Citroën ordena inmovilizar a más de 230.000 vehículos en Francia por el problema de los airbags defectuosos
El anuncio supone un nuevo golpe para la compañía francesa que forma parte del gigante automovilístico Stellantis
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Un aviso de revisión que se transforma en aviso de inmovilización. El fabricante francés Citroën ha ordenado el lunes a más de 230.000 propietarios de su marca en el norte de Francia que dejen de conducir sus vehículos. La alerta de la empresa, que forma parte del gigante Stellantis, se debe a los airbags defectuosos del proveedor japonés Takata. La compañía ya había pedido revisarlos a inicios de año, pero ha dado un giro después de observar una “degradación acelerada” de uno de ellos durante una revisión. El anuncio supone un nuevo golpe para la compañía, cuya imagen ya estaba degradada por su gestión del problema.
Los vehículos afectados por el “stop drive” (“dejar de conducir”, en inglés) son los modelos C3 y DS3 vendidos entre 2008 y 2013 en la mitad norte de Francia. El anuncio se produce después de que la empresa llamara en enero a revisar los airbags de unos 247.000 coches. Cerca de 10.000 colchones de aire fueron sustituidos hasta ahora y las unidades forman parte de un contingente de 869.000 automóviles que Citroën llamó a revisión en toda Europa a finales de enero. La razón es siempre la misma: los fallos que presentan los airbags de la compañía japonesa, que se declaró en bancarrota en 2017.
La decisión de este lunes se ha tomado después de que un hombre llevara su vehículo a un concesionario. Los revisores observaron que uno de los airbags del coche, matriculado en la mitad norte del país, presentaba una “degradación acelerada”. “Por eso tomamos la decisión de transformar la llamada a revisión actual en el norte de Francia en una campaña stop drive”, justificó el director general del fabricante francés, Thierry Koskas, en una entrevista el lunes con el diario Le Parisien. Las plantas de Stellantis ya ofrecen citas para reemplazar los colchones de aire defectuosos. El anuncio se produce en plenas vacaciones de invierno, cuando miles de usuarios dependen de sus coches para viajar.
Los airbags deficientes fueron fabricados por la compañía japonesa Takata, que quebró en 2017 tras suministrar millones de piezas defectuosas durante años a las principales marcas de vehículos del mundo. Los dispositivos de seguridad se degradan con el tiempo, tanto en climas cálidos como húmedos, y pueden proyectar piezas peligrosas a los ocupantes del vehículo, causando muertes. El fallo en los airbags ya mató a al menos 12 personas en Francia, según el Ministerio de Transportes.
Citroën ya había ordenado inmovilizar 247.000 vehículos en mayo de 2024 en la mitad sur del país. En esa época, la empresa había asegurado que los propietarios de los coches C3 y DS3 situados en el norte no tenían nada que temer. Hasta este lunes. “Lo importante es que no hemos esperado a tener 10 airbags sospechosos para tomar la decisión de [ordenar un] stop drive para los coches en el norte del país. Sólo hizo falta uno”, argumentó Koskas, el director general.
Los dispositivos defectuosos no solo afectaron a la marca francesa, sino que causaron llamadas a revisión por parte de fabricantes de todo el mundo. En el caso de Stellantis, al que también pertenecen marcas como Peugeot, Opel, Chrysler o Fiat, el grupo ha destinado 940 millones de euros para la llamada a revisión de nueve millones de vehículos afectados, añadió Koskas en la entrevista.
El escándalo de los airbags del japonés Takata estalló en 2014, cuando la agencia de seguridad vial de Estados Unidos (NHTSA) se interesó en el caso tras una serie de accidentes. En Francia, una asociación de protección de los consumidores, UFC-Que Choisir, presentó en enero una denuncia contra Stellantis por “prácticas comerciales engañosas, engaño agravado y puesta en peligro deliberada de la vida de terceros”.
La organización critica, entre otras cosas, que no se tomó ninguna decisión antes de 2023, cuando Takata fue condenado en Estados Unidos en 2017. También pide una comisión de investigación parlamentaria por la “incomprensible [...] falta de iniciativas eficaces por parte de los poderes públicos” ante lo que califica de “fiasco industrial”.
“Stellantis conoce el problema al menos desde 2014. Es criminal haber esperado tanto tiempo. Y todo parece haber sido por dinero”, denunció el lunes a Franceinfo Christophe Lèguevaques, un abogado que ayuda a los usuarios que han decidido formar un colectivo para llevar al fabricante francés ante los tribunales.
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