España obtendrá más de 75.000 millones del histórico plan de recuperación europeo
Von der Leyen propone un fondo con 750.000 millones, de los que 500.000 serían ayudas a fondo perdido
Un paso histórico que dispara tantas alarmas en algunos países del norte de la Unión Europea como alienta esperanzas en los del sur. La Comisión Europea ha aprobado este miércoles un plan de recuperación económica frente a la pandemia valorado en 750.000 millones de euros, de los que España, segundo mayor receptor, podría captar unos 140.000 millones. Por primera vez en la historia del club, las ayudas contra una crisis serán mayoritariamente a base de subsidios y no solo de préstamos. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se reivindica así ante un Parlamento Europeo que la acusaba de falta de ambición. Pero abre una dura batalla entre los Estados miembros, con Países Bajos al frente de los que se niegan a un trasvase financiero.
“Las medidas más audaces siempre son las mejores para Europa”, ha señalado Von der Leyen durante la presentación en el Parlamento Europeo de su plan de recuperación económica, bautizado simbólicamente como Next Generation EU (La UE de la próxima generación).
El propio escenario del hemiciclo, con presencia limitada de eurodiputados por las normas sobre distanciamiento y caras cubiertas con mascarilla gran parte del tiempo, parecía de un futurismo que se ha hecho realidad sin que nadie lo hubiera previsto. Y von der Leyen está convencida de que la escena política, social y económica se puede volver aún más apocalíptica sin una intervención financiera masiva que evite el resquebrajamiento definitivo de una Unión Europea que volvió a las fronteras nacionales nada más llegar la pandemia.
“Lo que empezó como un virus tan diminuto que no se ve”, señaló la presidenta de la Comisión, “se ha convertido en una crisis tan grande que no se puede ignorar. Nuestro modelo sin parangón, construido durante 70 años, se enfrenta a un desafío como nunca antes en la historia de nuestra Unión”.
Bruselas calcula que el gasto sanitario adicional en los países de la UE ascenderá, al menos, a 70.000 millones de euros. Y que las necesidades de financiación, como consecuencia de mayor gasto público y menos ingresos, se dispararán en 1,7 billones, hasta alcanzar los 5,4 billones. Además, en el sector privado, la Comisión cree que las empresas de más de 20 empleados sufrirán pérdidas por valor de 720.000 millones de euros, como mínimo, hasta final de año.
Von der Leyen quiere superar el tremendo batacazo “con un concepto nuevo, un salto adelante”. La Comisión Europea propone elevar temporalmente el techo de los recursos propios de la Unión hasta el 2% de la Renta Nacional Bruta. Y utilizar el margen disponible entre el gasto real, que rara vez llega al 1% de la RNB, y el nuevo techo, para lanzar la mayor emisión de deuda conjunta en la historia de la UE.
El margen adicional, de más de 100.000 millones de euros, se utilizaría en forma de avales de los Estados para la emisión de deuda conjunta. El objetivo es captar 750.000 millones de euros para financiar la recuperación en los próximos años. De esta cantidad, 500.000 millones de euros corresponden a subsidios a fondo perdido y 250.000 millones, a préstamos.
Bruselas propondrá a los países amortizar esa cantidad y devolver los intereses con un conjunto de impuestos propios: la tasa al carbono en frontera (que estima que podría generar entre 5.000 y 14.000 millones), los derechos de emisión (unos 10.000 millones), la tasa digital (1.300 millones) o un impuesto a las grandes corporaciones (10.000 millones).
El plan llevará al club comunitario a endeudarse masivamente en los mercados financieros por primera vez en 60 años. Y, sobre todo, por primera vez en la historia de la UE, se transferirá una parte de esos recursos en forma de subsidios a fondo perdido.
Los subsidios tendrán una asignación por país en un reparto que colocaría a España, unos 77.000 millones de euros, como el país más beneficiado por detrás de Italia. Y los préstamos serían sin cuotas pero con salvaguardas para garantizar que llegan a los países más necesitado. De esa partida, a España le podrían corresponder unos 63.000 millones.
La propuesta recibió la inmediata bienvenida del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y del primer ministro italiano, Giuseppe Conte, dos de los líderes europeos que reclamaban una respuesta europea desde el principio de la pandemia. El plan también tiene la bendición por adelantado de la canciller alemana, Angela Merkel, y del presidente francés, Emmanuel Macron, que ya adelantaron la semana pasada su disposición a apoyar un plan de subsidios de hasta medio billón de euros.
El plan, sin embargo, tiene todavía por delante un largo y espinoso camino, entre otras cosas, porque está vinculado al nuevo Marco Financiero Plurianual (2021-2027), que la Comisión también ha revisado. Von der Leyen propone ahora un presupuesto de 1,1 billones de euros, muy por encima de lo que desean los llamados socios “frugales”, es decir, Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca. Estos países también se resisten a que la ayuda se canalice a través de subsidios y reclaman que sean siempre préstamos reembolsables.
Pero Bruselas tiene varias bazas para convencer a los cuatro frugales. La primera, que serían los más perjudicados por la ruptura de un mercado interior que, según la Comisión, les reporta una riqueza de unos 1.500 euros per cápita, el doble que a Italia (763 euros) y casi el triple que a España (589 euros). El plan presupuestario les ofrece, además, mantener los cheques de rebaja en su contribución anual a las arcas del club, una prebenda que se quería suprimir después del Brexit. Y Bruselas vincula los desembolsos del Fondo de Recuperación a una condicionalidad ligada a los planes nacionales de reforma, para garantizar que el gasto redundará en beneficio de la competitividad y la modernización de los países auxiliados.
El proyecto de Von der Leyen ya ha recibido, en cambio, los parabienes del Parlamento Europeo, con un respaldo mayoritario de derecha a izquierda. “Ha vuelto la solidaridad europea”, ha celebrado el líder del grupo Popular, Manfred Weber. E Iratxe García, cabeza del grupo Socialista, ha descrito el plan como “ambicioso, europeísta y en la dirección de lo que habíamos reclamado”.
El Parlamento había exigido, en una dura resolución aprobada por abrumadora mayoría, una movilización de hasta dos billones de euros contra la crisis. El presidente de la cámara, el socialista David Sassoli, cree que los 750.000 millones de euros de Von der Leyen colman esa petición “porque permitirá movilizar incluso una cifra superior a los dos billones gracia al atractivo que Europa tiene para los inversores”.
La propuesta de la Comisión llega tras semanas de debates que hacían temer una gestión errática y lenta de la crisis, como ya ocurriera en 2008 tras la debacle financiera y la crisis de la zona euro. El choque entre los partidarios de responder a la pandemia con una mutualización de deuda, a través de los llamados eurobonos, o quienes defendían una respuesta puramente nacional llevó a Bruselas a un callejón sin salida.
El desbloqueo llegó el 20 de marzo, cuando España, uno de los países más azotados por el mortífero virus SARS-CoV-2, planteó la posibilidad de establecer un fondo ad hoc con deuda emitida a cargo del presupuesto comunitario. La fórmula española, aunque no aceptada al 100%, permitió que solo tres días después la cuarta cumbre europea virtual desde el inicio de la crisis pactase la creación de un Fondo de Recuperación y encargase a la Comisión diseñar su dotación y funcionamiento.
Von der Leyen plantea un diseño del fondo de recuperación con tres grandes pilares. El primero, un Fondo de Resistencia y Recuperación para sufragar reformas e inversiones vinculadas al mecanismo de vigilancia del Semestre Europeo, que contará con 560.000 millones de euros (310.000 millones en ayudas y 250.000 en préstamos). A ese instrumento se le añade un complemento al fondo de cohesión (llamado React-EU) de 55.000 millones de euros, disponible este mismo año y que tendrá en cuenta sobre todo el impacto de la crisis.
El segundo pilar se centra en el reinicio de la actividad económica a través del estímulo de la inversión privada. Esta parte consta de dos fondos: un Instrumento de Apoyo a la Solvencia para respaldar a empresas en apuros por la pandemia que estará operativo en 2020 y al que se inyectarán 31.000 millones de euros para poder movilizar más de 300.000 millones; y un Fondo de Inversión Estratégica, con 15.000 millones de euros que deben permitir llegar a 150.000 para incrementar la fortaleza y la autonomía estratégica de las cadenas de valor. Además, la Comisión actualizará el programa InvestEU para más que duplicar su capacidad. El tercer pilar, llamado EU4Health, iría a fines sanitarios y de protección civil y tendría un presupuesto de 9.400 millones de euros.
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