_
_
_
_
COMUNIDAD DE MADRID
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ayuso, las mierdas, los muertos y la humanidad

El dolor de los familiares de los fallecidos en la residencias de la Comunidad de Madrid durante la covid exige un respeto extremo incompatible con las palabras y actitudes de la presidenta regional y su jefe de gabinete

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, este jueves en el pleno de la Asamblea regional.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, este jueves en el pleno de la Asamblea regional.ZIPI ARAGON (EFE)
Mónica Ceberio Belaza

“Mi abuela murió sola y asfixiada, abandonada a su suerte”. “Solo me dijeron que mi padre estaba enfermo y días después que había fallecido, no pude hablar con él ni con nadie de la residencia en esos días”. “Una voz al otro lado del teléfono me anunció que no podrían llevarlo al hospital”. “Aún hoy tengo pesadillas con la forma horrible en la que debió morir mi madre, en una cama, sin asistencia médica, ahogada”. “Me llamaron solo para decirme que me hiciera cargo del cadáver”.

Los relatos de las familias de los ancianos que murieron durante la covid en residencias de la Comunidad de Madrid, muchos de ellos contados por mi compañero Fernando Peinado en este periódico, son muy parecidos entre sí. Angustiosos, durísimos, desoladores. De personas que no pudieron despedirse de su ser querido y que ni siquiera saben lo que sucedió, algo imprescindible para poder hacer un duelo en condiciones. Ante la falta de información, muchos imaginan con horror las últimas horas de su padre, de su madre, de su marido o mujer, de sus abuelos.

El jefe de gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz-Ayuso, insultó gravemente a estas víctimas este domingo acusando falsamente a la familiar de una de las fallecidas de haberse inventado su testimonio. Ayuso podía haber rectificado esa infamia. Pero no lo ha hecho. No solo eso. La presidenta de todos los madrileños ha pronunciado hoy unas palabras que son una indignidad o, al menos, un grave error.

Ayuso es libre de considerar que las acusaciones de la oposición, o incluso de las asociaciones de víctimas, son injustas. Es libre de defender su gestión en las residencias y de creer que no había alternativa a lo que se hizo. Es libre de defenderse en general. Pero lo que no puede hacer es menospreciar el dolor de personas que han perdido a sus familiares de una forma tan extremadamente dolorosa. Que le pidan explicaciones por más de 7.000 muertos en las residencias le va en el sueldo. Respetar a los familiares de los fallecidos, también.

“De que se reían, señorías”, afeó Pilar Manjon, que había perdido a su hijo, a los diputados del Congreso durante la comisión de investigación de los atentados del 11-M. “De lo que se está hablando es de la muerte y de las heridas de por vida padecidas por seres humanos, de pérdidas que nos han llenado de desolación y amargura en el mayor grado posible”.

La pandemia no fue un atentado terrorista, pero sus muertes causaron un dolor muy hondo y muy profundo a miles de personas. Sin duda, en los casos de las residencias, donde quedan muchas heridas por cerrar. ¿De qué mierdas hablaba hoy usted, señora Ayuso? Dice su equipo que se refería a otra cosa, a una propuesta sobre vivienda de Más Madrid. Desde luego, no lo ha parecido. Su frase completa ha sido: “Siempre están criticándonos con lo mismo, siempre nos están llevando con las mismas mierdas”, para acto seguido hablar usted misma de las víctimas de las residencias y de una presunta manipulación de su dolor. Es cierto que venía de hablar de la vivienda. La frase ha sido una especie de transición entre un tema y otro que parecía, en el mejor de los casos, englobarlo todo.

Quizá solo pretendía insultar a la oposición en general, quizá realmente ha sido un error y solo pretendía referirse a la vivienda, pero se trata sin duda de una frase que, expresada en ese lugar y en ese momento es extremadamente desafortunada y supone una enorme falta de respeto a los familiares de miles de fallecidos.

En todo caso, aún puede rectificar: reúnase con ellas, pida perdón por si alguien se sintió ofendido, muestre compasión y empatía, desautorice las palabras de su jefe de gabinete y defiéndase siempre sin que quepa la más mínima duda de que no desprecia el dolor muy real de esas personas. Por humanidad y respeto.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_