No es deflación, arguyen el Gobierno y la inmensa mayoría de los expertos. Pero, con los últimos datos en la mano, la definición que comparten el Ejecutivo y la mayoría de los analistas -una caída "persistente y generalizada" de los precios-, está más cerca de cumplirse, no más lejos.
España deberá acometer un importante ajuste para asegurar la sostenibilidad de sus cuentas públicas a largo plazo, considerada de "alto riesgo" por Bruselas. El deterioro de las cuentas públicas provocado por la crisis económica y el serio problema del envejecimiento suponen un serio desafío para España.
A largo plazo, todos muertos, decía Keynes. Esto es lo que piensan los sindicatos de Opel en Figueruelas (Zaragoza) en relación a la última propuesta que los probables dueños del fabricante de automóviles, el grupo austro-canadiense Magna y el banco ruso Sberbank, han puesto encima de la mesa.