_
_
_
_
ANÁLISIS / XAVIER VIDAL-FOLCH
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los chinos tienen la bomba atómica

El Banco Popular de China atesora 3,9 billones de dólares en reservas; de los cuales, 1,1 billones corresponden a bonos norteamericanos

Xavier Vidal-Folch
Un billete de yuan y otro de dólar estadounidense.
Un billete de yuan y otro de dólar estadounidense.Thomas White (REUTERS)

¿Quién ganará? Es imposible que China derrote a los EE UU en una batalla solo comercial. Porque sus exportaciones al gigante americano duplican sus importaciones. Porque ostenta un superávit muy considerable. Y porque, en consecuencia, es muy sensible al pulso de la subasta de aranceles.

Incluso aunque haya reorientado su principal factor de crecimiento del sector exterior al consumo interno, su relación comercial global sigue siendo clave para que su PIB aterrice suavemente desde crecimientos del orden del 9%, propios de los primeros 2.000, a los actuales, del 6%.

Ahora bien, esa ventaja teórica de Washington no se traduce en ningún beneficio para los norteamericanos. Contra las pretensiones de la Casa Blanca, sucede lo contrario. El déficit mundial de bienes y servicios de EE UU durante el primer semestre de este año no solo no se ha reducido en pleno fragor de la guerra comercial, sino que ha aumentado sensiblemente en el primer semestre: un 7,9%.

Más información
China estabiliza el yuan pero avisa de que el choque con EE UU socavará la economía mundial
Wall Street abre con fuertes caídas tras la huida de los inversores al mercado de bonos
China desafía a Trump, hunde el yuan y dispara el temor a una guerra de divisas

Seguro que en alguna partida mejoró respecto a China, pero eso ha quedado compensado, para mal, al producirse un efecto de desvío de comercio, por el que las importaciones de productos baratos chinos, ya encarecidos, habrán sido reemplazadas por las de otros países asiáticos.

Y lo peor para Donald Trump es que su pulso comercial contra Beijing no tiene ya más recorrido. Si desde septiembre ejecuta su amenaza de alzas adicionales de aranceles a las importaciones chinas, el 96,7% de estas habrá quedado cubierto.

Claro que eso perjudicará mucho a la economía china. Entre los aranceles ya aumentados a sus productos por 250.000 millones de dólares y los por venir sobre 300.000 millones, el impacto sobre su PIB alcanzaría, según fuentes financieras, un menor crecimiento de siete décimas, con lo que el gigante asiático bajaría por vez primera del listón del 6%.

A cambio, la Casa Blanca deberá subvencionar infinitamente, como prometió, a los granjeros perjudicados por el desquite de no comprarles decretado por la Ciudad Prohibida: si Trump pretende ganar las próximas elecciones, eso es una ruina.

¿Empate infinito, pues? La amenaza de una guerra de divisas superpuesta a la comercial sugerida por la reciente réplica de Beijing facilitando la depreciación del yuan rompe ese supuesto equilibrio. Aunque sea simbólica, porque fue modesta; porque se acompañó de la promesa de no incurrir en verdaderas devaluaciones competitivas y porque una guerra monetaria perjudicaría también a empresas y consumidores chinos de productos y servicios extranjeros.

Es, en todo caso, un aviso. Un recordatorio de que Beijing dispone de la bomba atómica. El Banco Popular de China atesora 3,9 billones de dólares en reservas; de los cuales, 1,1 billones corresponden a bonos norteamericanos. Si vende parte de ellos a precio de saldo, arruina a EE UU (con riesgo también para él mismo, ese empate infinito). Ya en 2009 Hillary Clinton advirtió de que es muy difícil negociar "con mano dura con tu banquero".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_