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Paolo Gentiloni: “Las divergencias entre los países de la zona euro están creciendo”

El comisario europeo de Economía dice estar preocupado por “el riesgo de insolvencia y las consecuencias sociales en otoño”

Paolo Gentiloni, comisario de Economía, en su despacho de la Comisión Europea en Bruselas el pasado mes de marzo.
Paolo Gentiloni, comisario de Economía, en su despacho de la Comisión Europea en Bruselas el pasado mes de marzo.© Delmi Alvarez
Lluís Pellicer

Hace ya unas semanas que el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni (Roma, 65 años) avisó de que la Unión Europea podía pasar “de la Gran Recesión a la Gran Fragmentación”, llevándose por delante el mercado único. Tras la publicación de las últimas previsiones económicas, el político italiano constata que ese riesgo “está materializándose” a medida que se asienta una doble tónica: la economía de España e Italia sigue deteriorándose, mientras que Alemania saldrá más rápido de un hoyo menos hondo. En una entrevista concedida a EL PAÍS y a otros tres medios europeos, Gentiloni defiende la necesidad de un gran fondo de recuperación para romper esa tendencia.

Pregunta. La Comisión prevé que la recesión sea más profunda y que la eurozona se contraiga un 8,7% este año. ¿Eso obliga a ajustar el plan de recuperación?

Respuesta. Estas previsiones refuerzan los argumentos para ese plan. Primero, la recuperación ahora está en marcha, pero solo empezando y tras una recesión muy dura. Hay necesidad de apoyar nuestras economías. Y segundo, la previsión de hoy [este martes] es algo más pesimista que la de primavera, con unas diferencias entre países más claras. Hay un grupo de Estados con un crecimiento negativo de alrededor del 10% y el 11% y otro de entre el 5% y el 6%. Si consideramos los años 2020 y 2021 juntos, hay países que tras el rebote aún acumulan una caída de entre el 4% y el 5% y otros están ya alrededor de entre el menos 1% y el 0%. En la gestión de esa diferencia está la lógica de una respuesta europea común. El riesgo de una Gran Fragmentación tras una Gran Recesión está claramente ahí.

P. ¿Es solo un riesgo?

R. Los países reaccionaron por su cuenta a esta crisis de forma decidida destinando alrededor del 4% de su PIB a estímulos y cerca del 25% a medidas de liquidez. Es decir, un 30% del PIB en apenas semanas. La reacción fue muy fuerte y necesaria. Sin embargo, hace unas semanas vimos el riesgo de que las divergencias entre los países miembros crecieran. Y esto era un riesgo para el mercado único que debía abordarse porque podía convertirse en una amenaza para la zona euro. ¿Se está materializando ese riesgo? La respuesta es que sí. Las diferencias entre España o Italia y Alemania eran hace dos meses de tres puntos negativos y ahora son de cuatro o cinco. Una respuesta común es más necesaria que nunca.

P. Aunque se apruebe antes de verano, en el mejor de los casos los efectos del plan llegarán en primavera. ¿No teme un otoño muy complicado si los Estados empiezan a retirar medidas de protección temporal de empleo o de liquidez?

R. Tras el Consejo Europeo, esperamos empezar a recibir en octubre los planes nacionales de recuperación y resiliencia. Necesitamos tiempo para dialogar y construir esos programas. Si decidimos aprobar un instrumento inversor de 750.000 millones de euros, debemos asegurarnos de que los planes, aun perteneciendo a los países, serán coherentes con las prioridades europeas. Y sí, comparto la preocupación sobre lo que pueda ocurrir en otoño. En especial, debemos tener en cuenta el riesgo de insolvencia en compañías de los sectores más afectados y las consecuencias sociales.

P. ¿Hay el peligro de infravalorarlas?

R. Sí, si miramos las tasas de desempleo podemos subestimar esos riesgos porque están influidas por los esquemas de protección de empleo a corto plazo, como los ERTE. Nosotros vamos a reforzar esos instrumentos con el mecanismo SURE, que estará funcionando en otoño. Y ya sabemos que alrededor de dos tercios de los Estados miembros están interesados en acceder a él.

P. Ese fondo está dotado con 100.000 millones. ¿Habrá suficiente dinero para estos países?

R. De las indicaciones que hemos recibido hasta ahora de los Gobiernos, se confirma que es un instrumento interesante. No tenemos aún peticiones cuantitativas formales, pero imagino que hay grandes países que no van a acudir y no habrá grandes problemas. Aun así, esos instrumentos no estarán ahí para siempre. Necesitamos una recuperación, que tiene que ver con la confianza. Y lo que la complica es la incertidumbre, que está vinculada a la situación epidemiológica. La aprobación de un plan de respuesta común permitiría construir confianza. Y aun en una situación complicada como la que viven España o Italia, en otoño podríamos tener una recuperación más rápida y fuerte. Necesitamos vencer esa incertidumbre.

P. Eso depende también de la situación sanitaria. Y en Cataluña, por ejemplo, se ha confinado una región por un nuevo brote. ¿Cómo debería responder Europa a una hipotética segunda oleada?

R. Diría que la incertidumbre se produce más a nivel global que europeo. En la UE tenemos brotes locales y muy limitados, pero a nivel global la situación aún es muy alarmante. Yo no hablo del riesgo de una segunda oleada. El riesgo que afrontamos es el de brotes locales que aviven la incertidumbre. Es lo que ocurre con la noticia de Melbourne o cuando vemos los datos de Estados Unidos. Debemos seguir interviniendo de forma rápida cuando hay un brote, porque el camino hacia la recuperación debe acelerarse y para ello necesitamos confianza.

P. ¿Qué espera de la canciller alemana, Angela Merkel, en las negociaciones para el fondo de recuperación como presidenta de turno del Consejo de la UE?

R. La presidencia alemana es muy oportuna, porque sé cómo la canciller alemana puede implicarse para llegar a un acuerdo. Tenemos de nuevo una relación más fuerte entre Francia y Alemania, lo cual es una buena base. Vi trabajar a la canciller alemana cuando yo era miembro del Consejo Europeo y estoy convencido de que este mes se alcanzará un acuerdo.

P. El vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, dijo que tras el verano se retomaría el debate sobre el retorno a las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. ¿No es demasiado pronto?

R. No creo que podamos prever con seriedad cuando se adoptará la decisión de desactivar la cláusula general de escape [que permite suspender temporalmente las reglas de déficit y deuda]. Lo debatiremos en los próximos meses y el próximo año. No creo que haya diferencia entre eso y lo que dijo Valdis Dombrovskis. En la última crisis se introdujo esta cláusula en nuestras reglas fiscales precisamente porque se necesitaba ese instrumento en caso de que se produjera una grave recesión que afectara al conjunto de la economía europea. Abordamos la última crisis sin esta posibilidad. Ahora existe. Hemos presentado unas previsiones con un decrecimiento en todos los países europeos y con una tasa media negativa en la eurozona del 8,7%. Así que aún no estamos en el momento de haber superado esa grave recesión económica. Discutiremos sobre desactivar la cláusula en un momento más realista.

P. Varios países, desde Francia a España, van a tener elevados niveles de deuda y déficit tras la crisis y tardarán años en volver al 60% del PIB que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. ¿No cree que esa situación impone una reforma?

R. No es el momento para esa discusión. Por supuesto, los acontecimientos van a configurar ese debate. Por ejemplo, las consecuencias sociales que tenga la crisis en otoño. Antes de la pandemia pusimos en marcha la revisión de las reglas fiscales para culminarla a finales de este año, pero hemos pospuesto su conclusión hasta finales del primer semestre del año que viene. Hay que tener dos cosas muy claras. La primera, necesitamos reglas fiscales comunes. En caso contrario, sería el fin de la Unión. Y segundo, necesitamos que esas reglas se adapten a la situación. Así que la situación que tengamos la próxima primavera influirá en la revisión. Ahora el Pacto de Estabilidad y Crecimiento está ahí. Los procedimientos están suspendidos por la activación de la cláusula de escape y volveremos a discutir de estos procedimientos y del calendario para desactivar la cláusula de escape probablemente en primavera.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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