Dos cervezas canarias formarán parte del nuevo gigante del sector
Tropical y Dorada, controladas por SABMiller, se integrarán en la belgo-brasileña AB InBev
De entre la aristocracia de los mayores productores de cerveza del mundo ha emergido esta semana un rey cuya estancia en el trono tiene visos de perdurar durante muchos años. La belgo-brasileña Anheuser-Busch (AB InBev), que ya lideraba las ventas globales, fortalece su posición con la compra de su mayor rival, la anglo-sudafricana SABMiller. La adquisición crea un grupo con una cartera de más de 350 marcas entre las que habrá un pequeño vestigio español: Tropical y Dorada, las cervezas líderes en Canarias y hasta ahora controladas por SABMiller.
Tropical y Dorada se integrarán en la nueva empresa. "Todo lo que sabemos es lo que han dicho los medios al respecto", afirman desde Compañía Cervecera de Canarias, de la que SABMiller compró una participación del 51% en 1990 a la alemana Schickedanz. El resto del accionariado lo conforman la compañía británica de bebidas alcohólicas Diageo, dueña de marcas como J&B, Johnnie Walker, Smirnoff o Baileys, con un 20% del capital, y accionistas minoritarios de origen canario, con un 29%.
Cervecera de Canarias tiene dos fábricas, una en Santa Cruz de Tenerife y otra en Las Palmas de Gran Canaria, su cuota de mercado ronda el 50% en las Islas y es el quinto mayor productor español de cerveza con 851.000 hectolitros el año pasado. Sus números quedan, sin embargo, empequeñecidos cuando se ponen en relación con el grupo del que formará parte: apenas representa el 0,1% de la producción conjunta de AB InBev (459 millones de hectolitros) y SABMiller (315 millones), que venderán una de cada tres cervezas que se consuman en todo el mundo.
Los reguladores todavía deben aprobar la oferta de más de 92.000 millones de euros lanzada por AB InBev, y la compañía podría verse obligada por los organismos de competencia a vender activos para reducir su posición dominante en algunos mercados. España no está entre ellos. Las mayores dudas están en Estados Unidos, donde alcanzaría cerca del 70% de cuota de mercado, y China, con el 37%.
Los trabajadores de Compañía Cervecera de Canarias reciben el acuerdo con una mezcla de cautela y esperanza. "Estamos a la expectativa de ver lo que pasa, si se mantienen las inversiones y el empleo. A corto plazo no creo que haya cambios, pero veremos luego", señaló Rafael Cárdenas, portavoz de Comisiones Obreras en la cervecera, donde trabaja como supervisor de producción. "Si servimos de plataforma de comercialización o mejora la producción en las fábricas de Las Palmas y Tenerife, donde trabajamos al 50% de capacidad, sería una buena noticia para nosotros", añade.
Las buenas noticias no son últimamente habituales para los trabajadores de la empresa, que ha reducido su personal con despidos y prejubilaciones hasta los 900 empleados actuales, y evitó en el último momento la celebración de una huelga hace solo un mes. "Al mismo tiempo que la empresa efectúa despidos, existe un exceso de jornadas realizadas por personal eventual cedido por empresas de trabajo temporal", lamentaban los sindicatos en el comunicado de convocatoria de la huelga.
En los últimos nueve años, los ingresos de Compañía Cervecera de Canarias han pasado de 129 millones de euros a 122 millones, con un leve repunte en 2015 respecto al año anterior, y los beneficios han caído un 58% de 21,5 millones a los nueve millones del último ejercicio fiscal. La compañía lo achaca al alto índice de desempleo y al menor consumo de cerveza en el sector hostelero, que aún no ha recuperado los niveles previos al comienzo de la crisis, pero confía en que el aumento del turismo y la mejora de los indicadores macroeconómicos apoyen las ventas.
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