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Intervención aliada en Libia

Obama y Sarkozy pactan un papel clave para la OTAN en la operación

París promueve un directorio político de la coalición con presencia de la Liga Árabe - Alemania retira sus buques del embargo naval en el Mediterráneo

Francia vuelve a tomar la iniciativa en la operación militar en Libia. El ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, aseguró ayer en la Asamblea Nacional que ha planteado a su homólogo británico la creación de una dirección política que asuma el control de la intervención. "A iniciativa del presidente de la República se lo he propuesto a nuestros colegas de Reino Unido, que están de acuerdo", precisó Juppé. "Será una dirección política que reunirá a los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados que participan y los de la Liga Árabe". París redondeó la jornada al anunciar anoche el Elíseo que Barack Obama y Nicolas Sarkozy se habían puesto de acuerdo sobre el modo en que las estructuras de la OTAN serán utilizadas para apoyar a la coalición internacional.

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A falta de conocer los detalles de lo pactado entre los presidentes de EE UU y Francia, se sabe que la primera reunión de esa especie de Gabinete multinacional de crisis se celebrará pronto en Bruselas, Londres o París. Como nace con vocación de permanencia, los ministros se seguirán reuniendo "periódicamente".

Francia da este paso cuando ya se oyen críticas de distintos aliados sobre la falta de un mando unificado, piden otros que la OTAN asuma el control y Estados Unidos anuncia que en cuestión de días se colocará en un segundo plano en Libia. En este sentido, Barack Obama declaró ayer que está "absolutamente convencido" de que, pese a todas las dificultades, Estados Unidos será capaz de transferir el mando de la operación militar en Libia en el plazo previsto, que el presidente norteamericano repitió que será de "días, más que semanas", informa Antonio Caño.

En una conferencia de prensa celebrada en San Salvador junto al presidente salvadoreño, Mauricio Funes, Obama se refirió a su conversación de las últimas horas con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y con el primer ministro británico, David Cameron. Informó de que habían llegado a un acuerdo para que la OTAN tuviera un papel relevante en el próximo mando del ataque, aunque no ofreció detalles sobre la conformación de ese mando.

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Obama dijo que los esfuerzos militares avanzan a buen ritmo, que la zona de exclusión aérea ya está impuesta y que "se ha evitado lo que pudo ser una catástrofe en Bengasi". El presidente norteamericano recordó que, una vez que el mando sea asumido por otros países, no van a ser los aviones de EE UU "los que mantengan la zona de exclusión aérea" ni sus barcos "los que vigilen el embargo de armas". Admitió que "mientras Gadafi se mantenga en el poder, persistirá la amenaza contra la población civil".

Con respecto a la OTAN, Alain Juppé mantiene la misma postura que desde el principio ha mostrado Francia: la estructura atlántica podrá asumir un papel de apoyo a la coalición, pero no más allá. "A partir de esta dirección política, utilizaremos las capacidades de planificación e intervención de la OTAN", precisó el ministro en lo que parecía darle la razón el comunicado del Elíseo.

Francia explica su resistencia a que la OTAN asuma el mando por la oposición de plano de los países árabes, un criterio que no todos los aliados comparten. Ese repudio bloquearía la, para Sarkozy, imprescindible participación árabe en el acoso a Gadafi, crucial para que la operación no sea vista como una intervención puramente occidental. Según France Presse, una conversación telefónica mantenida el lunes por Juppé con Amr Moussa acabó con las reticencias del secretario general de la Liga Árabe sobre la interpretación que se está haciendo de la resolución de la ONU, bombardeos de las defensas antiaéreas de Gadafi incluidos.

Juppé aseguró que la campaña libia terminará en cuanto Gadafi ordene "un alto el fuego" y sus tropas "vuelvan a los cuarteles". En la misma Asamblea Nacional, el primer ministro, François Fillon, defendió encendidamente la operación. "No es una guerra, es una intervención de ayuda al pueblo libio", aseguró. Descartó que en el futuro los soldados de la coalición invadan el suelo libio.

Ese movimiento diplomático coincidió con un apaciguamiento de los ánimos en la OTAN, donde los embajadores aliados fueron ayer capaces de alcanzar dos veces un acuerdo: decidieron lanzar la operación para imponer un embargo de armas a Libia y dieron el visto bueno al plan militar para establecer una zona de exclusión aérea en Libia. Rematar el acercamiento de posiciones con un acuerdo político sobre esta intervención parece cuestión de horas en vista del anunciado acuerdo entre Obama y Sarkozy. El secretario general aliado, Anders Fogh Rasmussen, ya quiso señalar horas antes que la idea de la OTAN es "ayudar en la aplicación" de una exclusión aérea. Ayudar entendido como aportación complementaria aún por definir.

El plan de embargo será esencialmente naval y será efectivo esta misma semana. Barcos y aviones de aliados "realizarán operaciones de seguimiento, información y en caso necesario de detención de busques sospechosos de transportar armas ilegales o mercenarios", anunció Rasmussen en un comunicado.

El secretario general hizo notar además la OTAN ha completado la planificación militar para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia. Con esos planes se trata de "hacer de forma clara nuestra aportación, si es necesario, al amplio esfuerzo internacional para proteger al pueblo de Libia de la violencia del régimen de Gadafi".

Los acuerdos anunciados por Rasmussen cerraban felizmente una jornada de transición hacia un acuerdo sobre los términos de la implicación aérea, de la OTAN, que deberá excluir toda implicación aliada en bombardeos a tierra, por exigencia turca. El primer ministro Recep Tayyip Erdogan advirtió ayer que Libia no debe convertirse en un nuevo Irak.

Pero un portavoz del Ministerio de Defensa alemán anunció anoche que dos fragatas y otros dos buques de la Armada, con 550 militares a bordo, que participaban en operaciones de la OTAN serán puestos nuevamente bajo mando nacional, informa Juan Gómez desde Alemania. Esta decisión se toma después de que se anunciara que la Alianza Atlántica iba a sumarse sumarse a las operaciones del embargo naval a Libia. Los 70 soldados alemanes que desempeñaban misiones de reconocimiento en aviones AWACS sobre el Mediterráneo también se han retirado.

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