La crisis aérea da nuevo ímpetu a la demanda de un cielo único en la UE

La crisis del volcán islandés ha dejado en evidencia la fragmentación de autoridades sobre el espacio aéreo europeo (27 en la UE) y dado nuevo ímpetu al plan de hacer realidad en 2012 la idea lanzada en 1999 de crear un cielo único en toda la UE. No será fácil, dada la implicación para la soberanía nacional de ceder parcialmente el control sobre el propio espacio aéreo, aunque los Estados seguirán teniendo la última palabra.

El cielo único no acabará con la fragmentación, pero la reducirá a nueve bloques. "Esto hay que cambiarlo", se lamenta Matthias Ruete, director general de Movilidad de la UE. "Tenemos que poner en marcha el cielo único".

El cielo único europeo es un ambicioso proyecto comunitario que mediante la reorganización territorial y funcional busca reducir a la mitad los costes del volar en Europa, triplicar la capacidad de tráfico aéreo y reducir en un 10% el impacto medioambiental.

El plan pretende reducir al 50% los costes y triplicar la capacidad de tráfico

Ruete es optimista, pero consciente de las dificultades. El plan prevé una única instancia de decisión, un gestor de la red cuyas atribuciones deberían fijarse este año e ir más allá de las que tiene Eurocontrol, ahora coordinador de las decisiones adoptadas por las agencias de navegación aérea de sus 40 socios. La prevista concentración de responsabilidades y la consiguiente reducción de las competencia nacionales suscita recelos en algunos países, dispuestos a ser flexibles pero no a cualquier precio. En la Europa del procedimiento, los equilibrios y la unanimidad, el papel, poderes, estatuto y sede de tal gestor auguran intensas discusiones.

Desde hace dos años, el espacio aéreo europeo está ya dividido en nueve grandes bloques, con España y Portugal como responsables del segundo mayor de ellos en superficie por su profunda penetración hacia el oeste y suroeste sobre aguas atlánticas. El proyecto es que para 2012 esos bloques funcionen en coordinación entre ellos y dentro de sí. Queda por ver si la coordinación entre ministros de Transporte para responder a la crisis del volcán sirve de modelo con vistas a sacar adelante el cielo único.

De la crisis, cada cual ha querido extraer una lección. En el Parlamento Europeo, reunido ayer en Estrasburgo con algo más de la mitad de los eurodiputados, se oyeron voces a favor de una modernización del ferrocarril. Los europarlamentarios han tenido un traumático baño de realidad estos días. Uno de ellos relató su peripecia para llegar desde Belgrado, donde le sorprendió el cierre de los aeropuertos, hasta la capital alsaciana, No ahorró detalles sobre los servicios de los vagones repletos de pasajeros. "Les puedo asegurar que todo ha sido un gran desastre", resumió. Otro lamentó las dificultades para comprar billetes transfronterizos y cambiar de tren entre países, de lo insuficiente de las señalizaciones, y de lo caro que le salió todo.