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Reportaje:

Rebelión salafista por el 'burka'

Once mezquitas de Tarragona y Barcelona, lideradas por imanes fundamentalistas, llevarán la prohibición del velo integral a los tribunales por "inconstitucional"

Los líderes musulmanes más radicales de Cataluña pretenden llevar la batalla del burka al terreno judicial. Once mezquitas próximas a la corriente salafista, que defiende la ruptura con Occidente, anunciaron ayer medidas legales para impugnar las mociones de diversos ayuntamientos contra el uso del velo integral. La comunidad islámica de Reus -uno de los municipios que prohibirá, en los próximos días, que las mujeres lleven burka y niqab- es el principal bastión del fundamentalismo y ha capitaneado la rebelión contra la oleada prohibicionista, por considerarla "inconstitucional".

"Recurrimos a la justicia porque la decisión atenta contra la libertad de nuestras mujeres a vestir como quieran", precisó Farid Katthouti, miembro de la junta gestora de la mezquita de Reus y coautor del manifiesto conjunto al que se han adherido nueve oratorios de Tarragona y otros dos del área de Barcelona (Rubí y Sant Boi). "Estas leyes crearán problemas y dividirán a los musulmanes y a la sociedad. Llegaremos al final porque nos avalan la justicia y la libertad democrática", advirtió Katthouti.

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A pesar de que Lleida se convirtió en la primera ciudad española que prohíbe las prendas (sólo en edificios públicos), es en Tarragona donde el debate ha prendido con mayor fuerza. Aunque el burka (típicamente afgano) es casi inexistente, el niqab -un velo que cubre el cuerpo por completo, pero deja un pequeño espacio descubierto a la altura de los ojos- sí tiene cierto predicamento en las comunidades más conservadoras.

El debate en torno al burka, que algunos expertos juzgan inoportuno, se ha extendido como la pólvora. El PP ha llevado el debate al Senado, donde los grupos deberán pronunciarse. Seis municipios catalanes debatirán la prohibición. Y en al menos tres de ellos (Tarragona, Reus, El Vendrell) las mociones tienen todas las papeletas para ser aprobadas en unos días, ya que los acuerdos PSC-CiU dibujan una mayoría favorable.

En todos los casos, las iniciativas circunscriben el veto a los equipamientos municipales. Prohibir el burka en la calle presenta serias dudas legales. Y es en ese punto donde las demandas de los imanes ante la justicia podrían tener éxito.

Los líderes espirituales actúan como un filtro. El debate ha llegado a la comunidad a través de ellos. Más aún: son ellos quienes orientan (y, en la práctica, deciden) el camino a seguir, que en este caso pasa por una oposición frontal y activa a la prohibición. "Se sienten atacados y convierten la polémica en una campaña de promoción del burka", lamenta Abdennur Prado, de la Junta Islámica de Cataluña, que agrupa a los conversos.

Frente a los elementos más radicales, los musulmanes moderados rechazan el velo completo porque no casa bien con la integración. E incluso comprenden que se restrinja su uso en ciertas situaciones, en aras de la seguridad. Y, aunque también viven la ofensiva política contra el niqab como un ataque a su libertad religiosa, prefieren tomarlo con calma. En vez de demandas judiciales, dicen, conviene que el asunto se enfríe poco a poco.

"Hay que zanjar la polémica, ignorarla. Caerá por su propio peso", reflexiona Taoufik Cheddadi, líder de la comunidad musulmana en el área de Barcelona, que recrimina a los partidos políticos el uso electoralista del burka. "No estamos al margen, pero sí a la espera. En Reus, las cosas son más complejas y el ritmo, más acelerado", puntualiza Mimoun Jalich, de la Unión de Centros Islámicos de Cataluña.

Los expertos en el estudio del islam en España critican que, por lo general, sus únicos interlocutores son varones. Con el hombre fuerte de Reus y uno de los más influyentes salafistas afincados en España, Said Hamdouni, ocurre algo similar. Hamdouni explica que su esposa luce niqab porque quiere. "Tiene total libertad para llevarlo. Nuestras mujeres no son niñas, han de respetar la religión", asegura el hombre que, no obstante, evita que su mujer lo explique en primera persona. "Es que no habla castellano". Hamdouni asegura que "si a una mujer le obligan a llevar burka, debe denunciarlo", pero añade que la prenda "no hace daño a nadie".

Las mujeres musulmanas, según Hamdouni, también se están movilizando contra la prohibición. En Lleida, la resolución del Ayuntamiento ha hecho que algunas mujeres, por solidaridad y para defender su identidad y religión, se hayan puesto niqab. Y en Valls (Tarragona), la esposa de un líder espiritual optó hace tiempo por lucir esta prenda como forma de advertir contra el uso, excesivamente llamativo, que se hace del hiyab, el velo que cubre solo la cabeza y que algunas mujeres combinan con el color de sus zapatillas. Tal coquetería no está bien vista por los integristas, que lanzan así un doble mensaje: a las mujeres occidentales, que no quieren ser como ellas; a las musulmanas, que deben seguir la senda ortodoxa.

La vida en el seno de las comunidades, sin embargo, sigue igual. Más allá de las proclamas de los líderes y de una cierta indignación generalizada, no hay un gran revuelo. En el barrio del Carrilet de Reus, cuyos balcones atestados de parabólicas radian locuciones árabes a gran volumen, el debate pasa casi inadvertido. El grueso de vecinos apenas entiende castellano y quienes sí lo hablan viven pegados a la actualidad que dictan las televisiones de ámbito musulmán. "No podemos interferir en las cuestiones de Alá, es un asunto mezquino. Os parece normal tener a prostitutas en la calle, pero prohibís a una mujer taparse el rostro. No pueden salir con niqab, pero sí mantener relaciones sexuales en la esquina", tercia molesto Yusuf, de 31 años, que ha consultado el asunto con los líderes de la mezquita de Reus. "Nos han orientado, pero yo nunca estuve de acuerdo en la prohibición", asegura. El asunto llega a la calle tamizado por los líderes de opinión de cada comunidad, subraya Elhassane Jeffali, líder de una entidad local moderada. "Eso es muy peligroso, porque algunos centros fomentan el integrismo".

La mezquita de la calle del Nord de Lleida, la que alberga un mayor número de fieles, está dirigida por Abdelwahab Houzi, un imán que predica la doctrina salafista más radical, que ha lanzado en sus sermones soflamas incendiarias contra la cultura occidental y que ha protagonizado en los últimos años numerosos enfrentamientos con su comunidad y con el vecindario, informa Lluís Visa. Houzi, que ha sido denunciado por malos tratos y poligamia por su segunda esposa española, defiende el uso del velo integral porque, a su juicio, no discrimina a las mujeres. "La misma mujer, ella por su propia voluntad, con su propia libertad, elige este tipo de vestimenta. Nadie la obliga".

Los líderes conservadores del islam ven la regulación como una amenaza a su influencia en el seno de las comunidades. De ahí su respuesta furibunda y de ahí, también, que el conflicto esté servido. El Ayuntamiento de Reus, sin embargo, confía en que se trate sólo de una medida de presión. "Están en su derecho, pero se equivocan: valdría más que no tensaran la situación porque pueden crear conflictos", asegura el portavoz socialista, Eduard Ortiz. Y advierte: "Seremos inflexibles con la prohibición, a menos que un juez nos diga lo contrario".

Musulmanes rezando en una calle de Lleida porque la mezquita está llena.
Musulmanes rezando en una calle de Lleida porque la mezquita está llena.HERMINIA SIRVENT

El estado del debate sobre el 'burka'

- Francia. El Gobierno de Nicolas Sarkozy está empeñado en prohibir el velo integral en los espacios públicos, a pesar de que el Consejo de Estado, alto órgano consultivo del país, ha rechazado la propuesta de ley porque presenta fuertes "incertidumbres inconstitucionales". El proyecto del Gobierno prevé sancionar el uso del burka y el niqab (y toda prenda "destinada a disimular el rostro") en todo el espacio público. El texto prevé multas de hasta 150 euros y castigará a quien lo imponga con 15.000 euros y un año de cárcel por atentar contra la dignidad humana. El texto será sometido a la votación del Parlamento en julio.

- Bélgica. El pasado mes de abril, la Cámara baja de Bélgica votó a favor de prohibir toda vestimenta que oculte el rostro de las mujeres musulmanas en espacios públicos, bajo multa de 25 euros. La justificación es que ese complemento enmascara una condición de esclavitud, aseguran. La norma no ha entrado en vigor porque la convocatoria de elecciones no permitió que la ratificara el Senado. El proceso tendrá que iniciarse desde el principio tras los comicios, pero con toda seguridad saldrá adelante, a juzgar por el amplio apoyo que recibió en la votación del pasado mes de abril.

- Holanda. Las universidades prohíben el acceso a las aulas de jóvenes completamente cubiertas por razones de seguridad. El Parlamento debate desde 2006 si aceptar o no una propuesta para pedir el veto del burka en lugares públicos. - España. El Ayuntamiento de Lleida aprobó, con una amplia mayoría (PSC, CiU y PP), una moción que prohíbe el velo integral (burka y niqab) en las dependencias municipales. La iniciativa motivó una cascada de mociones similares en seis ayuntamientos catalanes, cuatro de Tarragona (Reus, Tarragona, El Vendrell y Cunit) y otros dos de Lleida (Cervera y Tàrrega). Entre esta semana y la próxima, tres de los consistorios (Reus, Tarragona y El Vendrell) aprobarán con toda probabilidad resoluciones similares a la de Lleida, ya que los partidos que optan por la prohibición son mayoría.

Más allá del debate municipal, el PP ha llevado el asunto al Senado y al Parlamento de Cataluña a través de su líder en esa comunidad, Alicia Sánchez Camacho. El resto de partidos no lo considera un asunto prioritario.

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