Que continúe la fiesta
Guantánamo desde la contabilidad moral es una cárcel ilegal, kafkiana e insoportable. Pero las autoridades estadounidenses lo tienen claro: si se cierra será porque sale por un pico.
Dice Obama de cerrar Guantánamo porque es caro e ineficaz, además de no aportar nada a la seguridad. Son razones de orden práctico, extraídas de la contabilidad monetaria y, en esa medida, un poco bobas. Como diría Julio Iglesias, todo lo que se puede comprar con dinero es barato. Para la economía norteamericana, esa cárcel ilegal y kafkiana, llena de cautivos sin acusación, es una ganga, un chollo. Ahí es nada, poseer un espacio al margen de todas las normas, lleno de gente sometida con la que puedes perpetrar todas las perversiones que han pasado por tu cabeza desde niño… Miente Obama al decir que Guantánamo es caro. Está tirado de precio. Otra cosa es que hubiera hablado desde la contabilidad moral. Desde la contabilidad moral, en efecto, el mantenimiento de las rejas que aparecen en la foto deben de pasarle una factura insoportable, aunque no tanto si pensamos que había prometido cerrarla durante los primeros diez meses de su mandato y ya va por la mitad del segundo. Las manos son las de un detenido que ignora de qué se le acusa o con qué fin se le tortura desde hace varios años. Periódicamente, y como estos presos han llegado a la conclusión de que de ahí solo se sale en ataúd, inician una huelga de hambre que las autoridades estadunidenses califican de acto terrorista. Así que, para mantenerlos vivos y que continúe la fiesta, les meten tubos por aquí o por allá, lo que constituye una perversión estándar que ya empieza a aburrir. Pero, bueno, si preguntas a las autoridades por qué conviene cerrar Guantánamo, te dirán que porque se pone en un pico.
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