Amartya Sen: “La desigualdad erosiona las ventajas de las democracias”
El premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2021 augura que muchos de los parados por la crisis del coronavirus perderán también sus habilidades profesionales
Amartya Sen fue galardonado el pasado martes con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2021. Pocas horas después, desde su domicilio de Cambridge (Estados Unidos), sede de la Universidad de Harvard, el economista (Santiniketan, la India, 87 años) atendía a EL PAÍS lleno de agradecimiento hacia el jurado y destacando sus vínculos con la cultura española. Entre constantes llamadas telefónicas de felicitación, hablará sobre dos de sus grandes preocupaciones: una pobreza que vuelve a remontar fruto de la pandemia y la situación político-social india.
Sus investigaciones han influido durante décadas en las políticas contra la desigualdad extrema diseñadas en diversas organizaciones internacionales. Sin embargo, tras años de avances en esa lucha, la pandemia del coronavirus ha supuesto un serio retroceso. En un informe reciente, la ONU alertaba de que la peor recesión en 90 años había ocasionado la pérdida de 114 millones de puestos de trabajo y la expulsión a la pobreza extrema de unos 120 millones de personas.
“Esta crisis ha sido una noticia pésima en la lucha contra la pobreza. No solo por la pérdida de ingresos que ha generado en muchos trabajadores, sino también porque muchos de los que se han quedado sin trabajo perderán las habilidades que habían adquirido previamente. Cuanto más te aíslas, menos eficiente tiendes a ser”, responde al otro lado del teléfono.
El economista y filósofo repite una y otra vez que el mayor golpe del coronavirus es la pérdida de vidas humanas. “Si no estás vivo, ya da igual que antes fueras rico o pobre. La gran tragedia es la muerte”, reflexiona.
Amartya Sen no es muy pesimista sobre la salida de la crisis. Considera que no habrá que esperar demasiados años para recuperar el nivel de riqueza previo a la llegada del virus que ha puesto al mundo patas arriba. “La riqueza perdida podría recuperarse más o menos rápidamente, pero eso no devolverá la tragedia de que tanta gente haya muerto”, añade.
El flamante premio Princesa de Asturias se muestra escéptico sobre la idea de que las políticas de impulso desplegadas por el presidente de EE UU, Joe Biden, vayan a cambiar el paradigma económico que nació en los años ochenta del siglo pasado con la revolución conservadora de Thatcher y Reagan: “No lo creo. No creo que estemos pensando de una nueva forma”.
Sen ha emergido estos años como uno de los grandes azotes del Gobierno nacionalista indio encabezado por el primer ministro Narendra Modi. Ahora, con la trágica situación que vive el país por la expansión de la epidemia, el también premio Nobel de Economía cree que muchos de los males de las políticas impulsadas por el BJP, el partido nacionalista hindú en el poder, están saliendo a la luz. “La respuesta del Gobierno a la covid ha sido muy mala. No ha sido claro en sus políticas. Y ha tenido una actuación muy desagradable, sobre todo para los pobres, los que más están sufriendo la pandemia”, subraya.
Pero las críticas a Modi van más allá de la gestión de los últimos meses. “Esta mala respuesta ha ocurrido también en otras decisiones políticas, como las políticas económicas, la falta de atención a la educación y la sanidad. La situación en la India es muy desigual y muy injusta. Y la pandemia no ha hecho más que agravar esta situación”.
Sen se ha hecho mundialmente famoso por su teoría de que las democracias están inmunizadas contra las hambrunas, ya que sus gobiernos tienen incentivos para evitar este tipo de grandes calamidades por su alto coste electoral. Pero ¿cree que ahora la catastrófica gestión de esta crisis en la India desvirtúa hasta cierto punto esta idea? “Mi argumento es que si el país que gobiernas sufre una hambruna, dejarás de ser popular y perderás las elecciones. Y por lo tanto harás todo lo necesario para impedir esa catástrofe”. Pero en su país se añade un elemento más a la ecuación. “En la India, el Gobierno ha logrado establecer un control férreo de los instrumentos del poder, enviando enormes cantidades de dinero de una forma asimétrica. El BJP ha logrado también apagar la voz de las protestas. Son cosas que la democracia debería evitar”, responde en un ataque frontal a los abusos cometidos en nombre de la preponderancia del hinduismo, la religión mayoritaria del país, sobre el islam.
“La desigualdad y la asimetría del poder tienen la potencia de erosionar las ventajas de la democracia. Y eso es lo que vemos en la India”, añade. ¿Diría entonces que su país va camino de dejar de ser una democracia funcional? “No. Sería erróneo afirmar eso. Es una situación muy compleja. Sí creo que el Gobierno ha usado instrumentos que hacen la democracia menos viable”, concluye el galardonado.
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