La clase media, el motor del crecimiento latinoamericano
Irene Arias es directora de la Corporación Financiera Internacional para la región
Irene Arias (Madrid, 1974) añora constantemente su país. En 1999 empezó su carrera profesional en el Banco Mundial, y con ella una marcha forzada que la llevó a buscar fortuna en diferentes continentes: saltó de Sarajevo a Lagos hasta aterrizar en Washington, para después desembarcar en Bogotá tras pasar por Estambul y Johannesburgo. Después de 15 años, Arias sabe que seguirá extrañando España. La única diferencia es que ya no está a la búsqueda de su fortuna personal. Ahora se dedica a gestionar la de los demás.
Licenciada en Economía por la Universidad Carlos III, en 2001 Arias entró como analista en la Corporación Financiera Internacional (IFC), la institución del Grupo del Banco Mundial que promueve el crecimiento económico a través del sector privado, y operativa en más de 100 países en desarrollo. Gerente para la región andina desde enero de 2012 hasta agosto de 2013, Arias es desde finales del año pasado directora para América Latina y el Caribe, la primera mujer en ocupar este cargo. “Es una oportunidad maravillosa, pese a la gran presión y responsabilidad que conlleva”, confiesa tras presenciar una conferencia en Madrid, organizada por la Casa de América y dirigida a las compañías españolas interesadas en expandirse en la región.
“La reacción de los empresarios ha sido muy buena”, explica Arias, quien reconoce que los malos tiempos pueden ser propicios según la perspectiva con que se mira. Si la crisis ha ahogado la actividad económica en el primer mundo, por el otro lado ha impulsado la búsqueda de negocios en el exterior y ha convertido el mercado latinoamericano en un anzuelo para atraer inversión extranjera. Hasta diciembre de 2013, la cartera acumulada de compromisos de IFC con empresas españolas en la región era una de las más grandes de Europa, con 1.200 millones de euros. Para este año, Arias informa de que ya hay acuerdos cerrados por más de 1.100 millones. “Este monto no incluye muchas compañías con las que ya hemos establecido contactos y que podrían convertirse en potenciales inversores”, añade la economista.
En 2013, las inversiones de IFC len América Latina y el Caribe representaron el 26% de la cartera global de la institución
Estas cifras, según Arias, se verán algo erosionadas en el próximo decenio —sobre todo por el atractivo que juegan otras áreas, en particular África—, pero seguirá teniendo un peso importante. Sobre todo porque España cuenta con inversiones significativas en la región, algunas de las cuales datan más de 40 años. “Hay muchas empresas que ya tienen un pie adentro, y es más fácil profundizar que entrar”, apostilla.
España no es el único país que ha puesto los ojos en el pozo de oportunidades latinoamericano. El primer inversor en la región sigue siendo Estados Unidos, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), publicado el pasado jueves. Según el organismo, la Inversión Extranjera Directa (IED) en la región volvió a crecer en 2013 hasta alcanzar los 135.857 millones de euros, pero estima un ligero descenso en los años venideros. La entidad, sin embargo, calcula que el interés de los inversores seguirá estando vivo gracias a las políticas reformistas implementadas por muchos países del área.
Según Arias, el mercado latinoamericano no perderá su atractivo porque pese a avanzar a pasos de gigante está todavía lejos de la saturación. Aunque el Fondo Moentario Internacional (FMI) haya rebajado las previsiones de crecimiento de la región a un 2,5% para 2014 —lejos del del 4,3% de 2011—, América Latina ha logrado reducir la tasa de pobreza del 42% al 25% en una década, y se prevé que las exportaciones suban hasta un 5,4% en 2016, según el Banco Mundial. Pero la apuesta de Arias va en otra dirección. Sobre todo a las grandes economías, las que más inversiones reciben —Brasil, México, Chile, Perú y Colombia—, cuentan con un importantísimo motor de crecimiento: una clase media cada vez más numerosa y exigente. “Estimamos que de aquí a 2030 aumente muy significativamente, y pase a constituir desde el 29% actual hasta el 42% de la población”. Esto se traduce, continua Arias, “en una mayor demanda de bienes y servicios y en la necesidad de desarrollar una infraestructura” adecuada a las necesidades incipientes.
La brecha de productividad y competitividad siempre ha sido como el talón de Aquiles de la región
La construcción de los cimientos todavía no está consolidada. Pero la apuesta es grande. En 2013, las inversiones de IFC len América Latina y el Caribe representaron el 26% de la cartera global de la institución, una proporción superior a la de cualquier otra región. La inversión alcanzó los 4.776 millones de euros distribuidos en 129 proyectos, lo que supuso un incremento del 30% con respecto al año anterior.
“Además”, recuerda Arias, “gracias a los proyectos financiados por la Corporación, en 2013 contabilizamos que se generaron 2.7 millones de empleos, servicios de salud para más de 17 millones de ciudadanos, igual todo esto para los proyectos hechos en 2013, y se permitió el acceso a energía eléctrica a más de 50 millones de personas y al agua a más de 40 millones”.
IFC prevé que la región reciba, en 2014, 99.000 millones de euros en inversiones privadas en infraestructuras, el sector por el que más apuestan las empresas españolas (un 30% del total) a través de la Corporación, por detrás solo del financiero (46%). “Son áreas en las que España tiene una ventaja comparativa, una capacidad y tradición absolutamente exportable”, insiste, tras revelar que la empresa que patrocina uno de los últimos proyectos del organismo, —el financiamiento de la construcción y las operaciones de una nueva terminal portuaria en Queztal, Guatemala—, es la española Grup Maritim TCB.
Arias quiere dejar claro que las excelencias sectoriales españolas —en particular en el suministro y generación de energía y el campo de la infraestructura— podrían representar el antídoto a la principal traba al crecimiento economico latinoamericano. “La brecha de productividad y competitividad siempre ha sido como el talón de Aquiles de la región”, manifiesta Arias. ¿Las razones? “Exceso de burocracia, falta de conexión entre formación y empleo, desigualdad y recaudación muy baja”, resume la economista. Y se atreve a lanzar una comparación con los tigres asiáticos: “Ningún país latinoamericano ha conseguido lo que ha logrado Corea en tan poco tiempo, y en parte es porque la productividad es bajísima. Si la región se enfocara en atacar a ese obstáculo podría dar un salto significativo, si no seguirá perdiendo terreno frente a otras economías que han hecho mejor este trabajo”.
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