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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La economía de Cataluña, hoy y mañana

La incertidumbre política ha superado a cualquier otra variable económica como motivo de preocupación empresarial

FRANCESC XAVIER MENA
Un ciudadano con una bandera estelada colgada del cuello cruza la plaza Sant Jaume, en Barcelona, con banderas españolas el pasado 6 de diciembre.
Un ciudadano con una bandera estelada colgada del cuello cruza la plaza Sant Jaume, en Barcelona, con banderas españolas el pasado 6 de diciembre.Albert Garcia

Tomo prestado el título de las ediciones de referencia impulsadas por José Ángel Sánchez Asiaín y patrocinadas por la institución financiera que presidía, que radiografiaron la economía de Cataluña durante las últimas décadas.

En su edición de 1983, el gran economista Joan Sardá Dexeus destacaba el dinamismo emprendedor de la sociedad catalana, señalando el lastre que representaba la escasa presencia de centros de decisión públicos y de grandes empresas en Cataluña, así como los desequilibrios en el cuadro de flujos financieros con el resto de España.

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Las sucesivas ediciones de La economía de Cataluña, hoy y mañana coincidieron con períodos en que la empresa catalana tuvo que afrontar retos históricos, como la crisis de los años 70 (shocks del precio del petróleo, desaparición de los tipos de cambio fijos, etc.), o la apertura comercial con la incorporación al mercado interior de la Comunidad Económica Europea (CEE), entre otros.

Ante el horizonte 2018, la economía catalana afronta unos escenarios de elevada incertidumbre como consecuencia de unas decisiones políticas que relegaron las prioridades económicas a un segundo plano (internacionalización, digitalización, etc.).

A la espera de un análisis con la perspectiva del tiempo, bajo el impulso de Fernando Trías de Bes, un panel de directivos y profesionales de la empresa en Catalunya han iniciado el proyecto Refem Empresa, Refem Catalunya con objeto de constatar cuantitativa y cualitativamente el impacto del proceso soberanista sobre la empresa catalana, así como sus expectativas futuras.

Los resultados son concluyentes. La incertidumbre política ha derivado en inseguridad jurídica, particularmente por el riesgo de quedar al margen del marco legal y regulatorio de la Unión Europea. Las instituciones financieras, las sociedades cotizadas, y un gran número de empresas, han protegido sus activos y relaciones comerciales mediante el traslado de su sede social. Ni un segundo fuera de la Unión Europea.

Además, el traslado de la sede social acostumbra a significar el cambio de sede fiscal y de los centros de decisión, que acabaría afectando a la capacidad operativa, las inversiones y las relaciones con proveedores y demás integrantes de la cadena de valor del tejido empresarial, así como al empleo y al bienestar social.

La incertidumbre política ha superado a cualquier otra variable económica como motivo de preocupación empresarial, frenando la inversión extranjera directa, paralizando las operaciones corporativas y dañando la imagen de marca de Barcelona como destino turístico, centro de negocios y celebración de congresos, atracción de talento, etc.

La fractura social entre catalanes y con el resto de España ha provocado un deterioro de las relaciones comerciales con los clientes y distribuidores, llegando a generar boicots cruzados. La imagen de la marca catalana para algunos consumidores en España ha pasado de ser un activo a un pasivo y, por otra parte, las decisiones de traslado de la sede social han provocado reacciones de rechazo por parte de algunos consumidores catalanes.

Entre los resultados más relevantes del trabajo de campo, resalta la erosión de la productividad y la contaminación del clima laboral por la convocatoria de paros, manifestaciones y discusiones por motivos políticos.

Los directivos y profesionales de la empresa en Cataluña han dibujado un escenario 2018 en que la superación del conflicto exige un respeto claro y explícito de los principios de legalidad y de lealtad institucional con posterioridad a las elecciones del 21-D, así como un proceso de reformas consensuadas en la financiación territorial, en que la solidaridad se combine con la ordinalidad, la alineación de las infraestructuras de conectividad física y digital al servicio de la competitividad de las empresas y, sin dilaciones, muchas toneladas de empatía y generosidad.

La resolución del conflicto en Cataluña representa también la disipación del mayor riesgo que enfrenta, hoy y mañana, la propia economía española.

Francesc Xavier Mena, Catedrático de Economía de ESADE-URL. Fue consejero de Empresa y Empleo del Govern de Catalunya (2010-12)

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