El precio del aceite de oliva alcanza niveles récord y aleja a muchos consumidores
La variedad de oliva virgen extra supera los seis euros el kilo en origen. Productores e industria se culpan mutuamente de esta escalada alcista
Los precios del oro líquido baten todos los registros. El aceite de oliva virgen extra —el de mayor calidad— supera los seis euros por kilo en origen, una cotización que supone un incremento interanual del 40% en el último año y que duplica los precios que había a finales de 2019. El alza tiene que ver con la drástica caída de la cosecha de este año —en torno a un 50% de media— por la sequía severa de los últimos meses, y también por la repercusión que los productores han hecho del incremento de costes a consecuencia de la inflación. Aunque el abastecimiento a los mercados parece de momento asegurado, el consumo sí se va a resentir por la menor comercialización del producto.
“El mercado se regula solo y está claro que, si hay menos aceite, los precios suben lo que tienen que subir”, señala Antonio Luque, presidente de la cooperativa Dcoop, el mayor productor mundial de aceite de oliva virgen extra. Luque vaticina que el alza de los precios se mantendrá de forma contenida al menos durante los cuatro o cinco próximos meses y su evolución dependerá principalmente de la climatología. “Necesitamos que en las zonas productoras caigan al menos 600 litros de agua para tener expectativas de cosecha el próximo año y así poder normalizar los mercados”, apunta Luque desde su despacho de Antequera (Málaga).
La producción de aceite de oliva en España va a pasar de los 1,5 millones de toneladas de la pasada campaña a 800.000 este año. “El año pasado había unas salidas mensuales de unas 140.000 toneladas de aceite de oliva entre el mercado interior y la exportación, y este año las salidas no van a ser de más de 90.000 toneladas; por tanto, el consumo se verá afectado en un porcentaje similar, en torno a un 30%”, pronostica el presidente de la mayor cooperativa oleícola del mundo, que descarta un posible desabastecimiento de los mercados. Además de abrir un debate nacional sobre los recursos hídricos, Luque plantea buscar mecanismos que permitan almacenar aceite de oliva en épocas de abundante producción para cuando haya cosechas cortas como la actual, “algo que evitaría las distorsiones actuales del mercado”, subraya.
Los pequeños productores apuntan a la industria como responsables de esta subida. “La industria de la distribución debe moderar su margen de control para contener esas diferencias y no contribuir a que haya una subida de costes que haga disminuir la confianza de los consumidores en los aceites. La campaña va a ser difícil, y debe serlo para todos”, ha indicado Cristóbal Cano, responsable del sector del aceite de UPA, tras recordar que los olivareros han estado muchos años vendiendo por debajo del umbral de rentabilidad, fijado en los 2,70 euros por kilo. Cano cree muy probable que la subida de precios se mantenga en los próximos meses. “En 2023 habrá menos consumo de aceite de oliva en todo el mundo porque habrá una comercialización mucho menor”, dice.
Por su parte, la industria rechaza las críticas de especulación. “Los precios no deberían haber subido en origen casi un 50% desde octubre pasado, cuando todavía no había impacto por la sequía; nosotros tardamos mucho más en repercutir los costes”, indica Rafal Pico, presidente de Asoliva, la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva. Cuando irrumpió la guerra de Rusia y Ucrania, la escalada del precio del aceite de girasol hizo que muchos consumidores optaran por el aceite de oliva. “El consumo volverá a caer cuando se vuelva a la normalidad”, alerta Pico, que achaca la subida en las cotizaciones del aceite de oliva al efecto de la Ley de Cadena Alimentaria que permite a los productores incrementar los precios por encima de los costes de producción.
La espiral alcista preocupa también al ministro de Agricultura, Luis Planas, que en unas recientes declaraciones abogaba porque el aceite de oliva siga siendo un producto asequible para la clase media. “Los precios en origen están en cinco euros, que es muchísimo. Que nadie se pase. La fijación de precios deriva de los costes [de producción], pero también tiene una parte relativa a la decisión empresarial de venta”, señaló Planas, en clara alusión a posibles abusos de los intermediarios.
Mientras tanto, el inicio de la campaña de recogida de la aceituna está confirmando los peores presagios, con una producción incluso por debajo a la recogida en el aforo realizado por la Junta de Andalucía, que preveía 587.000 toneladas de aceite en Andalucía, un 49,1% menos que la cosecha anterior, y un 47,5 % menos que la media de las últimas cinco campañas. “La situación que se están encontrando los olivareros es un auténtico desastre”, señala Francisco Elvira, de los servicios técnicos de COAG en Jaén. En esta provincia, líder oleícola mundial, se espera una reducción media del 60% con respecto al año anterior. Incluso se duda de que se llegue a superar a la peor cosecha de este siglo registrada en la campaña 2012/2013, cuando se recogieron 142.849 toneladas de aceite.
La situación es de tal gravedad que se piden ayudan urgentes para los olivareros. “La Junta de Andalucía, que este año cuenta con un incremento de presupuesto del 21,6% procedente de fondos estatales y ayudas europeas, debe articular medidas y ayudas directas reales para nuestros agricultores para paliar en parte problemas como la escalada incesante de los costes de producción”, señaló Emilio Torres, alcalde de Martos (Jaén), durante la inauguración de la Fiesta de la Aceituna de este municipio con más de 21.000 hectáreas y casi dos millones de olivos en su término.
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