La cruzada contra el 'burka' se extiende a otros seis municipios
Los musulmanes acusan a algunos partidos catalanes de usar el velo para ganar votos
La cruzada de los partidos políticos contra el burka se extiende en Cataluña ante la perplejidad de los musulmanes, que no comprenden el empeño de algunos grupos por erradicar esta y otras prendas, como el niqab, del espacio público. Seis municipios catalanes debatirán en los próximos días la prohibición del velo integral. PP, CiU, PSC y la xenófoba Plataforma per Catalunya impulsan estos debates para seguir la estela de Lleida, que la semana pasada se convirtió en la primera ciudad española en imponer el veto a estas prendas en edificios y equipamientos municipales.
Seis localidades se han sumado, hasta ahora, a la ofensiva: Cervera y Tàrrega (Lleida) y Tarragona, Reus, Cunit y El Vendrell (Tarragona). En este último municipio, con un 17% de inmigración (algo por encima del 15% de la media catalana) y una elevada tasa de paro que ha originado conflictos, la moción que CiU llevará al próximo pleno tiene altas posibilidades de éxito. Los nacionalistas gobiernan allí en minoría, pero cuentan con apoyos de Plataforma per Catalunya, liderada por el ultraderechista Josep Anglada, que ya ha dado el visto bueno.
"En 20 años aquí no he visto un solo 'burka", dice un líder musulmán
Casi todos los grupos políticos se plantean si se debe regular este atuendo
CiU y PP promueven las mociones y el PSC lleva el debate al Senado
Reus y Tarragona estudian vetar esas prendas también en la vía pública
La iniciativa de CiU en El Vendrell va en la línea de Lleida: prohibir el velo integral en los edificios municipales. Pero los grupos de la oposición de las dos principales ciudades, Reus y Tarragona, van más allá: piden al Gobierno que regule el uso del velo también en la vía pública. En Reus -20% de extranjeros y feudo del islam más conservador-, CiU y PP se unirán para abrir el frente. Tarragona (140.000 habitantes y con baja tasa de inmigrantes) aparece también la polémica: el PP planteará la idea en solitario, informa Ferran Balsells.
En los municipios leridanos de Cervera y Tàrrega, concejales en la oposición del Partit x Catalunya -una escisión del grupo de Anglada- promueven las mociones, que se debatirán este mes. El portavoz de ese grupo en Cervera, Mateu Figuerola, fue detenido hace ocho años por atentar contra una mezquita y una carnicería islámica, informa Lluís Visa.
La comunidad musulmana de Cataluña (integrada por 250.000 fieles y muy heterogénea) observa estos movimientos con recelo y escepticismo. Creen que la preocupación por el velo integral está injustificada y sospechan que la prohibición no va a acarrear ningún beneficio. "El problema de este país es la crisis, no el burka. Llevo 20 años aquí y, créeme, ¡nunca he visto uno!", argumenta Mimoun Jalich, secretario de la Unión de Centros Islámicos.
Aunque el debate público y oficial en torno al islam a menudo es ajeno a la realidad de las comunidades, lo cierto es que la prohibición ya trae cola. "En Lleida, solo cuatro o cinco mujeres lucían burka. Me consta que, desde la semana pasada, algunas más se han sumado", añade Jalich. La Generalitat sostiene que solo media docena de mujeres salen a la calle con velo integral. Los expertos coinciden en que la cifra (imposible de fijar con precisión) se queda corta, pero aun así insisten en que la presencia es muy minoritaria.
Esta (casi) invisibilidad del burka lleva al líder de la Junta Islámica, Abdennur Prado, a considerar que el debate es "artificial" y "lamentable", ya que "sirve para alimentar la xenofobia y ganar votos". "Es absurdo aprobar leyes cuando los problemas de los musulmanes son otros", subraya Prado. "Es el momento de regularlo, antes de que sea un problema mayor. Es una cuestión de igualdad", replica el portavoz de CiU en Reus, Carles Pellicer.
A juicio de los musulmanes, la oposición al burka es un filón electoral para los partidos políticos. El debate, por cierto, es transversal y toca a casi todos los grupos del arco parlamentario catalán, con excepción de ERC y de los ecosocialistas de Iniciativa.
Si la prohibición del burka forma parte de la esencia del discurso de Plataforma per Catalunya (abiertamente islamófobo), el PP se ha sumado a la iniciativa de forma generalizada y ya ha manifestado su intención de que el Parlamento regule el uso del velo. La actitud de CiU ha sido algo más fluctuante. Su líder, Artur Mas, se opone al burka y ha apoyado la decisión de Lleida, pero por ahora no ha defendido la necesidad de que la Generalitat elabore una ley en ese sentido. El presidente de la Generalitat, José Montilla, sostiene que no se debe crear un falso debate. Eso a pesar de que su partido, el PSC, apoyó la moción de Lleida. Y que la alcaldesa socialista de Cunit y senadora por Tarragona, Judith Alberich, eleva hoy una propuesta a la Cámara alta para que el Gobierno vete o restrinja, según los casos, el uso del velo integral.
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