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La crisis barre del mercado laboral a los eventuales con salarios más bajos

Los contratos menores de 700 euros netos se hunden el 42% en 18 meses

Pedro Gorospe

Son los auténticos parias de la crisis. Antes de 2008 aspiraban a ser mileuristas y ahora vislumbran el mercado laboral como una utopía. Eran los eventuales con los salarios más bajos, sobre todo del sector servicios, que llegaban a 700 euros netos de milagro. Trabajaban a media jornada o a jornada completa en el límite del salario mínimo, pero rotaban y se habían acostumbrado a encadenar contrato tras contrato, muchas veces en diferentes empresas hasta el punto de que, incluso, las entidades de ahorro les daban crédito a veinte años. Ahora observan el mercado laboral como al de los diamantes, lo ven algo inalcanzable, conscientes de que la reactivación del consumo, que está en la base de su futuro, no llega, y de que el sector servicios sigue destruyendo empleo aunque se asoma el final de la recesión.

"La caída de la temporalidad se debe a la reducción de esos contratos"
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Principales afectados

Los últimos datos del Eustat apreciaban crecimientos de la tasa de actividad en Industria y en Construcción, mientras que Servicios seguía cuesta abajo. Según datos de la Seguridad Social, de enero de 2008, a julio de 2009 se perdieron 162.772 contratos cuya base de cotización era de 1.000 euros y menores, es decir de 700 euros netos mensuales hacia abajo. En términos porcentuales quiere decir que, en apenas 18 meses se perdieron el 42% de ese tipo de contratos.

Si en enero de 2008 cuando la crisis todavía no se había cebado en el empleo, la Seguridad Social tenía registrados en Euskadi 395.180 contratos con base de cotización de mil euros y menores, el pasado julio sólo quedaban 232.408.

"Empleados del hogar, trabajadores de empresas de distribución de grandes y medianas superficies, limpieza, empleados poco cualificados de subcontratas, e incluso algunos, aunque menos, en el sector público, han sido barridos del mercado laboral" explica el responsable de Servicios de CC OO, Alfonso Peraita.

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En Vizcaya, la sangría ha sido prácticamente del 50% de quienes trabajaban en esas condiciones, al reducirse entre esas fechas de los 201.297 a los 117.080 registros de la Seguridad Social. En Guipúzcoa y Álava, la desaparición ha sido algo menor, pero en todos los casos bordeando el 40% de reducción.

Julia A. G. llevaba cuatro años encadenando contratos para una gran superficie, aunque en realidad la nómina se la pagaba otra empresa que facilitaba recursos humanos. Tiene una minusvalía, y su salario, después de los descuentos se acercaba a los 800 euros. "No me renovaron el contrato antes de diciembre. Yo era reponedora de lapiceros y de línea de caja, llevaba palés con catálogos. A ver qué hago ahora con 53 años", explica. Como ella, numerosos compañeros perdieron las posibilidades de contar con esos ingresos. "La situación está realmente mal ahora", constata. Incluso lo que podría parecer un dato positivo, como es la reducción de la temporalidad en Euskadi, tiene ese trasfondo dramático. Los cinco puntos que teóricamente ha mejorado ese dato, al pasar del 26% al 21%, se deben a que ese 5% corresponde a eventuales desaparecidos del mercado laboral, y no a que han logrado un contrato indefinido.

Una de las explicaciones que ofrece UGT para esa desaparición de puestos de trabajo, en lo que se refiere al sector industrial -el más afectado es Servicios- es que muchos empleos que hasta ahora eran externalizados y subcontratados, se están volviendo a realizar por personal de la empresa matriz ante la falta de actividad. "Si hasta ahora había una auténtica cascada de subcontratas para abaratar servicios, ahora las empresas prescinden de ellos y asignan las tareas a la plantilla", explica Felipe García.

Trabajadores inmigrantes de una subcontrata en un proyecto de construcción en Bilbao.
Trabajadores inmigrantes de una subcontrata en un proyecto de construcción en Bilbao.SANTOS CIRILO

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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