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BIENESTAR

¿Qué ocurriría si España se despertara a las seis de la mañana?

La conciliación de la vida personal y laboral, además de la mejora de la productividad, serían algunas ventajas

La entrada en el mercado común y la conversión de España en país miembro de la Unión Europea, indujo en su día a este país a adoptar ciertos parámetros comunes a los países miembros en infraestructuras, políticas fronterizas, estándares de educación, moneda única y educación superior. La crisis económica ha colocado en el punto de mira nuestros horarios y hábitos de sueño. Existen partidarios, también en ámbitos gubernamentales, de proponer un cambio de modelo.

Más allá de las repercusiones en la economía o en la imagen que se ofrece al exterior, es evidente que los primeros efectos de adelantar la hora de acostarse y levantarse se apreciarán primero en nuestro cuerpo. Somos animales de costumbres y nuestra adaptación biológica a un nuevo horario no debería presentar grandes problemas “mientras nos levantemos de forma regular a una hora determinada”, asegura Jonathan Navas, psicólogo sanitario en el centro Espacio Theman. El hecho de levantarnos por sistema cuando aún es de noche tampoco supondría mayor trastorno, “es más complicado acostarse cuando todavía es de día”, señala. El proceso de adaptación de nuestro organismo no sería muy dilatado en el tiempo. Este especialista aventura un periodo concreto de “unos días, tal vez una semana como mucho”.

Si la mayoría de la población residente en España se levantara a las cinco o seis de la mañana, podría iniciar su jornada laboral a las siete y finalizar a las cuatro de la tarde. Es lo propuesto por Beatriz Currás en una entrada del blog Gestión Pyme. Para esta economista y asesora financiera, colaboradora habitual de publicaciones relacionadas con el mundo de la empresa, las primeras horas del día permiten un mayor rendimiento laboral y un mejor aprovechamiento a su vez de las horas más calurosas y las últimas de luz en invierno. “Salir de trabajar de día sí es importante”, asegura, porque ello posibilitaría, según ella, que la gente dispusiera de más tiempo para animarse “a salir de compras o con la familia” al terminar la jornada laboral.

La fórmula está muy clara para la economista: hay que promover iniciativas para irse a la cama y levantarse antes. Para conseguirlo, la modificación de la programación televisiva se convierte en una prioridad. “Casi todas las familias ven la tele por la noche y se rigen por eso. Muchas esperan hasta que acaba el programa a la una y media de la madrugada”, asevera Currás.

El cambio de los horarios de emisión en la pequeña pantalla también es prioritario para Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles y su Normalización con los demás países de la UE y de ARHOE, asociación dedicada al mismo fin: “pedimos que los programas en horario de máxima audiencia no finalicen más tarde de las once de la noche. Nuestros últimos datos indican que el español duerme 53 minutos menos que la media europea y esta diferencia afecta a la productividad, al estrés, al absentismo y a la siniestralidad laboral y al fracaso escolar”, enumera.

El presidente de ARHOE es tajante al respecto, “un país del siglo XXI tiene que poseer una flexibilidad de horarios laborales”. Aclara que, con esto, se refiere a algo más “del 90% de las profesiones”, servicios de emergencia y otros sectores análogos, por ejemplo, tendrían turnos distintos. Poder llevarlo a cabo sería clave para “la conciliación de la vida personal, familiar y laboral”, sostiene Buqueras, quien también recuerda que cada vez es más habitual que existan personas viviendo solas por lo que debe establecerse “una coordinación entre los horarios laborales y comerciales”, de tal manera que al salir del trabajo podamos llevar a cabo una acción tan cotidiana y elemental como hacer la compra del día.

Jim Yardley, en un reportaje del diario The New York Times, describía con un asomo de escándalo los horarios de comer y dormir en España, destacando que se cenaba de forma habitual a las diez. La ministra de Sanidad, Ana Mato, anunció poco después su intención de reunirse con los responsables de las cadenas de televisión y de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) para tratar de adelantar los horarios de los informativos y los partidos. La reunión con las televisiones privadas se celebró el pasado 23 de abril. Fuentes del propio ministerio afirmaron que no se llegó a un acuerdo porque los directivos consideraron que antes de modificar “su horario estelar” era necesario “cambiar otros hábitos”. Buqueras es más explícito y hace notar que “no se puede hacer nada si uno no sale de trabajar de una empresa o de un ministerio hasta las ocho de la noche”.

Las mismas fuentes de Sanidad aseguraron que existe la voluntad de celebrar también esa reunión del Ministerio que dirige Mato con la LFP, aunque todavía no se ha fijado fecha. En cualquier caso, aseguran, “lo que se pretende con estos tanteos no es tanto que los ciudadanos se acuesten antes como que aprovechen mejor su tiempo”. Desde la asociación y la comisión nacional que preside, Buqueras no deja de reconocer que cuando se ha reunido “con todo el arco parlamentario, desde el coordinador de IU, Cayo Lara, hasta el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy”, siempre se ha encontrado “con buenas palabras” pero apela también “a la efectividad en este tema” y a que esas buenas palabras a las que alude se tornen “en realidades”.

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