariamente. De la misma manera, han instalado su propia depuradora para poder reciclar el agua residual y darle una nueva utilidad en otro rincón de la Joya. Como dato curioso, el agua, tanto del jacuzzi como de la piscina, procede de un pozo que tienen y que se renueva de manera constante. Charo García explica que “para su tratamiento y condiciones de higiene se utilizan siempre productos ecológicos no abrasivos e inocuos que, eliminan irritaciones o el fuerte olor a cloro consiguiendo, de esta forma, una tonalidad natural”. Para su calentamiento y posterior uso en la piscina, la cocina y los baños, han instalado estratégicamente unas placas solares, mitad en la azotea y mitad en zonas del jardín que no están visibles para no estropear la vista del cliente.
Charo García sigue contando que cumplen con esta filosofía en otros ámbitos, “los productos que utilizamos para la limpieza y los de cortesía para el aseo, son cien por cien ecológicos y prescinden de elementos químicos de síntesis. Igualmente, todo se recicla; contamos con contenedores diferenciados para vidrio, envases, papel y materia orgánica.”
A la hora de la comida, muchos de sus menús incluyen ingredientes orgánicos como por ejemplo lechugas, pimientos, berenjenas, calabacines y diversas plantas aromáticas que, son cultivados y posteriormente recolectados en su propio huerto y gallinero.
Por último, Charo García se despide diciendo que “en este lugar cada huésped dispone de autonomía absoluta para organizar su estancia en el interior del alojamiento elegido, así como en el resto de la finca. La única limitación es la de las reglas tácitas que sugieren respetar el uso de los espacios comunes”.
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