"Los militares no llegaron en un platillo volador"
Eduardo Sacheri (Buenos Aires, 1967) tuvo que tomar sedantes antes de volar de Buenos Aires a Madrid. Nada en el mundo le aterroriza más que subirse a un avión. Fueron, sin embargo, 12 horas bien remuneradas para el autor de la novela El secreto de sus ojos: la versión cinematográfica, dirigida por Juan José Campanella, lograba dos Goya (mejor película latinoamericana y mejor actriz revelación). Esta madrugada, además, tenía la posibilidad de ganar un Oscar como mejor película en habla no inglesa.
Sacheri es el guionista de un thriller judicial situado en 1974. Al preguntarle qué pueden aportar hoy las historias que sobrevuelan las dictaduras latinoamericanas responde: "El tema de la antesala del horror, el antes. Los años anteriores a la dictadura. Se repasa mucho la historia de los años de la tragedia y muy poco el proceso por el que pasa una sociedad antes de llegar allí. Hay que entender que los militares de la dictadura argentina no llegaron en un platillo volador".
El autor de 'El secreto de sus ojos' prepara con Campanella un filme de animación
Heredero de narradores como Oswaldo Soriano o Roberto Fontanarrosa, compatriotas suyos, Sacheri reconoce que el boom que la película le ha dado a la novela es "alentador". "En el mundo editorial carecemos de toda esta vidriera estrepitosa con la que cuentan los medios audiovisuales". Reconoce, no obstante, que pasó por un proceso de asimilación: "La disyuntiva era encerrarme en el duelo de lo que se iba a ir perdiendo en la película, o tomarlo como una oportunidad de que millones de personas llegaran a mi libro".
Campanella supo de Sacheri porque había leído unos cuentos suyos sobre fútbol, publicados en 2005. Un año después, el director le llamó para proponerle adaptar al cine El secreto de sus ojos. La escritura del guión estuvo precedida por un sinnúmero de forcejeos, que según el escritor, enriquecieron el producto final. "Juan nunca impuso ni su prestigio ni su responsabilidad como autor último de la película".
Licenciado en Historia, Sacheri empezó de funcionario de juzgados en Buenos Aires, al igual que Benjamín Espósito, personaje interpretado por Ricardo Darín en la película. Sacheri recuerda con "cariño" los días que pasaba entre resmas de papel, sellos de oficina y documentos judiciales. "Hay algo que intenté respetar de mi experiencia en el ámbito judicial, y es este pequeño grupo de personas honestas tratando de hacer las cosas bien en medio de un caos que los excede. Eso lo viví con un pequeño grupo de cinco personas que decíamos 'me voy a leer este expediente hasta quemarme las pestañas, a ver si encuentro una prueba'. La tentación de toda oficina burocrática era sacrificarse lo menos posible". Después de una pausa añade: "creo que los argentinos, ni en los años setenta durante la dictadura, ni en los ochenta, ni ahora, hemos tenido un sistema judicial demasiado fiable". La eterna cuestión de tomarse la justicia por su mano es uno de los temas centrales de la historia. "Me inquieta mucho ese camino trágico que emprenden las personas que deciden actuar al margen de la ley. Es un camino tortuoso y doloroso que difícilmente tiene consecuencias felices".
Sacheri ya trabaja en un nuevo proyecto con Campanella: una película de animación basada en un cuento de Roberto Fontanarrosa. La historia está inspirada en un jugador de futbolín.
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