Argentina rebaja el impuesto a la renta a dos meses de las legislativas

Una de las principales críticas de la fragmentada oposición y del sindicalismo de Argentina al Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner radicaba en la falta de actualización por inflación del impuesto a la renta. Después de la derrota del kirchnerismo en 14 de los 24 distritos de Argentina —incluidos los cinco principales— en las elecciones legislativas primarias del pasado día 11, el Ejecutivo anunció este martes que rebajará el tributo a la renta de los asalariados y para compensar la pérdida de ingresos fiscales el país sudamericano comenzará a gravar parte de los beneficios del mundo financiero, que hasta ahora se encontraba exento. La decisión ha sido adoptada cuando faltan dos meses para los comicios legislativos generales del 27 de octubre, en los que Fernández pondrá en juego su mayoría en las dos cámaras del Congreso para los dos últimos años de su gobierno.

Hasta ahora, el 25% de los empleados argentinos pagaba el impuesto a la renta. A partir de septiembre solo lo hará el 10%. Hasta ahora el tributo era abonado por los trabajadores que ganaban más de 1.482 o 2.051 dólares mensuales, según fueran solteros o casados con dos o más hijos, pero el mes próximo solo lo abonarán los que cobren más de 2.660. Los empleados que no paguen el impuesto a la renta se beneficiarán además de una subida de la asignación por hijo de hasta el 78%, en el caso de los salarios más bajos.

Ambas medidas alentarán el consumo en una economía que se recupera después del estancamiento de 2012, pero sin retomar los altos niveles de expansión de los años previos, en la misma senda que lo que le sucede al resto de Latinoamérica y los mercados emergentes. Pero además Argentina sufre una inflación del 23% anual, por lo que crecen las presiones para las actualizaciones impositivas. El Gobierno ha admitido que también puede llegar a modificar el impuesto a la renta que pagan los pequeños trabajadores autónomos.

El fisco argentino dejará de recaudar por la rebaja tributaria unos 797 millones de dólares en 2013. Para compensarlos, el Gobierno de Fernández anunció que enviará un proyecto de ley para comenzar a gravar la renta financiera, una medida que también reclamaban los economistas más progresistas. Pero no todos los beneficios del mundo financiero pagarán impuestos sino solo se impondrá un gravamen del 15% a la compraventa de acciones y bonos que no coticen en el mercado argentino y un 10% a los dividendos con que las empresas retribuyan a sus accionistas.

Los líderes opositores y los sindicalistas críticos del Gobierno de Fernández elogiaron la rebaja del impuesto a la renta y la atribuyeron a su presión y a la mala elección del kirchnerismo el pasado día 11. En tanto, dirigentes kirchneristas respondieron que la medida no ha sido “electoralista”, en referencia a los próximos comicios de octubre, en los que se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. En el kirchnerismo ya se descarta que en esas elecciones esta fuerza logre ampliar su dominio de las dos cámaras hasta acaparar dos tercios de sus miembros, que es el número necesario para promover una reforma constitucional que permitiese a Fernández buscar una segunda reelección en 2015. Sin embargo, la presidenta argentina no quiere perder el poder en el Parlamento ni en el peronismo a la hora de que se inicie la carrera por la sucesión presidencial.