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Argentina aún arrastra las consecuencias del impago de 2001

Entre 1991 y 2002, el país sudamericano se endeudó de manera excesiva y acabó en un colapso económico que dista de parecerse a su actual recesión, pero que aún lo condiciona

Alejandro Rebossio

El fallo en EE UU que puede conducir este miércoles a Argentina otra vez a la suspensión de pagos es una de las consecuencias que el país sudamericano aún arrastra del fenomenal impago de 2001, el mayor de la historia de un país, que ocurrió en plena debacle socioeconómica y política. Lo adeudado a los fondos buitres y otros acreedores que rechazaron la reestructuración de deuda de 2005 y 2010 son títulos públicos que Buenos Aires dejó de abonar hace casi 13 años.

“La deuda pública tuvo un rol protagónico las últimas décadas, financiando un nivel de consumo que a los argentinos nos hacía creer del Primer Mundo, pese a que la industria desaparecía, el desempleo aumentaba y la pobreza escalaba”, explica un informe del economista Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica. “La realidad no demoraba en llegar y tras los períodos de fuerte endeudamiento, Argentina” suspendió pagos en el último año de la dictadura militar de 1976-1983 y del régimen monetario y cambiario de convertibilidad, por el que un peso equivalía a un dólar (1991-2002), recuerda Castiñeira. La dictadura comenzó con un pasivo de 5.000 millones de dólares y añadió 27.000 millones. Tras la crisis de la deuda latinoamericana de 1982 sobrevendrían 11 años de negociaciones en los que Argentina reconoció que adeudaba otros 32.000 millones. Para financiar la convertibilidad del peso con el dólar en los Gobiernos del peronista Carlos Menem (1989-1999) y del radical (centrista) Fernando de la Rúa (1999-2001) y para salir de ese esquema de tasa de cambio fija en la administración del peronista Eduardo Duhalde (2002-2003), el país se endeudó por 127.000 millones.

El débil Gobierno de De la Rúa acabó cayendo en diciembre de 2001 en medio de la ingobernabilidad política que llevó a que se sucedieran cinco presidentes en diez días y que murieran unas 39 personas en la represión policial, y de un una crisis económica que se prolongaba desde 1998 y que había elevado el paro al 21,1% y la pobreza, al 38,3%. Además los depósitos bancarios habían sido congelados por el corralito para frenar la fuerte retirada. El 23 de diciembre de aquel año, uno de aquellos presidentes fugaces, el peronista Adolfo Rodríguez Saá, declaró la suspensión de pagos de una deuda que totalizaba 82.000 millones. En enero de 2002, Duhalde pesificó los depósitos en dólares, que entonces eran mayoría. Ahora no se corre riesgo de corralito porque la mayoría de los ahorros en bancos son en pesos.

En 2001, el PIB llevaba tres años en caída, el paro era 21% y la pobreza, 38%. La actual recesión no es tan grave

En 2005 y 2010, los Gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y su esposa Cristina Fernández ofrecieron una quita del 75% del capital original de la deuda, aunque en términos reales, por el peso de los intereses y los plazos, la poda ha sido menor. El 93% de las acreencias fueron canjeadas por la nueva deuda. El 7% no y sus acreedores son los que ahora litigan contra Argentina en EE UU y tribunales internacionales y han logrado que un anciano juez de Nueva York bloqueara los pagos de Buenos Aires a los acreedores de la deuda reestructurada hasta que no les paguen a ellos. Son los que amenazan con llevar este miércoles a la suspensión de pagos de ese pasivo refinanciado, que equivale a 40.000 millones.

Uno de los protagonistas de la crisis de 2002, el que fuera ministro de Economía de Duhalde, Jorge Remes Lenicov, considera que un nuevo impago puede profundizar la recesión actual, pero no espera “nada catastrófico”. Comenta las diferencias respecto de la debacle de 2001: “La economía caía desde 1998 y empezó a recuperarse en marzo de 2002”. Ahora la economía lleva en contracción solo desde el último trimestre de 2013, el paro es del 7,1% y la pobreza alcanza a entre el 18,2% y el 25,6%. “La deuda pública era del 120% del PIB. Ahora el conflicto (del 7% que rechazó los canjes) es por el 3% del PIB. Antes Argentina no tenía fondos para pagar, ahora no puede por una cuestión jurídica”, añade Remes. Una prueba del escenario distinto radica en que cuatro días antes de la suspensión de pagos de 2001 la prima de riesgo superó los 5.000 puntos y ahora equivale a 679.

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