El capitalismo funeral
El mundo es un lugar lleno de niebla, y de bultos por tanto. Necesitamos líderes porque los líderes ven en medio de la bruma. Un líder carismático puede arrastrarnos a la santidad, al consumo, a la guerra, a la gastronomía o a la ópera. Hay líderes de todos los tamaños y para todos los gustos. Con decir que Berlusconi es uno de ellos, está dicho todo. Por lo general, los líderes, como los médicos, se especializan en la visión de un bulto concreto. Unos distinguen en medio de la niebla a Dios, otros al hombre nuevo, muchos ven el final del mundo o el final de la crisis o el advenimiento de una nueva era Berlusconi, por insistir en el ya citado, ve mujeres desnudas.
Los señores de la foto son dos líderes. El de la parte inferior se llama Brufau y es un adalid (qué rayos significará adalid) del capitalismo. El de la superior se llama Chávez y es un campeón del socialismo (a veces, la revolución y la contrarrevolución viajan en la misma limusina al modo en que la vida y la muerte viajan dentro del mismo cuerpo). Brufau y Chávez salen de una librería donde el socialista, que acaba de descubrir en su país una bolsa de petróleo gigantesca, le ha preguntado al capitalista: ¿Qué vamos a hacer con tanto gas? Ya veremos, ha respondido astutamente el capitalista. El libro que enarbola el socialista se titula El capitalismo funeral, y es de nuestro querido Verdú. Chávez lo ha comprado por el título, ya que los editores capitalistas saben cómo atraer a los ingenuos lectores socialistas. Brufau no salió con ningún libro en la mano porque no tenía nada que demostrar al personal.
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