_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Homeopatía

Los presupuestos de la recuperación, igual que la cadera del Rey, son también provisionales

Juan José Millás

Si el Rey está tan bien, ¿por qué está tan mal? A propósito, ¿qué significa eso de que el Príncipe carece de un estatus que regule sus funciones? ¿No se ha dado de alta en autónomos? ¿Factura los discursos sin IVA? ¿Podría ser lo suyo otra forma de economía sumergida? Lo que yo le digo desde aquí es que si pretende cobrar en su día la jubilación de Príncipe (es muy dudoso que se jubile como Rey) debería empezar a cotizar. Lo mismo cabe decir de la princesa Letizia, que se ha metido en una aventura laboral que ya veremos.

Cada día nos asalta una preocupación nueva. Cuando no es la jubilación de los príncipes, son los “presupuestos de la recuperación”. El Rey lleva recuperándose cuatro o cinco años y cada lunes lo encontramos peor. Su evolución clínica nos recuerda a la nuestra, que empezamos a recuperarnos con Zapatero, para el que la crisis era un resfriado, continuamos con Rajoy, para el que el resfriado era Zapatero, y seguimos agonizando con Montoro, que delira con no sé qué milagro español. De hecho, hemos llegado a esta fase terminal a base de recuperarnos. De acuerdo, no casa, ¿pero hay algo que case? ¿Cómo es posible, por ejemplo, que las pensiones suban al tiempo de bajar, que el paro disminuya al tiempo de aumentar, o que haya mejor educación habiendo menos profesores y más alumnos?

Pues del mismo modo, suponemos, que el Rey se recupera estupendamente y pregunta por todo y deambula por palacio, o sea, mintiendo a diestro y a siniestro. Significa que los presupuestos de la recuperación, igual que la cadera del Rey, son también provisionales. Y que llevan una carga mortal de antibióticos neoliberales. Y que dentro de poco nos abrirán de nuevo para colocarnos la prótesis definitiva. Y que la troika nos visitará y dirá a la salida que ya deambulamos. Por favor, un poco de homeopatía socialdemócrata.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_