_
_
_
_
EL PULSO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sylvia Whitman: La librería como hogar

La heredera de la mítica librería de París lleva las riendas del negocio que sacó adelante su padre

George Whitman en 2008.
George Whitman en 2008.john van hasselt (corbis)

Sólo un genio como George Whitman podía levantar y conservar la librería más famosa del mundo a tan escasos metros de Notre Dame, en la parte más cara e histórica de París. Sólo un loco como George Whitman podía ponerle a su hija como nombre de pila Sylvia Beach. Por suerte, ella se ha encargado de corregir el exceso de su padre y el librito que he comprado en Shakespeare and Company está firmado por Sylvia Whitman. Han pasado más de dos años desde la muerte del célebre librero y la nueva propietaria parece haberse dedicado con esmero a la corrección de ciertos detalles de la herencia paterna. El local está un poco más iluminado y mucho más limpio; los libros, mejor dispuestos; la bohemia reluce sin polvo y en orden alfabético. Tras 60 años de bufé libre de fotografías, ahora está prohibido saquear imágenes de su interior. Ya llegará el momento en que las ciudades cobren un impuesto para poder reproducir su patrimonio visual.

Si quieres pixelar los rincones donde durmieron, se enamoraron, bebieron, leyeron, escribieron, rieron o se equivocaron Lawrence Durrell, Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti o Anaïs Nin, entre otros cientos de escritores, además de hacer tus propias fotos de la fachada, puedes adquirir postales producidas por la propia librería. Junto a ellas también ha aumentado el número de cuadernos, bolsas de tela y otros suvenires pintorescos, fetiches para el turista cultural. Desde tu punto de vista, le pregunto, ¿cuáles son los cambios más importantes que estás llevando a cabo: “Sobre todo nos estamos adaptando al mundo online y sus ventajas, por ejemplo con una nueva versión de la página web”.

Pero no descuida la memoria en papel: espera terminar a finales de este año su anunciado proyecto de un libro de historia de la librería, basado en la clasificación y el estudio de los materiales del archivo de su padre. Mientras tanto podemos leer Shakespeare and Company: a brief history of a Parisian bookstore, escrito por ella y generosamente ilustrado con documentos inéditos o muy poco conocidos, como las instantáneas de la fachada de la librería original, Mistral (antes de que falleciera Sylvia Beach y Whitman le cambiara el nombre); las fichas de la biblioteca de préstamo de clientes habituales como Richard Wright o Peter ­Matthiessen; o una foto promocional de las tres guías de Mademoiselle de Paris, una agencia con base en la librería que durante los años sesenta ofrecía aprender francés y conocer París, por el mismo y módico precio, en compañía de bellas jovencitas bilingües. ¿Fue tu padre un buen maestro?: “En realidad mi padre no me enseñó nada de un modo explícito, esperaba que yo lo siguiera por el local, mirando y aprendiendo: esos momentos son los mejores recuerdos que tengo de él”. Se convirtió en su discípula en 2002, cuando se instaló en París tras varios años de separación y George Whitman contaba ya casi 90 años de vida libresca. Todavía le quedaban nueve para asegurar su legado: por poco fue, además del librero más famoso de la historia, un lector centenario.

Le pregunto qué se siente al dirigir una institución como ésta: “Crecí en esta librería y pasé muchos años trabajando aquí con mi padre, de modo que para mí no es más que mi casa”. Un envidiable hogar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_