Erdogan suspende a tres generales turcos acusados de golpismo
Es la primera destitución de altos mandos militares en 60 años
Por primera vez en casi medio siglo, el Gobierno ha decidido suspender de sus funciones a tres altos jefes militares por su supuesta implicación en una trama golpista. La decisión adoptada esta semana por el Ministerio de Interior y el de Justicia es, según sus titulares, un paso hacia la normalización de las tensas relaciones entre el poder civil y el militar. Una visión que no parecen compartir los uniformados, acostumbrados a que nadie les tosa. Ya han anunciado que apelarán al Tribunal Militar Supremo.
El primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, aseguró el martes que "quienes tienen la potestad de nombrar a altos cargos también tienen la autoridad para suspenderlos". La legislación turca otorga al ministro de Defensa la capacidad de destituir a los miembros del Ejército que estén siendo juzgados por algún crimen. Una potestad nunca utilizada en los 28 años de vigencia de la actual Constitución. Habría que remontarse a 1950 para observar algo parecido, cuando el entonces primer ministro, Adnan Menderes, destituía a 16 generales. Menderes murió ahorcado en 1961 por los propios militares que habían perpetrado un golpe de Estado el año anterior. Después vendrían los de 1971, 1980 y 1997.
Las Fuerzas Armadas se consideran guardianes de los principios fundacionales del Estado turco laico, y árbitros de la vida política. A pesar de que su influencia ha caído considerablemente desde la llegada al poder del Gobierno islamista moderado, su influencia política es importante.
Las voces críticas hablan de un nuevo paso de Erdogan para modificar la estructura de mando de las Fuerzas Armadas y hacerse con el control de las instituciones, y el principal partido de la oposición calificó la orden ministerial de "golpe de Estado civil".
Menos alarmista se mostró el periódico Hürriyet, que apunta la posibilidad de que Erdogan quiera dejar clara su posición frente a futuras promociones militares ante la reunión del Consejo Militar Supremo del 30 de noviembre. El Gobierno decidió en agosto paralizar los ascensos de estos dos generales y un almirante, al estar acusados formalmente de intentona golpista. Sin embargo, el Estado Mayor hizo caso omiso y resolvió otorgarles altos cargos.
Además, la orden ministerial llega 20 días después del último pulso entre los generales y el Ejecutivo. El 29 de octubre, día de la fiesta nacional, el presidente Abdulá Gül decidió recibir a los representantes castrenses acompañado por su esposa, que usa velo islámico. Una provocación, a juicio del estamento militar, que organizó su propia ceremonia.
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