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Columna
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Dios

En verano los comedores infantiles cierran y muchos niños perderán la única comida sustancial del día

Rosa Montero

El presidente de Madrid, González, dijo la semana pasada que, “gracias a Dios, no hay ningún problema de desnutrición” entre los niños madrileños. Me espeluzna el uso de Dios en una frase tan insensible, tan equivocada y tan cruel. España es el segundo país de Europa con más pobreza infantil; una cuarta parte de los niños no puede comer frutas y verduras todos los días; 2,5 millones de críos (el 30%) están en riesgo de exclusión social. Cierto, según el INE, Madrid tiene una de las tasas más bajas de pobreza, (13,4% frente a, por ejemplo, 31,3% de Castilla-La Mancha), pero sigue siendo mucho: 50.000 niños malnutridos, dice el PSOE. El Dios de González es un Dios de renta alta que no se entera del mundo en el que vive. En verano, los comedores infantiles cierran, y muchos de esos niños perderán la única comida sustancial del día. Por eso la Defensora del Pueblo pidió que se dedicara el euro por recetapara mantenerlos abiertos. González y su Dios se negaron. Además, el presidente madrileño dijo: “¿Saben dónde hay desnutrición infantil? En Andalucía, no en Madrid”. También descorazona comprobar cómo ese tipo utiliza el hambre de los niños como un arma arrojadiza partidista, como una ficha más del juego sectario. Qué radiografía tan clara de su alma de piedra deja entrever semejante frase.

Lo cierto es que, por desgracia, hay niños desnutridos en toda España; Ayuda en Acción tiene en marcha un maravilloso plan de becas para comedores (y ahora, en verano, también en campamentos) que ya atiende a 7.200 críos y que aspira a llegar a más. Colaboremos con ellos (googlea Dile al Hambre para sumarte), alimentemos bien a nuestros niños, denunciemos a quienes deberían hacerlo y no lo hacen. Como González y su Dios.

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