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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El crecimiento va por barrios

Hay crecimiento y también motivos de preocupación pero desigualmente repartidos

Ya pueden seguir los europeos enredando con sus rescates y sus desacuerdos sobre la consolidación fiscal, sorprendiendo con sus resultados electorales o bailando el “un pasito pa’lante, un pasito pa’tras” de su unión bancaria… Parecería que el resto del mundo ha conseguido aislarse de los acontecimientos en el viejo continente. La recesión que afecta a la zona euro es un lastre para la economía mundial, pero será compensado por el dinamismo en otras regiones.

En EE UU hasta se permiten saltar por encima del “precipicio fiscal”. Subidas de impuestos (pactadas y bien orientadas) y reducción del gasto público (desordenada, y sin abordar el problema subyacente de largo plazo) reducirán el crecimiento, pero están muy lejos de haber tenido el coste que se temía. Si las previsiones para 2013 se cumplen (1,8%), supondría el cuarto año de expansión en el entorno del 2%. El consumo crece de forma sostenida, el mercado de la vivienda se recupera, se crea empleo y, además, el compromiso de la Reserva Federal con su política monetaria expansiva garantiza que en el corto y medio plazo el crecimiento continuará.

Las perspectivas para las economías emergentes son más favorables. Latinoamérica, arrastrada por Brasil, sufrió un bache en 2012 (en la medida en que crecer solo un 2,8% pueda ser un bache), pero en 2013 se prevé que su crecimiento se acelere hasta el 3,5%, ya en el entorno de su potencial. No son pocos los retos que afrontan estas economías: corrección en los precios de las materias primas, tendencia a la apreciación de sus monedas... Pero el crecimiento sólido parece garantizado, en especial, si Brasil completa su recuperación.

En la otra esquina emergente, en Asia, aumentan las preocupaciones sobre China, porque tras una serie de datos decepcionantes hay dudas de que pueda crecer un 8%... Las autoridades pueden utilizar el margen de política económica que tienen (que, con inflación a la baja, ha aumentado), pero no será a costa de aumentar los riesgos de dos vulnerabilidades que comienzan a afrontar: el elevado nivel de deuda local y el llamado sistema financiero en la sombra. La economía global todavía tiene retos importantes por delante. En algún momento habrá que revertir las masivas políticas monetarias expansivas sin que se resienta el crecimiento. Y no parece fácil. En EE UU también deberían abordar su problema latente de sostenibilidad. Pero mientras llega el momento de preocuparse por esos temas, que llegará, la economía mundial crecerá este año un 3,3%, y se prevé que en 2014 se acelere hasta cerca del 4%. Por tanto, crecimiento hay. Motivos de preocupación, también. Eso sí, desigualmente repartidos.

Jorge Rodríguez-Vález es economista principal de BBVA Research

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