En Silicon Valley apareció La Virgen
Tres expertos en ‘marketing’ idearon en San Francisco una marca que ya produce dos millones de litros de cerveza al año
Cuando César Pascual se mudó a San Francisco para trabajar en marketing digital, esperaba una ciudad tecnológica e innovadora. Encontró, sin embargo, un lugar centrado en recuperar los viejos oficios artesanos. Le llamó la atención el de maestro cervecero y lo comentó con Jaime Riesgo y Ana Coello, entonces nuevos compañeros de oficina. Pronto pensaron que era una labor que se podía exportar a España. “Madrid se merecía una cerveza mejor”, explica Pascual. Comenzaron haciéndola en casa y funcionó, así que retornaron a su país con un plan de negocio y un logo bajo el brazo. Tenían entre 24 y 29 años e implicaron a amigos, familiares y al banco para la inversión inicial. Rehabilitaron una nave destrozada donde instalaron su fábrica y en 2011 nació cervezas La Virgen con una producción de unos 30.000 litros. En su décimo aniversario alcanzan ya los dos millones de litros anuales, han llegado a más de 1.500 bares, tienen nueve propios y una plantilla que supera el centenar de empleados. “Miras atrás y dices: la que hemos liado”, afirma Riesgo, el maestro cervecero.
Este grupo de amigos ha conseguido el sueño de casi todo español: fabricar su propia cerveza y hacer de ello un negocio. Su mejor año fue 2019, con 8,4 millones de euros de facturación. La pandemia bajó la cifra un tercio, hasta los seis millones, cuando la previsión era superar la docena. Su proyecto arrancó al inicio de la moda de las cervezas artesanales en España, pero desde entonces muchos se han quedado por el camino. Solo durante 2020 más de un tercio de los existentes han desaparecido, según un informe de la consultora Foqus. La Virgen, en cambio, ha sobrevivido. “Ha sido dramático, pero al menos hemos podido mantener la estructura y toda la plantilla. Ellos son los que nos permitirán acelerar de nuevo cuando la incertidumbre desaparezca”, dice César Pascual, que ejerce de director de marketing, y afirma que los dos últimos años han acabado con números rojos debido a la fuerte inversión y las consecuencias de la covid.
El equipo de La Virgen ha sabido aprovechar el gran consumo de cerveza en España —ronda los 50 litros por persona al año en la última década, según los datos de la asociación Cerveceros de España— para asentar una andadura que no ha sido fácil. Además de fabricar cerveza, arrancaron ejerciendo de comerciales bar a bar. Pasaron del marketing digital en San Francisco a la puerta fría más tradicional en Madrid, buscando adentrarse en un mundo dominado por las grandes cerveceras. Empaquetaban, repartían, montaban grifos, vendían. Todo pasaba por sus manos. “Fue un acierto porque transmitíamos ilusión y generamos una relación directa entre el bar y el productor”, señala Pascual. El proyecto creció, como la demanda, circunstancia que los obligó a abrir nueva fábrica en 2015. El impulso definitivo lo dio en 2017 la todopoderosa AB InBev —que importa y distribuye marcas como Corona, Budweiser, Beck’s o Stella Artois— cuando adquirió la empresa. Les dio, eso sí, margen para que siguieran gestionándola a su manera. “Nos permitió crecer hasta donde jamás habíamos pensado y, de paso, volver a centrarnos en lo que nos gusta: hacer cerveza”, dice Jaime Riesgo.
Dominio madrileño
La Virgen exporta al Reino Unido, Francia, Chile, Rusia y México, aunque apenas supone el 5% de su facturación. Madrid monopoliza La Virgen. Beberla en la comunidad es sencillo porque acoge el 90% de los 1.500 establecimientos a los que han llegado alguna vez, de los que unos 700 son clientes habituales. Además, gestionan la cerveza del mercado de Chamberí, y tienen puestos en el de San Fernando y Vallehermoso. Cuentan con tres establecimientos propios en la capital y su fábrica en el polígono Európolis, que abre al público desde el primer día. Ahora empiezan a ampliar miras hacia Castilla-La Mancha, Castilla y León o País Vasco, pero fuera de la capital aún no es fácil encontrarlos. Su presencia en grandes superficies ha aumentado tras un acuerdo con Mahou San Miguel.
Su primera receta fue un homenaje a la capital de España: Madrid Lager, una rubia que les abrió el camino en un mercado acostumbrado al consumo de esta variedad. Es la que concentra el 70% de sus ventas actualmente, pero en La Virgen siempre han buscado ampliar la cultura cervecera con otras propuestas. Entre sus principales referencias se hallan Jamonera, 360, IPA y Trigo Limpio, además de una versión de la original sin gluten y dos más —bajo el nombre de Madre— que maduran en barricas de madera. Aún les quedan unidades de 8:00 PM, homenaje a los sanitarios. Casi cada mes lanzan otras recetas estacionales que vienen y van. Todas forman parte también de su proyecto El Birrero, canal con el que quieren asentar la demanda por internet, que durante la pandemia creció un 450%. Se trata de una especie de club de cerveceros en el que los socios reciben en casa mensualmente su paquete de cervezas, con la ventaja de probar las nuevas antes que nadie. La próxima será justo la receta que este grupo de amigos elaboraba en su estudio de San Francisco. Un viaje al pasado para no olvidar los orígenes.
Menos consumo
La asociación Cerveceros de España asegura que la cerveza es una bebida “popular y transversal” que consume el 81% de la población adulta en este país. En 2019 cada español bebió, de media, un litro a la semana, en la línea de años anteriores. Sin embargo, se prevé que la crisis sanitaria haya trastocado mucho ese consumo, porque la mayor parte (70%) se ha realizado tradicionalmente fuera del hogar, algo difícil durante los últimos meses. “El sector cervecero está muy afectado por la pandemia”, dice Jacobo Olalla, director general de Cerveceros de España, que cree que la producción ha caído “a niveles inasumibles” de hasta un 40%. Todo ello ha provocado el cierre de muchas pequeñas empresas en un sector que genera 9.000 empleos directos. Por eso, solicitan a las comunidades autónomas que la producción de cerveza sea “actividad subvencionable, como ya ha anunciado el Gobierno de Castilla-La Mancha”. “La supervivencia de muchos productores de cerveza, especialmente los pequeños, depende de este plan de ayudas directas”, concluye Olalla.
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