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Columna
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Homeopatía

Los presupuestos de la recuperación, igual que la cadera del Rey, son también provisionales

Juan José Millás

Si el Rey está tan bien, ¿por qué está tan mal? A propósito, ¿qué significa eso de que el Príncipe carece de un estatus que regule sus funciones? ¿No se ha dado de alta en autónomos? ¿Factura los discursos sin IVA? ¿Podría ser lo suyo otra forma de economía sumergida? Lo que yo le digo desde aquí es que si pretende cobrar en su día la jubilación de Príncipe (es muy dudoso que se jubile como Rey) debería empezar a cotizar. Lo mismo cabe decir de la princesa Letizia, que se ha metido en una aventura laboral que ya veremos.

Cada día nos asalta una preocupación nueva. Cuando no es la jubilación de los príncipes, son los “presupuestos de la recuperación”. El Rey lleva recuperándose cuatro o cinco años y cada lunes lo encontramos peor. Su evolución clínica nos recuerda a la nuestra, que empezamos a recuperarnos con Zapatero, para el que la crisis era un resfriado, continuamos con Rajoy, para el que el resfriado era Zapatero, y seguimos agonizando con Montoro, que delira con no sé qué milagro español. De hecho, hemos llegado a esta fase terminal a base de recuperarnos. De acuerdo, no casa, ¿pero hay algo que case? ¿Cómo es posible, por ejemplo, que las pensiones suban al tiempo de bajar, que el paro disminuya al tiempo de aumentar, o que haya mejor educación habiendo menos profesores y más alumnos?

Pues del mismo modo, suponemos, que el Rey se recupera estupendamente y pregunta por todo y deambula por palacio, o sea, mintiendo a diestro y a siniestro. Significa que los presupuestos de la recuperación, igual que la cadera del Rey, son también provisionales. Y que llevan una carga mortal de antibióticos neoliberales. Y que dentro de poco nos abrirán de nuevo para colocarnos la prótesis definitiva. Y que la troika nos visitará y dirá a la salida que ya deambulamos. Por favor, un poco de homeopatía socialdemócrata.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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