Argentina apenas logra financiamiento en una emisión de deuda
Economía atribuye la baja adhesión a “una semana negra para los mercados” mundiales
En medio de un contexto negativo para Latinoamérica como es la caída de los precios de las materias primas y la expectativa de que en 2015 EE UU suba los tipos de interés, fortalezca aún más el dólar y desaliente así la inversión en países emergentes, Argentina había anunciado la semana pasada que volvía a emitir deuda en moneda norteamericana después de siete años sin hacerlo.
A diferencia del Chile de Michelle Bachelet, que esa misma semana colocó en los mercados internacionales una emisión de deuda récord en volumen, el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner arrastraba tres años de escasez de divisas y cinco meses de imposibilidad de pago de la deuda reestructurada en 2005 y 2010 por un bloqueo judicial en EE UU. Así es que de los 3.000 millones de dólares que el Ejecutivo argentino preveía recaudar con la emisión de nuevos bonos Bonar 2024 entre este miércoles y viernes solo consiguió 286 millones.
En una rueda de prensa, el ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof, admitió que la operación financiera se concretó "en medio de movimientos muy abruptos en los mercados financieros internacionales y regionales, con fuga de capitales de los países emergentes”. Kicillof recordó que ha sido "una semana negra para los mercados", con consecuencias negativas para el precio del petróleo y del resto de las materias primas (la soja, que exporta Argentina, ha sido la excepción) y para las acciones de las empresas argentinas, que cayeron de manera abrupta en la bolsa de Buenos Aires y Nueva York.
"El precio del petróleo se derrumbó esta semana más del 10% y en la actualidad esta más o menos en valores similares a los de julio de 2009", puntualizó el ministro. El abaratamiento del crudo por un lado favorece a Argentina, dado que importa combustible y gas, cuyo precio está influido por esa bajada, pero también la perjudica en un momento en que el país busca inversiones para explotar sus hidrocarburos de esquisto en la formación geológica Vaca Muerta, que se desarrolla con la costosa técnica de la fractura hidráulica. De momento, Argentina ha regulado el precio del petróleo para mantenerlo en 82 dólares por barril en Vaca Muerta, frente a los 57,81 que cotiza en el mercado mundial. No obstante, prevalecen las dudas de si ese valor interno resultará sostenible y por eso la acción de la petrolera estatal YPF ha encabezado el derrape bursátil de las empresas argentinas esta semana.
La pregunta de algunos analistas ahora es por qué Buenos Aires buscó justo en este momento el financiamiento en dólares. La tercera economía latinoamericana debe afrontar el año próximo pagas de deuda por 12.000 millones de dólares. Muchos analistas creían hasta este jueves que el Gobierno de Fernández iba a recaudar al menos 1.500 millones, no tanto por la confianza en la presidenta sino por las expectativas de que quien la suceda dentro de un año sea un político más proclive al mercado. Además, justo esta semana el Banco Central había conseguido, gracias a un préstamo de China, elevar sus reservas internacionales por encima de los 30.000 millones de dólares, un nivel del que carecía desde enero pasado, cuando se devaluó el peso. La moneda argentina es la latinoamericana que más ha perdido valor este año frente al dólar, que subió el 31%.
La emisión de deuda en moneda norteamericana suponía un antes y después de la política de desendeudamiento que los Kirchner habían emprendido en sus 11 años de Gobierno. En los últimos años el Ejecutivo argentino ha cancelado pasivos con las reservas del Banco Central, que a su vez había elevado la emisión monetaria y la inflación. La emisión de deuda también suponía un quiebre por la decisión de volver a endeudar al país en divisas. Claro que la deuda pública neta de Argentina es de solo 17,9% del PIB, por lo que está lejos de volver a sobreendeudarse como en los 90.
Pero la operación financiera anunciada la semana pasada por Kicillof también ha logrado un resultado positivo. En un intento por demostrar capacidad de pago pese a la crisis de deuda y a la escasez de divisas que desde 2011 ha derivado en controles de capitales, el ministro había ofrecido a los tenedores de unos títulos públicos que vencen el año próximo, Boden 2015, pagarles ahora mismo en efectivo el último vencimiento o canjearlos por los Bonar 2024, que vencen dentro de diez años. Se suponía que los que desconfiaran de que en 2015 el Gobierno de Fernández iría a cumplir con la paga del Boden iban a agolparse a reclamar el dinero preferirían asegurarse una retribución con un bono que abonarán los próximos presidentes de Argentina.
Persisten las dudas de si en enero Argentina se sentará a negociar con los ‘fondos buitre’
Pero de los 6.700 millones de dólares en Boden 2015 que Argentina debía abonar el año próximo, los inversores solo han pedido cobrar ahora en efectivo 185 millones. Apenas han canjeado 377 millones por el Bonar 2024, que ofrece un tipo de interés del 8,75%, elevado para otros países emergentes pero aceptable para ciertos economistas argentinos que, dada la historia reciente del país, solo rechazarían pagar más del 10%.
"En un marco donde hay volatilidad y desconfianza en los mercados de toda la región, hemos recibido una contundente respuesta de los inversores, que nos dijeron: 'Preferimos quedarnos con los bonos argentinos’”, analizó el ministro de Economía. Por eso llegó a decir que se trataba de un “‘test’ de confianza positivo”.
En los mercados, mientras tanto, persisten las dudas de si en enero próximo Argentina se sentará a negociar con los ‘fondos buitre’ y otros inversores, los que rechazaron la reestructuración de 2005 y 2010 y bloquearon los pagos de la deuda que se refinació en aquellos años. Los tenedores de esos bonos reestructurados llevan meses sin cobrar, pero aún no han iniciado demandas contra el país sudamericano. Algunos de ellos, como el multimillonario húngaroestadounidense George Soros, ha demandado en Londres que se derogue el bloqueo judicial de EE UU sobre los títulos argentinos en euros. Pero muchos de ellos esperan que en enero comience una negociación. El 31 de diciembre próximo vence una cláusula que obliga a Argentina a mejorar la oferta de pago a los que aceptaron las reestructuraciones si les abona más a los que las rechazaron. Sin este corsé, el país sudamericano podría abonar al 7,6% que rechazó los canjes lo que demandan y desbloquear así los giros al 92,4% que los aceptó.
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