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Seis comunidades autónomas aún no han recuperado el nivel de competitividad prepandemia

El indicador crece en todas las autonomías, con un alza media del 4,4% en 2021

Varios obreros trabajan en una obra de un edificio de viviendas de nueva construcción en Madrid.
Varios obreros trabajan en una obra de un edificio de viviendas de nueva construcción en Madrid.EFE
Laura Delle Femmine

La economía ha experimentado un fuerte rebote tras la gran caída de 2020 causada por la crisis sanitaria. Pero este no ha sido suficiente para devolver a todos los indicadores el brío previo al gran confinamiento. Es el caso de la competitividad regional: aumentó de forma generalizada en 2021 y en conjunto logró recuperar la cota precovid, pero aún hay seis comunidades que siguen por debajo del nivel de 2019, según el Informe de la Competitividad Regional en España 2022 presentado este martes por el Consejo General de Economistas. Estas son Aragón, Islas Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana, Navarra y La Rioja. El triángulo conformado por Madrid, Navarra y País Vasco, en cambio, se mantiene durante un año más como el territorio más competitivo de España.

Esta edición del índice de competitividad regional (icreg) hace referencia al año 2021 —es decir, no tiene en cuenta la guerra de Ucrania ni recoge el impacto de la crisis energética— y se ha elaborado a partir de 54 variables agrupadas alrededor de siete ejes: entorno económico, mercado de trabajo, capital humano, entorno institucional, infraestructuras básicas, eficiencia empresarial e innovación. Además, se incluye como novedad un monográfico dedicado a la digitalización.

Pese a que alguna comunidad no ha recuperado aún el terreno perdido con la pandemia, todas han mejorado su desempeño en 2021 —salvo La Rioja, que se ha estancado— con respecto al año anterior. El avance promedio en el conjunto de las 17 comunidades ha sido del 4,4%. Este comportamiento homogéneo ha mantenido más o menos invariada la clasificación final, en la que Madrid, Navarra y País Vasco se mantienen en lo más alto de la lista, en este orden, mientras Andalucía y Extremadura se sitúan a la cola. “2021 ha sido un año de crecimiento, con una fuerte recuperación de los indicadores coyunturales y una recuperación de las variables estructurales”, ha señalado Patricio Rosas, coordinador del informe, durante la presentación.

Algo parecido ha pasado con las economías regionales. El PIB de España avanzó un 5,5% el año pasado —insuficiente para volver a los niveles precrisis— tras hundirse un 11,3% en 2020. Pero las tasas de crecimiento han sido muy distintas en función de la comunidad. Baleares y Canarias experimentaron los crecimientos más intensos, con una variación anual del 10,7% y del 7%, respectivamente, después de haber retrocedido muy por encima de la media durante la pandemia, efecto de su elevada dependencia del turismo; Castilla y León registró el alza más moderada (4,3%), según los datos del INE publicados este lunes.

“No se trata de un rally entre comunidades. La competitividad es un concepto abstracto, de carácter multidimensional, que no se refiere solo a la productividad”, ha destacado el presidente del CGE, Valentín Pich, durante la presentación del informe, que ha sido elaborado por investigadores de la Universidad de Murcia. De todos los ejes, los relativos al capital humano y la eficiencia empresarial han experimentado, en promedio, las mejoras más intensas; entorno económico e institucional son las únicas dos categorías que empeoran de forma generalizada.

España a dos velocidades

El informe divide España en dos grandes grupos: por un lado están las comunidades que tienen competitividad alta (Madrid, Navarra y País Vasco) y medio-alta (Cataluña, que perdió dinamismo con el procés), que coinciden con las zonas más industrializadas, que más inversión reciben y más grandes sociedades albergan, y por el otro las que tienen un índice medio-bajo (Aragón, La Rioja, Castilla y León, Cantabria, Galicia y Asturias) y bajo (Extremadura, Andalucía, Canarias, Baleares, Castilla-La Mancha, Murcia y Comunidad Valenciana). Muchos de los territorios de este segundo grupo tienen un PIB per cápita inferior a la media, forman parte de la España vacía o dependen del turismo, que tiene un componente más coyuntural.

“Hay persistencia en brecha, con una gran diferencia entre las comunidades más punteras y las demás, por lo que las de abajo no son capaces de alcanzar a las de arriba en el corto plazo”, ha señalado José Carlos Sánchez Vega, director técnico del informe, quien, sin embargo, se ha negado a hablar de una fractura norte-sur. El economista ha recordado que la crisis financiera antes, y la sanitaria después, han truncado el proceso de convergencia. “Pero hay también una parte positiva: en este análisis dinámico se puede ver cuáles son las autonomías que tienden a converger, y vemos cierto acortamiento de las distancias”.

En esta edición destaca es el comportamiento de Extremadura. En 2021 fue el territorio con mayor dinamismo, aunque sin lograr escalar de posición: continúa en el último puesto de la lista, el 17. La Rioja, en cambio, se ha estancado —es la única autonomía donde el índice no ha crecido con respecto a 2020— y ha caído una posición, de la cinco a la seis, en favor de Aragón. En las demás comunidades, los crecimientos más moderados se han registrado en Cantabria, Baleares, Galicia, Asturias, Cataluña y Canarias. También han avanzado menos del promedio la Comunidad Valenciana, Aragón, Madrid, País Vasco, Navarra, Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia y Castilla y León.

Digitalización

El nuevo apartado del informe sitúa a Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y País Vasco en el grupo de alto grado de digitalización. En un segundo nivel están Canarias, Aragón, Baleares, Murcia, Navarra, La Rioja, Andalucía y Asturias. Cantabria, las castillas, Extremadura y Galicia tienen la menor implantación digital. “Digitalización y competitividad parecen ir de la mano”, ha comentado Sánchez Vega.

Y eso que el impulso de las ayudas europeas aún no se nota en el icreg. “No está recogido, aunque percibimos un aumento de los empleos corrientes en todas las comunidades y entendemos que una parte importante viene determinada por los fondos”, ha añadido el economista. “También hay una sensación de que no están siendo tan efectivos, porque el efecto rebote tampoco ha sido todo lo intenso que se deseaba. El índice de competitividad mide cuestiones estructurales, así que el impacto de los fondos se verá más adelante”.

Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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