Decenas de miles de marroquíes piden al rey que ceda sus poderes
La segunda jornada nacional de protestas transcurre sin incidentes
Decenas de miles de marroquíes se echaron ayer a la calle en más de medio centenar de ciudades para pedir al rey Mohamed VI que siga reinando pero que ya no gobierne, que prescinda además de sus íntimos amigos que hacen negocios al amparo del palacio real y que deje de ser empresario.
El discurso del monarca del 9 de marzo no bastó para aplacar las reivindicaciones. Hace 12 días Mohamed VI anunció una reforma constitucional que implicaba un recorte de sus poderes, y encargó a una comisión de 18 juristas y politólogos redactar el borrador de una nueva Carta Magna.
En la segunda jornada nacional de protestas en Marruecos -la primera se celebró el 20 de febrero-, la manifestación de Rabat estuvo menos concurrida (hubo unas 5.000 personas), pero en Casablanca la afluencia fue mayor, hasta los 50.000 participantes, según los convocantes, y 10 veces menos según la policía. Ambas se desarrollaron sin incidentes y sin apenas presencia policial visible durante el recorrido.
Las reformas que ofrece el monarca no han frenado la movilización
"La alocución del rey ha surtido efecto y por eso la gente se moviliza menos", aseguró Hassan Amrani, el wali (gobernador) de Rabat, a este corresponsal mientras observaba con una gorra, para cubrirse del sol, cómo la muchedumbre subía por la avenida Mohamed V. "Además los eslóganes son menos agresivos", recalcaba satisfecho.
El único síntoma de moderación fue que miles de manifestantes llevaban en la mano un cartón amarillo, como el que utilizan los árbitros en el fútbol, para sancionar simbólicamente al régimen, pero no uno rojo. La muchedumbre repitió los eslóganes coreados hace un mes y enarboló las mismas pancartas, muchas de ellas dedicadas al rey, a sus empresas y a su entorno.
"El rey es un ciudadano", se podía leer en una de ellas. "SNI-ONA out", exigían otros carteles con las siglas de los dos holdings empresariales del soberano. "No a la inmunidad para Majidi", proclamaban también varios rótulos a propósito del secretario particular del monarca, que administra la fortuna real y al que acusan de corrupto.
La multitud no dejó títere con cabeza entre los poderosos amigos del monarca y pidió también a gritos que se marchen Fuad Ali el Himma, Elías el Omari -cuyo hijo estaba entre los manifestantes- y Hosni Bensliman, el general que manda la Gendarmería y que está reclamado por la justicia francesa. Otros muchos lemas estuvieron dedicados a decir al rey que su propuesta de modificar la Constitución se queda corta, aunque aún no se sepa hasta dónde llegará la reforma. "Hoy es 20, el artículo 19 ya no rige", rezaba con humor una pancarta que aludía al título de la Carta Magna que más poderes otorga al monarca. El humor fue una de las novedades de la segunda jornada nacional de reivindicación. Decenas de hombres llevaban, por ejemplo, a cuestas un féretro de cartón pintado de blanco en el que habían escrito el motivo de la defunción: "Víctima de la injusticia". Hubo también momentos emocionantes, como cuando, en Casablanca, un grupo de jóvenes se puso a canturrear versos del poeta tunecino Abulkacem Echebbi. En Tánger se salmodiaron unos versículos del Corán para recordar a los seis muertos -en Alhucemas y Sefru- de la primera jornada de protesta.
En un mes los jóvenes convocantes han aprendido. Las manifestaciones de ayer estuvieron mejor organizadas. Contaron con su propio servicio de orden y con vehículos que precedían los cortejos equipados con megafonía para difundir los eslóganes. Del reparto del agua a los participantes se encargó el millonario Milud Chaabi, que posee una embotelladora. En un auténtico desafío a la autoridad, los convocantes no solicitaron las preceptivas autorizaciones para recorrer las calles. ¿Es legal la manifestación? "Digamos que es tolerada", respondía el gobernador de Rabat con una sonrisa.
Los jóvenes son la punta visible del iceberg. Detrás de ellos está una coalición heterogénea de izquierdistas, sindicalistas, defensores de los derechos humanos e islamistas del movimiento ilegal Justicia y Espiritualidad que, por ahora, comparten los mismos objetivos. Ayer se sumaron a las manifestaciones otros islamistas, militantes del moderado Partido Justicia y Desarrollo, y un buen puñado de socialistas, cuyo partido está en el Gobierno. "Se han apuntado al ver que el camino está expedito, para sacar tajada", bromeaba Younes, miembro de Justicia y Espiritualidad. Este movimiento, dirigido por el octogenario jeque Abdesalam Yassin, ha sacado a una pequeña parte de sus efectivos a la calle para, probablemente, no asustar ni dar pretextos a sus adversarios.
Cifras de asistencia
- Casablanca. 50.000 manifestantes, según los organizadores; 5.000, según fuentes policiales.
- Rabat. 5.000, según los organizadores; la policía reduce ese número a 1.500.
- Tánger. La organización habla de 7.000.
- Fez. 7.000, para los responsables de la convocatoria.
- Agadir: Los convocantes cifran en 7.000 los asistentes.
- Mequinez. 3.000, según fuentes de la organización.
- Otras ciudades. Hubo manifestaciones en más de 50 ciudades del país, entre otras Errachidia, Larache, Alhucemas, Tetuán, Gulemine, Tan-Tan y Marraquech.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.