Un inédito desembarco unitario

El hemiciclo del Congreso ofreció ayer un vivo contraste entre la media entrada de los escaños y el lleno en las tribunas de invitados, copadas por la representación vasca para asistir al debate. No fue el único: la votación contrapuso también la unanimidad entre el respaldo del Parlamento vasco al completo, salvo ahora UPyD, y el desmarque del PP, que hizo sufrir a sus diputados vascos, esperanzados hasta el último momento con una abstención del Grupo Popular. "Esto es fatal", se dolía un parlamentario popular en el patio del Congreso, mientras que Alfonso Alonso, portavoz adjunto de su partido en el Congreso, secretario general del grupo y presidente de Álava, anunciaba la intención de los tres diputados vascos de su partido de no participar en la votación.

El PNV se atribuyó el tanto y Benegas recordó los 165 votos del PSOE

Pocas veces Euskadi ha ofrecido una imagen como la de ayer en el Congreso. Si no es inédita, los precedentes se remontarían a los albores del autogobierno, con la defensa unitaria del texto de Gernika; y ni siquiera, porque entonces estuvo ausente Alianza Popular. En la tribuna de invitados compartieron filas el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Aguirre, con los diputados generales José Luis Bilbao y Xabier Agirre. La presidenta del Parlamento, Arantza Quiroga (PP), flanqueda por los dos vicepresidentes, Blanca Roncal (PSE) e Iñigo Iturrate (PNV), y los dos secretarios de la Mesa del Parlamento, Jesús Loza y Mikel Martínez, completaron la representación institucional. A un lado del diputado general del Guipúzcoa, Markel Olano, se sentaron la parlamentaria popular Laura Garrido y el portavoz del grupo, Leopoldo Barreda; y al otro, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y el ex diputado general de Álava, Ramón Rabanera (PP).

La Junta de Portavoces del Parlamento estuvo también al completo, empezando por el peneuvista Joseba Egibar y terminando por el representante de UPyD, Gorka Maneiro, el único opuesto a la iniciativa, tal y como dejó manifiesto en la tribuna su jefa de filas, Rosa Díez. "Es una iniciativa extravagante", dijo de la propuesta que aprobó por unanimidad la Cámara en 2007. José Antonio Pastor (PSE-EE), Mikel Arana (EB) y Aintzane Ezenarro (Aralar) completaban la fila.

En las tribunas estuvieron juntos y hasta revueltos, pero no hubo foto de familia fuera de ellas: cada cuál se hizo la suya. El peneuvista Aitor Esteban atribuyó el triunfo vasco al "valor de seis votos", los de su grupo en la negociación presupuestaria, mientras el socialista José María Benegas les recordó que salía adelante "gracias a los 169 votos del PSOE, no a los seis del PNV". El consejero Aguirre negó que el Gobierno vasco haya estado "sin papel" y reivindicó la "labor de zapa" del PSE ante el PSOE y la del lehendakari ante el presidente del Gobierno. "No es casualidad que haya sido con este Gobierno y con un lehendakari socialista cuando esto se ha producido", dijo.

Los tres comisionados del Parlamento para la defensa de la proposición de ley se repartieron los veinte minutos en la tribuna. Todos hicieron pedagogía, intentando convencer de que no hay pretensión de privilegio, sino de igualdad. "Es una iniciativa muy trabajada, consensuada y con calidad técnico jurídica, que pretende encajar en el bloque de constitucionalidad el hecho de que los recursos contra las normas fiscales vascas sean enjuiciadas por el Tribunal Constitucional, como las demás", dijo Ricardo Gatzagaetxeberria (PNV). La socialista Miren Gallastegui puso el énfasis en negar que la aceptación socialista estuviera vinculada a la negociación presupuestaria del Gobierno con el PNV.

El popular Antón Damborenea se mojó al pedir "el voto afirmativo de todos" a sabiendas que iba a quedar desairado por el portavoz del PP en el Congreso, Arturo García Tizón, cuando anunció que no votarían a favor, contradiciendo el aplauso que su grupo dispensó a Damborenea, y que luego éste no correspondió. Ignacio Astarloa, José Eugenio Azpiroz y Alfonso Alonso, salieron del hemiciclo acompañados por la portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría una vez terminó García Tizón. Después llegó el "no".