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Reportaje:NIÑOS DEL MUNDO | UGANDA

La vuelta de los niños soldado

El espacio es pequeño. En esta revista deben caber 20 países. Y el perfil de uno de los niños o niñas o jóvenes que Unicef nos ha ido presentando alrededor del mundo ha de servir de muestra de lo que sucede en un país, de un derecho de la Convención, de una situación de la infancia. Estamos en Uganda, uno de los países africanos que más ha sufrido la violencia; en Gulu, en el norte, en esa área a la que las guías de viajes dedicaban una sola línea hasta hace tres años: "La inseguridad por la guerrilla del Ejército de Resistencia de Nuestro Señor no hace aconsejable en absoluto visitar esta zona". Lo lees en el avión, y la saliva se te atraganta. Pero en 2006 firmaron un acuerdo de paz los rebeldes y el Gobierno, y la región está lo suficientemente tranquila como para ir a conocer a jóvenes que fueron niños secuestrados y obligados a ejercer de guerrilleros-soldados.

Artículo 37 de la Convención sobre los Derechos del Niño

Ningún niño será sometido a tortura, a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, a pena capital, prisión perpetua y detención o encarcelación ilegales o arbitrarias. Si se le priva de libertad, será tratado con humanidad, estará separado de los adultos y mantendrá contacto con su familia.

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El mundo de la infancia es un pañuelo

Agnes, 16 años, vive con sus padres y sus siete hermanos. Son agricultores. En el futuro quiere ser profesora. Ahora es feliz "porque está en casa". "Sufrí mucho con la guerrilla. Pasé hambre, sed, ataques del Ejército". Agnes fue secuestrada una noche de febrero de 2005 mientras dormía; la llevaron a Sudán y luego al Congo (la República Democrática de Congo); estuvo al completo servicio de distintos señores de la guerra. Recibió entrenamiento militar y se vio obligada a luchar por su supervivencia ante los ataques de los ejércitos de Uganda, Congo y Sudán. Durante uno de estos enfrentamientos logró escapar, buscó refugio entre los congoleños, pero se revolvieron contra los fugitivos para vengarse por las numerosas atrocidades cometidas por la guerrilla. Uno de sus compañeros fue golpeado hasta la muerte. A ella la liberó el Ejército del Congo, que organizó su repatriación a Uganda en octubre de 2008. El 12 de noviembre regresó a casa. Ha vuelto a la escuela; está en 5º.

Patrick, 17 años, vive en una cabaña entre maizales y bananeras; el paisaje no resulta apaciguador, quizá sea el verde estridente, quizá los nubarrones en el cielo de septiembre, probablemente saber que la tierra ha sido regada con sangre humana en demasiadas ocasiones. Patrick tiene la mirada perdida. Fue raptado con 7 años, y hasta este verano no ha regresado a casa. Le hicieron y obligaron a hacer de todo. Ha pasado mucho tiempo, y le cuesta adaptarse con naturalidad a la normalidad. Apenas puede mover las manos; fue torturado por la gente del Congo cuando le apresaron. Además, su enorme familia parece rebasar su ansia de tranquilidad: son 18 hermanos. Su padre, aunque cristiano, tiene dos esposas. Sólo un amable papayo y una radio a todo volumen con música tradicional relajan cierta tensión en el aire. El padre camina a gatas; sus piernas no le sostienen. Un vecino lo envenenó; no perdió la vida, pero sí la movilidad. Al final nos regalan un pollo, como agradecimiento por apoyar el programa de reencuentro familiar al que pertenece Patrick.

Hellen tiene 27 años y 8 hijos: tres suyos, nacidos de la relación con un hombre al que conoció en cautividad; más cinco que ha heredado de su hermana, que murió. Además, espera otro antes de que acabe el año. Fue raptada en 1994. "Quería estudiar para ser médico, pero cuando me secuestraron, todos mis planes se echaron a perder". La apresaron mientras trabajaba en la huerta y se la llevaron al Congo (la República Democrática de Congo). Cuando logró escapar, no descansó; dejaba tres hijos atrás. Peleó y se exasperó. Por fin, unos meses después, logró que la guerrilla los soltara.

Pamela, 9 años, vive con su tía en un cuartucho en un lóbrego edificio construido alrededor de un patio comunitario. Su historia es breve pero llena de aristas que hacen daño. Nació en cautividad. La rescataron en 2003, con tres años. El mejor amigo de su padre la encontró llorando, apoyada en el hombro de su madre… muerta. Ahora está preciosa con su vestido rosa y agarrando de la oreja a su oso de peluche.

¿Qué historia elegiría, lector, como representativa del país, de un derecho de la infancia, de una situación?

Hellen y sus ocho hijos Nos miran desde los restos de un edificio derruido de Gulu, una de las regiones de África que más ha sufrido la violencia y la destrucción. Ahí están Hellen y sus ocho hijos. En sus rostros, un pasado difícil, en manos de guerrilleros. Este año Hellen ya ha podido reunirse con sus hijos y marido, y empezar a hacer planes.

Patrick
Ha pasado 10 de sus 17 años preso de la guerrilla del norte del país. Por fin el pasado verano regresó a casa. Su peor recuerdo: "Que mataban a gente, a gente inocente, que no había hecho nada. A mí me pegaban continuamente con una caña".
Patrick Ha pasado 10 de sus 17 años preso de la guerrilla del norte del país. Por fin el pasado verano regresó a casa. Su peor recuerdo: "Que mataban a gente, a gente inocente, que no había hecho nada. A mí me pegaban continuamente con una caña".ISABEL MUÑOZ
Agnes
Tiene 16 años; fue raptada por los rebeldes en febrero de 2005. Regresó con su familia hace un año. "Ahora me siento bien, ya estoy en casa". Su sueño: "Ser profesora". Ambos ocultan una parte del nombre y la cara para proteger su identidad.
Agnes Tiene 16 años; fue raptada por los rebeldes en febrero de 2005. Regresó con su familia hace un año. "Ahora me siento bien, ya estoy en casa". Su sueño: "Ser profesora". Ambos ocultan una parte del nombre y la cara para proteger su identidad.

En guerra

Entre 250.000 y 300.000 menores de 15 años están actualmente vinculados a fuerzas armadas o grupos armados, según Naciones Unidas. En la última década, las guerras se han cobrado la vida de más de dos millones de niños y niñas, y han dejado un millón de menores huérfanos. Uganda. Alrededor de 25.000 menores y mujeres han sido hechos cautivos por los rebeldes desde finales de los años ochenta. La mayoría han retornado ya a sus casas.

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