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Las nuevas previsiones del Gobierno: optimistas en 2020, cerca del consenso en 2021

Los analistas ven exagerado el rebote proyectado por el Ejecutivo para el año que viene si se produce la “ejecución plena” de los fondos europeos

Ignacio Fariza
Un comerciante de Valencia, a finales de septiembre frente a su negocio.
Un comerciante de Valencia, a finales de septiembre frente a su negocio.BIEL ALIÑO (EFE)

Los responsables de las principales casas de análisis españolas llevaban semanas observando como demasiado optimista el cuadro económico del Gobierno. Había quedado obsoleto respecto a lo que tenían las consultoras, los bancos y los servicios de estudios nacionales e internacionales, tanto para este año como para el próximo: la recuperación estaba siendo menos vigorosa de lo que apuntaban las previsiones oficiales. Con la revisión a la baja de esta semana, la discrepancia se corrige en gran medida: el batacazo del PIB previsto para este 2020 aciago pasa del 9,2% al 11,2%. Pero no del todo: tanto el panel de Funcas (que reúne a lo más granado de los pronosticadores españoles) como el de Bloomberg (que agrupa las previsiones de los analistas internacionales más prestigiosos) siguen apuntando a una caída aún mayor, del 12%.

Para 2021 el abanico de pronósticos se abre, sobre todo en clave internacional. El Ejecutivo de Pedro Sánchez prevé un alza del 7,2%, en línea con el consenso Funcas (que es, incluso, ligeramente más optimista, 7,3%) pero muy por encima de la media de Bloomberg (6,7%). En este último caso, el pesimismo es, en buena medida, producto de tres recientes previsiones agoreras de Bank of America Merrill Lynch (4,9%), Barclays (5,7%) y JPMorgan Chase (4,4%), influidas por las noticias de los últimos rebrotes. Sea como fuere, hay una cosa clara: en Europa la recuperación será desigual, con los países más industriales —Alemania y sus satélites del norte y el este— saliendo más rápido del hoyo, y España y el resto del sur —muy dependientes de turismo y servicios— claramente rezagados.

El optimismo de las autoridades españolas es más evidente en el caso del empleo: bajo la asunción de que los ERTE contendrán lo más duro del golpe de la recesión sobre el paro, el Ejecutivo prevé que este cierre el ejercicio en curso en el 17,1% —diez puntos por debajo del máximo que alcanzó en el peor momento de la última crisis— para bajar ligeramente hasta el 16,9% a finales de 2021. El panel de Funcas, entretanto, lo eleva hasta el 17,8% tanto para este año como para el próximo. En otras palabras: el Ejecutivo piensa que el paro subirá menos este 2020 y bajará ligeramente en 2021, al calor del rebote de la actividad, mientras que los principales analistas privados españoles creen que repuntará más este año y tardará más tiempo en regresar a la senda descendente que llevaba hasta que llegó el coronavirus para hacer trizas cualquier pronóstico previo.

“Lo que ha hecho el Gobierno ha sido revisar el cuadro macro en línea con lo que los economistas ya venían diciendo. Sigue claramente en el rango optimista, pero ya no es ninguna locura”, opina Manuel Balmaseda, jefe de análisis de Cemex y recién nombrado presidente de la National Association for Business Economics estadounidense. “La clave ahora va a ser el impacto del nuevo cierre en Madrid sobre la actividad y cómo vaya a afectar este al cuatro trimestre. De haber sorpresa, será a la baja en cualquier escenario, pero más cuando partes de un escenario optimista como el suyo”, completa por teléfono.

Aún más rotundo se muestra Francisco Quintana, de ING. “Definitivamente, la previsión del Gobierno sigue siendo optimista. Con la revisión se ha movido en la dirección buena, pero se han quedado cortos”. El pronóstico del banco holandés es incluso más negativo que el de la media de los analistas privados: prevé hasta un 13% de caída de PIB para este año. “Eso, suponiendo que se vayan a poder controlar bien los rebrotes. Y esa es ahora una presunción que se ha ido debilitando”, dice Quintana. Para 2021, el rebote que prevé es del 4% “siempre y cuando haya una vacuna aprobada antes de finales de 2020 y en producción masiva en el segundo trimestre del próximo”. “Definitivamente, aún tendremos que esperar más para recuperar el PIB precrisis”, zanja el analista. “Están en su papel de Gobierno y los números son defendibles… Aunque también demasiado optimistas”, completa Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics.

Mucho más chirría el pronóstico del Ejecutivo de un crecimiento de hasta el 9,8% en 2021 bajo el supuesto de que para entonces se haya producido una “ejecución plena” de los fondos europeos. Es decir, si los cerca de 25.000 millones presupuestados para el año que viene se desembolsan en tiempo y forma. “Esa sí es una previsión muy alta; demasiado: el efecto de los fondos sobre el PIB lo veo mucho más a partir de 2022 y no tanto en 2021: la inversión pública, por naturaleza, tiene un efecto mucho más lento sobre el PIB”, remarca Talavera. Concuerda Balmaseda: “Todos los análisis que hacemos los analistas privados ya incluimos el efecto de los fondos europeos, y no nos sale una cifra tan alta".

Las previsiones, ya se sabe, solo pueden ser tomadas como una mera orientación: una guía de por dónde puede venir el futuro. El historial reciente no acompaña: los Gobiernos, la Comisión Europea y el FMI llevan años sobreestimando el crecimiento. “Es genuinamente difícil de predecir, pero los errores al alza en los cálculos gubernamentales —quizá por un cierto pensamiento iluso—, son más sistemáticos y sus consecuencias, peores”, reconocía recientemente a este diario el profesor de Harvard Jeffrey Frankel. “Y este año hay que guiarse, más que nunca, por el principio de prudencia: todo depende de la vacuna. Los supuestos lo cambian absolutamente todo. Si en un año normal el rango de movilidad de las previsiones es baja, este año es enorme”, zanja Talavera, de Oxford Economics. En estas circunstancias, dice, las previsiones solo pueden ser tentativas. “Me dedico a esto, pero no me atrevería a poner la mano en el fuego por ninguna”.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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