Las secuelas económicas de la covid-19 en la clase media latinoamericana
La pandemia está borrando los avances que América Latina registró a comienzos de este siglo en términos de la disminución de la pobreza y el aumento de la clase media
A más de un año del inicio de la pandemia de la covid-19, las “ollas populares” siguen siendo el lugar donde muchas personas en América Latina reciben comida a diario. Si bien algunos de estos comedores comunitarios ya servían raciones antes de la pandemia, la necesidad de este servicio aumentó tanto que, en Uruguay, por ejemplo, se sirvieron casi seis millones de platos de comida en los primeros meses del confinamiento.
La pandemia ha golpeado y muy duro a los latinoamericanos. Esto se evidencia no solo en los más de 30 millones de casos y alrededor de 960.000 muertes a causa de la covid-19 hasta mayo de 2021. El impacto en la actividad económica en toda la región también ha tenido consecuencias claras en los hogares en situación de pobreza y en la clase media, un sector de la población que venía creciendo desde comienzos del siglo.
Los expertos prevén que el impacto de la pandemia revertirá muchos de los avances sociales que tardaron años en materializarse. Este es el eje central del reciente informe del Banco Mundial “El leve ascenso y súbita caída de la clase media en América Latina y el Caribe”. El estudio revela que un estimado de 21,6 millones de personas dejaron de pertenecer a la clase media en 2020 (medida por ingresos per cápita de entre 13 y 70 dólares por día).
“Aquellos que estaban peor desde un principio probablemente sean los más afectados, y esto exacerbará la desigualdad en el ingreso en una región de por sí muy desigual”, dijo Ximena Del Carpio, gerente de la Práctica de Pobreza y Equidad del Banco Mundial para la región y supervisora del informe.
Los avances que hoy retroceden
En las dos últimas décadas, se vio una reducción del número de personas en situación de pobreza y una expansión de la clase media. A pesar de las variaciones entre países, la mayoría experimentó un aumento del bienestar desde principios de la década de 2000.
Sin embargo, la desaceleración del crecimiento entre 2014 y 2019, junto con la caída de las actividades económicas causada por la pandemia, ha repercutido de forma negativa en el nivel de vida y el bienestar en toda la región, una de las más afectadas en cuanto a costos sanitarios y económicos, según el estudio.
Brasil es, sin embargo, el país que registró un retroceso menor. Al contrario, gracias a un programa de transferencias de emergencia que benefició a casi 67 millones de personas, millones de brasileños salieron de la pobreza.
Es importante notar que, si no se hubieran aplicado ciertas medidas de mitigación, tanto en Brasil como en otros países, se estima que la región podría haber visto 28 millones de nuevas personas en situación de pobreza en 2020. De todas formas, se espera que la actual crisis mundial provoque una caída de la clase media en la mayoría de los países, causando un retroceso regional.
Pandemia, pobreza y clase media: varias salidas
Según estimaciones del Banco Mundial, las persistentes desigualdades en toda la región se suman al reto de superar la crisis actual y se traducen en impactos desiguales. Los países latinoamericanos se enfrentan a altos niveles de informalidad y autoempleo que significan trabajos de menor calidad y mayor vulnerabilidad.
Además, las medidas de confinamiento aplicadas para contener la propagación del virus subrayaron las desigualdades en el acceso a los servicios básicos y a la conectividad. Los hogares que ya eran pobres, y que ahora han perdido más capital humano o físico, serán los que más tardarán en recuperarse de esta crisis. “El acceso a servicios básicos como electricidad, agua adecuada, saneamiento e incluso internet se ha vuelto aún más esencial bajo las medidas de confinamiento”, señaló Del Carpio.
Latinoamérica debe seguir orientando sus políticas públicas a evitar el contagio y apoyar a las poblaciones más vulnerables, pero protegiendo los medios de vida. Además, a medida que se vayan reestableciendo las actividades, los gobiernos deben abordar las desigualdades preexistentes, según el estudio.
Un método, aunque temporal, para proporcionar ingresos a los grupos vulnerables durante los periodos de contención son las transferencias bien dirigidas.
Por otro lado, la acelerada transformación digital ha sido un resultado positivo inesperado de la pandemia de la covid-19. Las órdenes de confinamiento y el distanciamiento social han puesto de manifiesto la necesidad de métodos alternativos de compra de bienes y servicios. Eso se ha traducido en un impulso significativo del comercio y los servicios electrónicos, ya que tanto establecimientos privados, como públicos han pasado a prestar servicios en línea.
Tanto las transferencias temporales, como la entrega de vacunas, el fortalecimiento de la oferta de servicios básicos y la transformación digital serán algunas de las herramientas esenciales para combatir la pobreza y restablecer la clase media en América Latina.
Cecilia Martínez Gómez es consultora en comunicaciones del Banco Mundial.
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