¡Tiene mérito!
Cuando tropecé con esta foto en el periódico, tapé los titulares para intentar averiguar, por su aspecto, la profesión del retratado. Es un escritor peruano, me dije (creo que Bryce Echenique, que también viste con elegancia, tenía unas gafas parecidas). Pero podía tratarse asimismo de un director de banco norteamericano. O de un ministro del Interior francés. O del dueño de una cadena inglesa de grandes almacenes. O del jefe de protocolo de la casa real danesa. Qué versatilidad, ¿no? Finalmente, resultó ser el embajador de Estados Unidos en España, de ahí la insignia de la solapa, con la bandera de los dos países.
Ya que tanto me había llamado la atención su aspecto, decidí leer la entrevista que acompañaba a la foto y en la que, en un momento dado, al referirse a Cuba, Alan Solomont (tal es su nombre) dijo: "La liberación de cualquier preso político es una buena noticia y el hecho de que se haya hecho en colaboración con la Iglesia católica también es bueno, pero aún quedan más de cien presos políticos. Deben ser excarcelados sin condiciones y tener libertad para viajar y vivir en su país si lo desean". ¡Caramba!, pensé, tiene mérito ese discurso en boca del representante de un país que ha montado en Guantánamo un parque temático sobre la tortura, las detenciones ilegales y la violación, en general, de los derechos humanos. Seguro, pensé, que también está en contra de la pena de muerte. Hasta ahí, todo lógico. No logré entender, en cambio, las ventajas de la intervención de la Iglesia católica, institución democrática donde las haya, en lo de Cuba.
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