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MODA

“Se puede enseñar a alguien a hacer ropa pero no a pensar como un diseñador”

El director de la escuela de moda neoyorquina inculca a sus alumnos la importancia de la comunicación y el pensamiento comercial en un diseñador

Carmen Mañana
Simons Collins durante una charla en la escuela de moda Parsons.
Simons Collins durante una charla en la escuela de moda Parsons.Getty

Simon Collins consiguió su trabajo como director de Parsons en una cafetería. “Estaba tomando algo con mi hija y en otra mesa había dos hombres discutiendo sobre diseño. Me metí en la conversación sin que nadie me llamara y resultaron ser dos profesores de la escuela. Me pidieron que diera una clase y luego otra y otra, hasta que me ofrecieron el puesto de deán”, cuenta este británico durante su presentación el I Foro Art & Fashion de Bilbao. Una cita organizada por la comunidad Bilboost y que sirvió de presentación para su IV Concurso Internacional de Diseño de Moda, el pasado 3 de octubre.

A lo largo de su exposición, este “polemista profesional” que ha trabajado entre otras para marcas como Nike, Polo Ralph Lauren, Fila o Zegna, analizó el escenario al que se enfrentan los nuevos diseñadores y desgranó, en la mejor tradición de los gurús de la autoayuda estadounidenses, sus consejos para triunfar en el mundo del diseño: “Di no al diseño feo. Di no a los PC y sí a los MAC”.

-Pregunta. Parsons es una de las escuelas de moda más prestigiosas ¿Qué es lo que busca cuando selecciona a sus estudiantes?

-Respuesta. Un pensamiento creativo. Puedo enseñarte a hacer ropa, a dibujar, a entender cómo funciona el negocio. Es fácil. Pero no podemos enseñarte a ser un diseñador, a pensar como un diseñador y eso es lo que buscamos.

-P. ¿Cuál es la destreza más importante que debe aprender un joven diseñador hoy en día?

Un diseñador debe tener un visión y reconocer que no sabe nada más”

-R. De lo que hablamos cuando hablamos de diseño es de comunicación al fin y al cabo. Un diseñador debe de tener su propia visión, pero si no la sabe comunicar es como si no tuviera nada. En Parsons, además de a diseñar ropa, enseñamos a nuestros alumnos a dibujarla, fotografiarla, hacer vídeos, a hablar de ella, cómo presentarla, cómo hacer un estilismo. Su trabajo consiste en mucho más que hacer un vestido bonito. La comunicación es una cualidad muy infravalorada entre los diseñadores y realmente determinante.

-P. De su escuela han salido creadores como Marc Jacobs, Alexander Wang, Dona Karan, Tom Ford… que han tomado las riendas de grandes casas de moda ¿Es esa la meta final que marcan a sus estudiantes?

-R. No me gusta hacer comparaciones con Europa, pero en Parsons enseñamos a nuestros diseñadores que no hay nada malo en tener éxito. La gente usa el término comercial de una forma peyorativa pero nosotros no lo vemos así: hay elementos comerciales en el trabajo de Marc Jacobs, pero también en el de Rei Kawakubo [diseñadora de Comme des Garçons]. Vender está bien. Enseñamos a nuestros alumnos a pensar a lo grande: muchos tienen compañías valoradas en cien millones de dólares. Solo porque tu producto es muy popular no significa que sea malo. Cuando pienso que hay cierto acercamiento esnobista al éxito comercial…

-P. ¿Estimula a sus alumnos con frases como la que popularizó la serie Fama: ‘La fama cuesta y aquí vais a empezar a pagar por ella’?

He visto a diseñadores dibujar el vestido estrella de su colección en una servilleta de Air France

-R. No. Pero les abro los ojos desde el minuto uno. Cualquiera pensaría que un diseñador se pasa el día diseñando y no es así. Se pasa el día persiguiendo y guiando a gente, porque lo que hace, en realidad, es dirigir una compañía. Solo, al final del día, cuando llegan las limpiadoras, sacan su cuaderno de bocetos y comienzan a dibujar. Conozco a muchos diseñadores que solo diseñan en los aviones, porque es el único lugar dónde nadie les puede reclamar o llamar. He visto a algunos que han dibujado el vestido estrella de su colección en una servilleta de Air France.

-P. Muchos diseñadores españoles se quejan de que se ven obligados a asumir el rol de hombre o mujer de negocios, para el que no están preparados ¿hacen hincapié en Parsons en la importancia de la dimensión empresarial del diseño?

-R. Les formamos en temas económicos y de gestión. Es uno de nuestros fuertes. Pero también les enseñamos que no son hombres de negocios “¡No os ocupéis de las cuentas! Formad equipo con un economista o con un socio empresarial” Yves Saint Laurent, Tommy Hilfiger, Calvin Klein o Marc Jacobs lo hicieron y construyeron imperios globales. Siempre les explico que, como diseñadores, deben de tener una idea, una visión, y después, reconocer que no saben nada más y dejarse aconsejar por expertos. Mi consejo estrella es: haz la pregunta más inteligente que puedas a la persona más inteligente de la sala.

-P. ¿Cuáles son los principales retos que afrontan los nuevos diseñadores en una industria tan  cambiante como la de la moda?

-R. En el fondo, no creo que los retos hayan cambiado mucho desde hace 40 años. Lo que ha cambiado son las oportunidades. Si no puedes vender tu colección en Sacks o en Barneys, puedes encontrar otro sitio donde encaje tu producto, porque hoy trabajamos en un mercado global y porque puedes crear tu propia tienda online. Lo interesante es que no hay una sola forma de triunfar, sino miles.

-P. ¿Y qué opina de la eficacia y supervivencia de los desfiles? Hoy, como usted dice, existen muchas oportunidades y formas de mostrar tu trabajo, pero las pasarelas y las semanas de la moda se perpetúan como una herramienta fundamental de la industria.

-R. Todo el concepto de los desfiles está cambiando. Antes solía ser una herramienta de business to business, y se dirigía a diseñadores, compradores y prensa. Ahora todo el mundo puede ver todos los desfiles inmediatamente a través de los bloggers y de los medios, y se invita a celebrities, amigos… incluso yo voy a los desfiles ¿Qué demonios hago yo allí! Ahora es una gran es una herramienta de márketing: Una acción business to consumer. Lo que no significa que el papel de los medios y compradores como filtro entre diseñadores y consumidores haya desaparecido: Por mucho que te haya gustado esa chaqueta de cuero que has visto sobre la pasarela desde tu iPad, si a Anna [Wintour, directora de Vogue USA] no le gusta, y a los compradores no les gusta, nunca podrás tenerla porque no llegará a las tiendas.

-P. Sabrá que España está viviendo una gran crisis económica y que muchos diseñadores y firmas, algunos de ellos consagrados, están cerrando o al borde de la desaparición. Mientras, Estados Unidos ha ganado peso como pilar de la moda en los últimos años ¿algún consejo?

En España, hay que preguntarle al fundador de Zara cómo lo ha hecho

-R. Comprar productos locales se está convirtiendo en una tendencia global cada vez más relevante. Y para los países que sean lo suficientemente inteligentes, esta corriente puede ser una gran oportunidad de crear riqueza. Si el gobierno y la industria reconocen la importancia del diseño y lo promocionan, el consumidor, al final, acabará tomando conciencia de su valor. Tú chaqueta es muy bonita, pero si además está hecha por un diseñador del que tú has hablado en tu periódico, y al que el gobierno ha apoyado reduciendo los impuestos para que pueda abrir una fábrica aquí, entonces será un éxito para todos. Además, en España tenéis el ejemplo de Zara, que es un líder mundial del sector. Así que, una vez más, lo único que hay que hacer es ir a la persona que ha tenido esa visión genial y creado ese imperio colosal, y le preguntarle cómo se hace, qué pasos hay que dar y cómo se puede aplicar.

-P. ¿Considera entonces que los gobiernos deben apoyar o subvencionar la moda, o que debe ser una industria independiente?

-R. Los organismos como el British Fashion Council o el Council of Fashion Designers of America son muy enriquecedores. Pero lo más interesante que sucede en Nueva York en términos de diseño no está bajo el paragüas de las grandes instituciones. Toda ayuda es buena, pero si la pregunta es si sobreviviríamos sin ella, la respuesta es sí, por supuesto.

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