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Ferreira: “Un fondo europeo solo a base de créditos dejaría fuera a los países más necesitados”

La comisaria europea de Cohesión cree que es imprescindible mantener en pie el mercado interior de la UE

Elisa Ferreira, comisaria europea de Cohesión, el 13 de enero en Luxemburgo.
Elisa Ferreira, comisaria europea de Cohesión, el 13 de enero en Luxemburgo.JOHN THYS (EL PAÍS)

En una Europa con crecientes voces femeninas poderosas, el diseño del futuro fondo de reconstrucción económica tras la crisis de la covid-19 ha recaído en gran parte en Elisa Ferreira (Oporto, 64 años), la comisaria europea de Cohesión. A esta portuguesa, máxima responsable también de los multimillonarios fondos estructurales, no le gusta hablar de caridad o de solidaridad para referirse al fondo de reconstrucción, como se conoce al nuevo Plan Marshall para paliar los daños económicos de la pandemia. “Es una pura cuestión de economía y de reequilibrio necesario para que la UE y su mercado interior siga en pie”, subraya la comisaria durante entrevista por videoconferencia con EL PAÍS. Frente a las reticencias de Países Bajos o Alemania, avisa de que el fondo deberá incluir subsidios a fondo perdido porque los créditos no bastan “para evitar un grave problema económico, social y político en Europa”.

Pregunta. La cumbre del pasado jueves acordó que la respuesta a la crisis debe ser a través del presupuesto comunitario. Hay quién interpreta que eso significa que la respuesta será tímida dado que el presupuesto de la UE es poco más del 1% del PIB.

Respuesta. No lo veo así. El Marco Financiero Plurianual (MFP) es un instrumento sólido y la discusión sobre su envergadura aún no ha terminado. Además, la Comisión trabaja con la posibilidad de apalancarlo para emitir deuda, aprovechando la diferencia entre los compromisos de gasto y el techo de los recursos propios. Es la única solución para captar financiación extra de manera rápida para un fondo de reconstrucción. Y tiene la ventaja de que se utiliza el método comunitario y no un instrumento gubernamental como en la anterior crisis, cuando se creó el Mecanismo europeo de estabilidad (Mede). El Mede tenía una visión cortoplacista y daba más importancia a la recuperación de los préstamos que al apoyo de políticas estructurales para mejorar la competitividad.

P. La negociación del presupuesto sigue empantanada. ¿Puede ponerse en marcha el fondo sin tener cerrado ese acuerdo?

R. Hay que acelerar la negociación del MFP, pero las dos cosas pueden avanzar sin bloquearse mutuamente. Y sí, aunque hay una parte de los dos proyectos que se solapan, porque necesitamos las garantías para hacer la emisión de deuda, es posible, al menos desde el punto de vista técnico, poner en marcha el fondo antes de que concluyan las negociaciones del presupuesto.

P. Dice que el Mede estaba obsesionado con los préstamos. Pero en el caso del fondo de reconstrucción ¿habrá algo más que préstamos dado el empeño de Berlín en que no haya subsidios?

R. Los países no pueden endeudarse más allá de cierto nivel. Y si no hay subsidios, los países que más lo necesitan se abstendrán de usar un instrumento interesante como el fondo de reconstrucción que queremos crear. Y si hacemos un Plan Marshall solo para los países que no lo necesitan de manera imprescindible, entonces no es un Plan Marshall.

P. ¿Qué proporción de subsidios y de créditos calcula que habrá?

R. Es demasiado pronto para saberlo. Pero si nos basáramos principalmente en préstamos, entonces muchos países y empresas no podrán utilizarlo en absoluto. Dicho esto, creo que hay fórmulas para superar el debate entre subsidios y préstamos porque en nuestro presupuesto ya contamos con ambos. No hace falta reinventar la rueda, sino aumentar tanto los subsidios como los préstamos.

P. Incluso si doblaran el techo de recursos propios, el volumen de recursos disponible rondaría los 320.000 millones. ¿Sería suficiente para una crisis como la que se espera en Italia o España?

R. Sí, estamos hablando en torno a esa cantidad. Habrá que comprobar exactamente qué volumen de deuda podemos captar en el mercado sin poner en peligro la calificación (AAA) de la UE. Se está trabajando para testar la receptividad del mercado. Por supuesto, no sería suficiente. Pero disponemos de instrumentos que permiten apalancar, como se vio con el Plan Juncker. La semilla puede crecer. Y el objetivo debe ser concentrarse en recuperar la igualdad de condiciones en Europa porque la crisis tiene un impacto muy asimétrico. Y la recuperación, si no hay instrumentos poderosos de reequilibrio, será aún más asimétrica que la crisis. Sin el fondo, acabaríamos con un mercado interior muy desequilibrado. Y sin mercado interior creo que la UE no podrá recuperarse.

P. Algunos socios, como Países Bajos o Alemania, no parecen compartir esa idea de que hay peligro de ruptura del mercado interior.

R. Entiendo que la situación política interna es muy inestable en algunos Estados miembros. Pero hace falta un planteamiento objetivo que le diga a los ciudadanos de esos países que el mercado interior no les perjudica, sino todo lo contrario, que se benefician enormemente. Alemania está más cooperativa. Pero no hay que olvidar que de los 1,8 billones de ayudas de Estado autorizadas por la Comisión, algo más de la mitad las ha dado un solo país, que es Alemania. Solo las ayudas de Berlín a Adidas, con 2.400 millones, o TUI, con 1.500 millones, ya superan las que han dado algunos Estados a todas sus pequeñas y medianas empresas. Esta desproporción distorsiona el mercado. Y el riesgo es que se empiecen a cerrar fronteras y que alguien diga basta y se rompa la baraja. Para mantener la competencia, otros países tendrían que endeudarse en exceso y se dispararía su prima de riesgo. Ya lo vimos en el pasado. Pero ahora no afecta a Grecia, Portugal o Irlanda como en la crisis del euro sino que estamos hablando de España, Francia e Italia, y eso es más de la mitad de Europa.

P. ¿Soportará la UE otra crisis en menos de una década o puede explosionar?

R. Espero que no pase nada. Pero si no protegemos lo que tenemos, será muy difícil controlar el daño. Y en contra de lo que piensan algunos, el daño no será solo para los llamados países menos eficientes, sino parta toda Europa. Algunos líderes tendrán que explicar en sus países que el mercado interior no se puede mantener si las condiciones son muy desequilibradas. Y no me gusta hablar en este caso de solidaridad. El Plan Marshall de EE UU no fue caridad, tanto EE UU como Europa salieron ganando. Ahora ocurre igual con los fondos de cohesión. Los beneficios se reparten entre contribuyentes y receptores. En ciertos casos, hasta el 50% de los fondos retorna a los países contribuyentes por vía de la inversión. Y con el fondo de recuperación puede ocurrir lo mismo. Dado que la recuperación deberá ser más digital, más verde y más tecnológica, ¿quién se va a beneficiar de ese relanzamiento? No hablemos de caridad ni de solidaridad, sino de economía, de oferta y demanda.

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