El fin de la recesión en Brasil se aleja
Los empresarios se resisten a invertir en medio de la turbulencia política El mercado prevé la recuperación económica tan solo en 2017
En medio de un ambiente de confianza a la baja y de inestabilidad política en alza, la economía brasileña se hundió aún más entre abril y agosto de este año, según los datos publicados por el Banco Central del país esta semana, previa a la difusión del dato del Producto Interior Bruto (PIB), que se conocerá el 28 de agosto.
La actividad económica de Brasil se contrajo un 1,89% en el segundo trimestre, el peor resultado desde 2009, según el indicador del Banco Central, conocido como IBC-Br. Este fue el tercer trimestre consecutivo de retracción, lo que indica que el país está en recesión.
Al escenario se suma una inflación elevada, que a final de año se prevé que roce el 9%, y el desempleo en aumento, que en julio llegó al 7,5%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) divulgados este jueves. La tasa es la más alta para los meses de julio desde 2009 y es la séptima subida mensual consecutiva. En el sector de la industria, el empleo también cayó por sexto mes consecutivo, según el IBGE. Este semestre, el paro en las fábricas brasileñas acumula una baja del 5,2%.
Esta mezcla de malas noticias, que se suma a la falta de crédito y a la disminución de los ingresos de los trabajadores, también exige apretarse el cinturón en el presupuesto familiar. La intención de consumo de las familias ha disminuido por séptima vez consecutiva y ha alcanzado un mínimo histórico en agosto. Según datos de la Confederación Nacional del Comercio (CNC), el índice registró 81,8 puntos en agosto, un 5,9% menos que en julio. En comparación con el mismo período de 2014, el retroceso fue del 32,3%. Cualquier cifra por debajo de 100 indica insatisfacción de los consumidores.
Los resultados hacen aún más evidente el difícil camino que le queda a Brasil para reactivar la economía. La esperada recuperación parece cada vez más distante y parece no ocurrirá en 2016, como preveían los especialistas a principios de este año. Los economistas del mercado financiero ya reconocen que Brasil necesitará más tiempo para recuperarse y, por primera vez, señalan que el PIB se contraerá también en 2016.
Según el último informe Focus, del Banco Central, que se dio a conocer este lunes, el país debe de terminar el año con una disminución del PIB de más de un 2%, mientras que, para el año que viene, la expectativa ya es de una retracción de un 0,15%. La proyección del Focus, que hace un promedio de las estimaciones de más de 100 instituciones financieras, ha cambiado de una semana a otra, al compás de la crisis política que ha mantenido la actividad económica en parálisis. La semana pasada, la proyección de los bancos era de una caída del 1,97% del PIB en 2015 y de crecimiento cero el año que viene.
El banco Itaú, por ejemplo, revisó su proyección de retroceso del PIB del 0,2% a un 1% negativo en 2016, lo que demuestra cómo el sistema financiero, que a principios de este año esperaba una recuperación en este segundo semestre, proyecta un período complicado durante mucho más tiempo. Este escenario también contribuyó a la devaluación del real frente al dólar. En los últimos 12 meses la moneda brasileña se ha devaluado casi un 53%, solo superada por las monedas de Rusia y de Colombia, según un estudio realizado por la correctora TOV. La Bolsa de São Paulo alcanzó este miércoles el nivel más bajo desde marzo de 2014. El Ibovespa, el principal índice de la bolsa brasileña, cayó un 1,82%, a 46.586 puntos.
Las dificultades para adaptar el ajuste fiscal frente a un Congreso hostil explican una parte de ese cambio de postura de mercado. "Con el aumento de los conflictos políticos en el Congreso, evidentemente, el paquete de ajuste fiscal no pudo implementarse de la forma adecuada y retrasará aún más el equilibrio del presupuesto de las cuentas del Gobierno. El medicamento amargo tendrá que tomarse aún durante más tiempo", explica Antonio Carlos Porto Gonçalves, profesor de la Fundación Getúlio Vargas
Para el especialista, la esperanza de que la economía se enderezase de nuevo, con la llegada del ministro de Hacienda, Joaquim Levy, a principios de este año, duró poco. "Nos damos cuenta de eso si analizamos el propio comportamiento del Ibovespa, que fue recuperándose al principio del año, pero que, ante los enfrentamientos políticos, retrocedió significativamente en los últimos meses. Brasil está muy sin mando, muy dividido. Hacía tiempo que el país no afrontaba una situación de estas", agrega Gonçalves.
El equilibrio de las cuentas será más prolongado de lo previsto, la fuerte caída de la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff y las manifestaciones que piden su salida también contribuyen a que el clima de incertidumbre solo aumente. Todos estos factores, según José Kobori, profesor de Finanzas del instituto universitario Ibmec/Brasilia, repelen las inversiones y retrasan aún más la reanudación del crecimiento de la economía.
"Los empresarios se resisten, no quieren hacer inversiones. La ausencia de crecimiento no es más que esta falta de inversión. El Gobierno está pasando por una tormenta perfecta, junto con inestabilidad política y una máquina inflada de costes", explica.
La confianza de los empresarios de la industria brasileña, por ejemplo, permaneció baja en agosto, según la Confederación Nacional de la Industria (CNI). Según el Índice de Confianza Industrial (ICEI), el pesimismo de los empresarios se propaga por industrias de todos los segmentos y tamaños. Este mes el índice registró solo 37,1 puntos en una escala de 0 a 100.
Para Kobori, la falta de señales de que los conflictos políticos cesarán a corto plazo compromete cada vez más el futuro. "Lo que vemos es que la oposición quiere ver al Gobierno de Dilma Rousseff sangrar y no quiere llegar a un acuerdo para poner en marcha medidas para impulsar el ajuste", explica.
El lunes, el ministro de Comunicación Social, Edinho Silva, reconoció el escenario de dificultad que enfrenta el país, culpó la situación internacional y dijo que varios países pasan por este proceso de superación desde la crisis de 2008. "Es necesario romper el clima de pesimismo". "Se están tomando las medidas para superar este ambiente en breve. En una situación viable, nos cabe creer en la fuerza y el potencial de nuestro país. Tenemos que ser optimistas para superar las dificultades", afirmó.
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