La ley estrella del Gobierno choca con la descalificación de todos los grupos

Quedó claro ayer que José Luis Rodríguez Zapatero ha convertido en un reto personal su Ley de Economía Sostenible, el compendio de reformas con el que pretende justificar su segunda legislatura. Y comprobó que debe emplearse a fondo para lograr en 2010 apoyo parlamentario. El presidente del Gobierno se estrelló contra todos los demás grupos con distinto nivel de virulencia, pero con elementos comunes como la crítica al exceso de propaganda, la imposibilidad de cambiar por ley el modelo económico, la falta de contenido y la mirada sólo al largo plazo, olvidando el día a día de las cifras, especialmente las del paro.

Zapatero vendió el conjunto de reformas, que se aprobarán en los próximos 18 meses, para que entren en vigor en esta legislatura, pero con eficacia real en las siguientes. Lo hizo con la solemnidad de una propuesta de cambio histórico, pero obtuvo por respuesta la acusación del puro marketing político y de la inconsistencia. Para Josep Sánchez Llibre (CiU) es un "spot publicitario"; para Josu Erkoreka (PNV) es "un globo publicitario que alimentará la imagen del Gobierno durante los próximos meses", y para Joan Ridao (ERC) es "el fruto de la fabulosa maquinaria propagandística del Gobierno". Ninguno criticó medidas concretas, pero sí el catálogo completo, las lagunas y la pretensión de cambio de modelo.

Rajoy: "Todo lo que no sea hablar de paro es trastocar el orden de las cosas"

Zapatero hizo un discurso tecnocrático inicial y sólo obtuvo aplausos de sus diputados cuando fijó las líneas rojas de su propuesta de reforma laboral. "El Gobierno no es un mero espectador en el diálogo social", dijo, pero a algunos portavoces les sonó como autocrítica por lo que no se ha hecho en los últimos meses para desbloquear la negociación.

La pauta del bombardeo de críticas que han seguido todos los debates de economía de la legislatura se repitió ayer, con reiteración del catálogo de reproches a la actitud del presidente frente a la crisis, incluida la de la improvisación. Ayer, además, a los dos minutos de iniciarse el debate llegó el dato de los 60.593 nuevos parados de noviembre y Mariano Rajoy se aferró a la cifra para arremeter contra Zapatero: "Todo lo que no sea no hablar de paro aquí y ahora es trastocar el orden de las cosas". Y en la crítica estuvo presente, precisamente, el hecho de que la norma no estará en vigor antes de verano de 2010 y sus efectos, según reconoce el Gobierno, no se notarán plenamente hasta 2020. ¿Qué hacemos entretanto con el crecimiento del paro?, vinieron a decirle. El debate transcurrió entre el desempleo insostenible actual y las reformas económicas sostenibles del largo plazo.

"¿Con qué consenso parlamentario y social cuenta el presidente del Gobierno para impulsar las reformas estructurales?", le preguntó Sánchez Llibre. Con PNV y CC sacó adelante los Presupuestos, pero sus portavoces ayer respondieron con descalificaciones a las propuestas. Sólo dejaron abiertas algunas grietas a su oposición, como Erkoreka, que dijo que, "pese a su dispersión y a la escasa relevancia que encierran, es probable que todas o gran parte las medidas estén orientadas en la buena dirección". Y Ana Oramas (CC) fue especialmente dura con la ley, pero, como ha ocurrido toda la legislatura, sus dos votos siempre están cuando el PSOE lo necesita.

Con la izquierda es difícil que pueda contar porque Joan Herrera (ICV) le planteó lo que llamó "un nuevo acuerdo verde y social, un Green New Deal", que incluye la "fiscalidad ambiental" de la que el Gobierno no quiere ni oír hablar; Ridao y Jorquera se emplearon a fondo para descalificar el plan. Con CiU es impensable que pueda contar, porque su portavoz hizo ayer una enmienda a la totalidad, y con el PP ni se plantea.