Los sindicatos retiran su apoyo al borrador del estatuto universitario
Educación asegura que seguirá negociando para sacarlo adelante este año
Si la semana pasada un nutrido grupo de académicos de prestigio rechazaron el proyecto de estatuto del docente universitario que prepara el Gobierno (define la carrera profesional de los profesores e investigadores de los campus públicos), ahora son los sindicatos quienes hacen lo mismo, pero con argumentos distintos. Los primeros se quejaban, entre otras cosas, de que el documento sindicaliza la Universidad, y las centrales rechazan esta idea (y en general el contenido y el espíritu de las críticas de aquel grupo de firmantes). De hecho, dicen que el papel de los representantes de los trabajadores se ha diluido tanto en el proceso de negociación, que ya no apoyan el texto resultante, fechado el 25 de mayo.
Las centrales creen que se saturará a unos profesores y se prescindirá de otros
"Desde la mesa sectorial [órgano donde negocian sindicatos y ministerio] se ha trabajado para conseguir un estatuto que cumpla con unas expectativas mínimas para todo el PDI [personal docente e investigador] en todas las universidades durante mucho tiempo, pero la actitud de los rectores con la connivencia del ministerio, encabezado por Ángel Gabilondo, lo hace imposible", escriben los sindicatos CC OO, UGT, CSIF y CIG en el manifiesto que empezaron a distribuir el pasado lunes y que contaba ayer con más de 740 firmas de apoyo en la Red. Hoy tienen previsto entregárselo a los responsables ministeriales.
Estos, por su parte, aseguran que las negociaciones seguirán adelante, "en busca del equilibrio y el consenso entre todas las partes" que permita aprobar este año el estatuto. Un texto vital en el camino para modernizar los campus, aseguró la semana pasada el secretario general de Universidades, Màrius Rubiralta.
El estatuto fija una carrera profesional con tres grados que se ascenderán por méritos docentes y de investigación e innovación y transferencia, además de otros factores como la gestión y la antigüedad (lo dos últimos criterios son los que rechazan los firmantes del manifiesto de académicos y profesores publicado el pasado sábado en EL PAÍS). Describe las cuatro tareas del profesor: la docente (clases, tutorías o preparación de materiales docentes, entre otros), la investigadora (proyectos, dirección de grupos, formación de investigadores), de innovación (desarrollo de patentes, creación de empresas de base tecnológica) y la dirección y gestión académica. Y se establece que se podrá estar más volcado a alguna de ellas: cada docente tendrá un plan individual donde se especificará. El margen de los rectorados para fijar ese plan es lo que rechazan los sindicatos.
Se quejan de que, si se aprobara el actual texto de estatuto, el equipo de gobierno de los campus decidirá si la labor principal de un docente es la docencia o la investigación, y qué porcentaje del "tiempo corresponderá a una u otra actividad", y que los criterios de la carrera profesional podrán modificarse según su "gusto y conveniencia", de tal modo que "una parte mayoritaria del profesorado verá sobrecargada e intensificada su jornada laboral, y la otra podrá ser despedida o no renovada".
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