La Cepal empeora su previsión para Argentina y augura una caída del PIB en 2018
El organismo latinoamericano prevé un retroceso del 0,3%. La primera proyección negativa para este año se conoce tras el desplome de un 6,7% de la actividad económica en junio
La crisis económica de Argentina no deja de agravarse. El organismo oficial de estadísticas, Indec, anunció este jueves un desplome de la actividad económica del 6,7% interanual en junio y por primera vez un organismo internacional auguró una contracción del PIB para el año en curso. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó un retroceso del 0,3% para la economía argentina este año. El dato, publicado en el último informe de la Cepal, supone una caída del 112% respecto a la previsión de abril, cuando vaticinó un avance del 2,5%. Hace un mes, el FMI era sólo ligeramente más optimista: predijo que Argentina crecería este año un 0,4%.
"El año pasado Argentina creció un 2,9%. Este año, caerá un 0,3%. Impulsa a la baja a toda Sudamérica", declaró la titular de la Cepal, Alicia Bárcena, en la presentación del informe, realizada este jueves en México. Sudamérica crecerá en promedio un tercio de lo que lo hará América Central (1,2% frente al 3,4%), lastrada por Venezuela, que se contraerá un 12%, Argentina y Brasil, que tiene previsto cerrar el año con un avance del 1,6%.
La mayor caída desde 2009
La actividad económica argentina cayó en junio un 6,7% respecto al mismo mes de 2017 y acumula un retroceso del 0,6% interanual, según el Indec. Es el mayor derrumbe desde 2009 y refleja la complicada situación que atraviesa la economía argentina. La caída está liderada por el rubro agropecuario (-31%), pesquero (-16%), comercio (-8,4%) e industria manufacturera (-7,5%). Por el contrario, mejoró la explotación minera (+4,9%), la intermediación financiera (+4,6%) y la electricidad, gas y agua (+4,3%).
En la última década, la economía argentina repitió un comportamiento cíclico: se contrajo en los años pares y creció en los impares, en coincidencia con las elecciones. El macrismo confiaba en romper esa maldición y el primer trimestre de 2018 iba en esa dirección: el PIB creció un 3,6%. Pero desde ese momento inició un sendero descendente que aún no ha tocado fondo.
A la peor sequía en décadas, que provocó pérdidas de casi 6.000 millones de dólares al campo, se le sumó a finales de abril una tormenta cambiaria originada por la subida de tasas en Estados Unidos. La decisión de la Reserva Federal restó atractivo a los países emergentes, que sufrieron una rápida retirada de fondos internacionales, y encareció el crédito. Argentina, muy dependiente de la financiación externa, fue el país más golpeado, con una brusca devaluación. "Argentina necesitaba liquidez y para obtenerla se vio en la necesidad de buscarla en una situación internacional nada fácil", señaló el secretario ejecutivo adjunto de la Cepal, Mario Cimoli.
Como medidas de contención, el Gobierno de Mauricio Macri acordó un rescate de 50.000 millones de dólares con el FMI en junio y subió después las tasas de interés hasta el 45%, récord mundial. Pero no ha sido suficiente. El peso alcanzó hoy un nuevo mínimo histórico, al cambiarse a 31 unidades por dólar y se ha depreciado un 65% desde que empezó el año. Al mismo tiempo se ha disparado la inflación y el mercado vaticina que duplicará con comodidad el 15% oficial y puede llegar al 35%.
Los argentinos tienen asimilado que cuando sube el dólar y la inflación se avecina una crisis. El rescate del FMI, condicionado a una política de ajuste para reducir el déficit público a cero en 2020, avivó el miedo de algunos y la indignación de otros. Los sindicatos no aceptan la pérdida de poder adquisitivo de entre 10 y 15 puntos porcentuales para este año y han encabezado huelgas y movilizaciones contra el Gobierno, a las que también se suman organizaciones sociales que alertan de un nuevo aumento de la pobreza.
El estallido del mayor escándalo de pago de sobornos de Argentina, conocido como los cuadernos de la corrupción, ha sido el último golpe a la convulsa economía del país austral. A raíz de la publicación de los ocho cuadernos del chófer de un exalto cargo kirchnerista, hace tres semanas, muchos de los grandes empresarios de obras públicas han desfilado por los tribunales y han confesado el pago de sobornos a cambio de beneficios judiciales. De sus testimonios se desprende la existencia de una vasta red de corrupción que involucra a exfuncionarios, empresarios y hasta jueces. La escalada judicial ha llegado hoy hasta la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, con el allanamiento de tres de sus domicilios en busca de pruebas.El escenario político no es el mejor para calmar las turbulencias económicas.
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