Los alumnos de 10 años saben la teoría, pero no aplicarla
La evaluación de Primaria refleja fallos muy similares a los de Secundaria
Un alumno español de 10 años tiene un nivel razonable de conocimientos, pero falla a la hora de aplicarlos. Quizá, "porque recibe una formación más teórica que práctica", dijo ayer la secretaria de Estado de Educación, Eva Almunia, al presentar la evaluación general de diagnóstico de 4º de Primaria, según Educación, la radiografía más precisa hecha hasta ahora del sistema escolar, en la que han participado 28.708 alumnos. Quizá lo más preocupante es que esa lectura es muy parecida a la que ofrece el informe Pisa de la OCDE para los alumnos españoles de 15 años.
Por ejemplo, en competencia lingüística (también ha habido prueba de matemáticas, conocimiento del medio y competencia social y ciudadana), comprenden lo que leen, pero les cuesta mucho reflexionar sobre ello y valorarlo. Y, a la hora de expresarse por escrito, les cuesta mucho darle coherencia y cohesión a un texto. Hay que tener en cuenta que se trata de chavales muy jóvenes, pero también que son unos puntos débiles muy parecidos a los detectados en Pisa. En matemáticas, reproducen bien lo aprendido, pero flaquean al establecer conexiones o reflexionar. O, dicho de otra manera, cuanto más complejo, peor.
Esto parece lógico, pero no lo es tanto si se tiene en cuenta los pocos alumnos excelentes que hay. Solo el 8% de los estudiantes están en el nivel 5, el más alto, en comunicación lingüística, y, sin embargo, hay un 15% en los niveles más bajos. El sistema español, desde la primaria a la secundaria, es homogéneo -las mayores diferencias no de dan entre colegios (15,8% en lectura), sino dentro de los propios centros (84,2%)- y equitativo: dos tercios de los alumnos tienen puntuaciones medias. Sin embargo, le falta apretar por el lado de la calidad.
Los resultados, por supuesto, no son los mismos dependiendo de la comunidad autónoma, por lo que habrá que estudiar por qué las de arriba están ahí (La Rioja y Castilla y León y Asturias, seguidas un poco más atrás por Aragón, Madrid, Navarra o Cantabria) y por qué lo están las de más abajo (Baleares, Canarias, la Comunidad Valenciana, y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla). Tarea difícil. El índice socioeconómico y cultural de las comunidades aporta algo de luz (a más nivel, mejores resultados), pero no explica por qué País Vasco, Cataluña y, sobre todo, Baleares, en la mitad alta de ese nivel, están sin embargo por debajo en resultados. El estudio desaconseja hacer ranking, porque el margen de error diluye las diferencias entre las comunidades que están cerca.
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