La economía española baja el pistón con el menor crecimiento en cuatro años
El PIB sube en el tercer trimestre un 2,4%, una décima menos de los previsto, pero aún por encima de la media europea
Poco a poco, la economía española va mostrando síntomas de agotamiento. Desde finales de 2015, cuando el PIB superó la franja del 4% interanual, hasta ahora, el crecimiento ha ido perdiendo fuelle progresivamente. El 2,4% del tercer trimestre —dato publicado el viernes por el INE, que rebaja en una décima su estimación del mes pasado— supone la cifra más baja en cuatro años. Con todo, España aún puede presumir de crecer más que la media de los países europeos de su entorno: ocho décimas más si se compara con la eurozona.
El INE publica ahora las tripas del avance de crecimiento que dio en octubre. Además de reducir del 2,5% al 2,4% el alza interanual entre julio y septiembre, mantiene en un 0,6% el crecimiento trimestral, igual a la registrada en el segundo trimestre.
Los peores datos del otoño se explican por una menor contribución de la demanda nacional. Esta ha pasado de aportar 3,1 puntos al crecimiento en el segundo trimestre a tres décimas menos. Dentro de este concepto, mejora respecto al periodo anterior el gasto de las administraciones públicas; y empeora el de hogares y la inversión de las empresas.
Mientras se resiente la demanda nacional, lo contrario ocurre con la exterior: a pesar de restar cuatro décimas de crecimiento, lo hace en menor medida que entre abril y junio. Disminuye la aportación de exportaciones de bienes y servicios e importación de bienes mientras que aumenta la de servicios, sobre todo gracias al gasto de residentes en el resto del mundo.
Al margen de este análisis, la composición del PIB en el tercer trimestre del año también puede estudiarse por la aportación de cada sector. Y aquí el gran vencedor es la construcción —que mantiene su pujanza con un avance del 7,1%, un porcentaje similar al del trimestre anterior—. Mientras, los servicios se mantienen estables con un crecimiento del 2,6%; y se registra una desaceleración patente en la industria, que pasa de crecer un 2% al 1,2%.
Peores pronósticos
En una nota publicada el viernes, la Cámara de Comercio enumera las dificultades que atraviesa la coyuntura internacional —desaceleración de la economía, escalada proteccionista, endurecimiento de la política monetaria...— y las propias de España —problemas territoriales, incertidumbre política y previsible aumento de la presión fiscal— para justificar sus pronósticos de crecimiento más reducidos que en años anteriores: 2,5% en 2018 y 2,2% en 2019.
De cumplirse estas previsiones, este año y el próximo serían los peores para la economía española desde 2014, la primera vez que el PIB repuntó tras la durísima recesión del periodo anterior.
La Cámara también pronostica una ralentización en el ritmo de creación de empleo: frente a los 430.000 puestos nuevos previstos para este año, en 2019 se crearán solo 330.000, alcanzándose una tasa media de paro del 14,1% frente al 14,55% actual. Es una bajada tímida, pero supondría alcanzar en 2019 la tasa de desempleo más baja en 11 años.
La productividad del trabajo vuelve a caer
Otra mala noticia para la economía española es que la productividad del trabajo cayó entre julio y septiembre, ya que el empleo creció más –un 2,5%, un incremento de 450.000 puestos de trabajo— que la economía. Esta es una tendencia que ya se apreció en trimestres anteriores. Los costes laborales, además, continuaron al alza, con un incremento del coste laboral unitario del 1,2% interanual.
UGT extrae otras lecciones de los datos publicados el viernes por el INE. El sindicato lamentó que el crecimiento del PIB, del 0,6% en el tercer trimestre, se sostenga en “un modelo productivo que apuesta por la precariedad y los bajos salarios”.
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