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NOSOTROS CAMINAMOS EN SUEÑOS
Columna
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“¿Qué coño fuma esta tía?”

'Thug notes' son una serie de vídeos que proponen una introducción al canon literario formulada en el lenguaje de los adolescentes norteamericanos

Patricio Pron

En su reciente Continuación de ideas diversas, el escritor argentino César Aira sostiene que se opone a la promoción de la lectura debido a que los buenos libros ya son leídos por los que “leen desde siempre y no necesitan campañas de promoción de la lectura. Los que no han leído, y se deciden a hacerlo por una de estas campañas, necesariamente van a leer libros malos”. Aunque el argumento parece caprichoso, la experiencia nos indica que casi todo lo que es “promovido” institucionalmente en literatura carece de interés, tanto porque las instancias que determinan qué debe serlo son ineficaces como porque la institucionalización de la literatura siempre la convierte en inane.

Me gustaría decir que no recuerdo ni una sola iniciativa para promover la lectura que realmente invite a leer, pero el hecho es que sí recuerdo una, relativamente reciente: se trata de Thug notes (literalmente, los “apuntes de un gánster”), una serie de vídeos protagonizados por un tal Sparky Sweets (el comediante Greg Edwards) que proponen una introducción al canon literario formulada en el lenguaje de los adolescentes norteamericanos. Aunque los vídeos tienen como fondo una biblioteca oscura y muy formal, no hay nada formal y oscuro en Sparky Sweets ni en su vestimenta (zapas de baloncesto, camisetas sin mangas, gorras y cadenas de oro), ni en sus animaciones chapuceras o su lenguaje, algo difícil para quien no esté familiarizado con el slang estadounidense. En las Thug notes, Ulises es un “colega” que trata de volver a casa, y Penélope, “una zorra lista”; Yossarian (Trampa 22) es apodado Yoyo, y Harper Lee induce a la pregunta: “¿Qué coño fuma esta tía?”. Pese a ello, y a la brevedad de los vídeos, los libros tratados son abordados con inteligencia y su análisis es más sofisticado de lo que parece a simple vista. Las Thug notes no promueven, no obligan a nada: son una invitación para quien desee aceptarla.

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